— De acuerdo. — respondió Annie, y se pasó un mechón de pelo detrás de la oreja. — Simplemente sé tú mismo.
— ¿En serio, Annie? ¿No recuerdas lo que pasó la última vez que fui yo mismo? — pensó unos segundos.
— Vale, tienes razón. Bueno, pues sólo sé sincero con ella. — suspiré.
— ¿Y qué le digo?
— No lo pienses demasiado, tan sólo dí lo que sientes. — repitió sonriendo, se levantó y se fue a su cuarto.
No, no es buena ayudando.
Me tumbé sobre mi cama y me tapé con las sábanas.
Apoyé mi cabeza en la almohada y cerré los ojos, intentando olvidarme de eso por un tiempo.
***
— No creo que se haya enfadado contigo. — concluyó Chris, el cual estaba sentado a mi derecha, al terminar de contarle lo que pasó el día anterior.
— Lo sé, pero fui un idiota, no puedo evitar sentirme mal. — le pasé la hoja de deberes que me había prestado y suspiré.
Miré en dirección a la pizarra, debido a las constantes llamadas de atención de la profesora, y fingí prestar atención.
Cuando se dio la vuelta, volviendo a mirar la pizarra, agarré mi bolígrafo y dibujé cosas aleatorias en mi cuaderno, tratando de distraerme.
— James, ¿qué se supone que significa "Jylar"? — susurró Chris, mirándome.
Volví mi vista a mi cuaderno lleno de esa extraña palabra escrita por toda la hoja, la arranqué y hice una bola con ella.
— No lo sé. Qué cosas tiene la vida, ¿verdad? — reí, a lo que el otro rodó los ojos.
Sonó el timbre del recreo, me levanté y salí de mi clase rápidamente, dispuesto a buscar a Annie.
No pasaron apenas cinco minutos, cuando la encontré al lado de su taquilla, acompañada de Diana.
Suspiré, aliviado de que no estuviera Skylar con ellas, y me acerqué.
— Hola, Diana. — saludé, y sonrió en respuesta. — Annie, ¿ha venido Skylar?
— Sí, pero la hemos visto entrar en el baño. No creo que vaya a ir al recreo hoy. — respondió.
Me mordí el labio inferior y miré hacia otro lado. Empezamos bien.
— Intenta hablar con ella a la salida, puede que vaya sola, ya que nos lleva evitando todo el día. — sugirió Diana, y asentí.
Me dirigí al patio, me senté al lado de Luke y abrí mi mochila, agitado. Cosa que el resto de mis amigos no pasaron por alto.
— ¿Qué te pasa, Jay? — preguntó uno de mis amigos.
Está bien, James. No puedes seguir con esto. Es ahora o nunca.
— Chicos, no puedo seguir haciendo esto. — anuncié, levantando la cabeza, y todos me miraron.
— ¿Por qué? Llevamos haciendo esto desde que empezamos secundaria. — empezó a decir otro.
— Lo sé de sobra. Pero ya he terminado con esto. Jugar con los sentimientos de las chicas ya no es divertido. — insistí, y miré hacia otro lado, donde acababa de venir Skylar. — Y menos cuando eres tú el que cae en tu propio juego.
Chris me dedicó una sonrisa de ánimo, y puso una mano sobre mi hombro.
— De acuerdo. — asintió el mismo chico de antes, y sonrió también. — Ve a por la chica, Smith.
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No soy tu princesa.©
Teen Fiction"― Yo de ti no jugaría a fútbol. ― dijo, acercándose más a mí, de modo que tuve que levantar un poco la cabeza ya que era unos siete centímetros más alto que yo. ― Se te podría romper una uña. Fruncí el ceño y me mantuve firme, mirándole a los ojos...