27. Indirectas y cambios.

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Oí mi móvil sonar a mi lado, y me giré para ver a una totalmente tranquila Diana, la cual no parecía inmutarse en lo más mínimo ante el sonido del aparato. Suspiré, y moví mi mano sobre mi mesa de noche para apagar mi móvil.

Cuando lo alcancé, miré la pantalla y vi que era una llamada. Era Chris.

Pulsé el botón de contestar y me llevé el móvil a la oreja, aún algo cansada.

— Estas no son horas para llamar, Parker. Son la una de la tarde. — me quejé, con voz ronca.

— ¿Te he despertado? Vamos, no puedes estar durmiendo a esta hora. — le oí decir, y bufé. — Como sea, al grano. ¿Te apetece quedar esta tarde?

— ¿Me estás pidiendo una cita? — pregunté, y arqueé una ceja.

— No, no es exactamente eso. Es una no cita, ya sabes, como amigos. — respondió, y me levanté de la cama.

— Vale, ¿a qué hora? — pregunté, siendo lo más amable que podría ser alguien que acababa de despertarse.

— A las dos y media, iré a buscarte a tu casa. — indicó.

— Qué caballeroso. — bromeé, mientras buscaba algo en mi armario que ponerme. — Espero que vengas a recogerme en caballo y vestido con un traje azul también.

— Oh, cállate. Nos vemos después. — se despidió, y colgó.

Finalmente me puse una sudadera y unos vaqueros junto con unas deportivas. Ya que iba a ser una cita como amigos, decidí vestirme informalmente.

Entré al baño, me hice dos trenzas en el cabello y hice todas mis necesidades antes de lavarme la cara.

Me coloqué en frente del espejo y fruncí el ceño.

No, definitivamente no soy de las de arreglarse.

Salí del baño, bajé a la cocina, llené una taza de leche y alcancé unas galletas del armario.

— Buenos días, Annie. ¿Has quedado con alguien? — preguntó Diana, entrando en la cocina.

— Sí, voy a ir a una no cita con Chris. Avisa a mi hermano. — ella asintió, sonriendo de lado, y la golpeé en el hombro.

Me senté, dispuesta a desayunar y, justo cuando terminé de masticar mi última galleta, sonó el timbre.

Me levanté, fui a abrir la puerta y vi a Chris con una bolsa en la mano, sonriendo.

— Hay galletas, chocolate y dulces. Las palomitas del cine están muy malas, así que he comprado yo mismo el aperitivo. — explicó, entregándome la bolsa.

— Acabo de desayunar, Chris. — reí, y acepté la bolsa. — Pero gracias, en serio.

Salí de mi casa después de despedirme de mi mejor amiga, cerrando la puerta detrás de mí, y nos dirigimos a su coche.

Me senté en el asiento del copiloto y cerré la puerta, sonriendo de lado.

— Oye, bonito coche, intento de chico malo. — bromeé, y le miré.

— Anda, cállate Annie. — fue su respuesta, y arrancó el coche.

Reí y volví mi vista a la ventana, observando cómo mi casa se quedaba atrás.

***

Llegamos al cine, Chris aparcó en un sitio cerca de éste, bajamos y bloqueó el coche.

Caminamos en dirección al cine, y nos dirigimos a comprar las entradas.

— ¿Podemos ver "Bajo la misma estrella"? — pregunté, y hice un puchero.

No soy tu princesa.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora