Me levanté, cogí un juego del armario y miré a Chris.
― ¿Te apetece jugar? ― dije, enseñándole el disco.
¿Realmente había dicho eso? ¿Iba a dejar que esa cosa tocara mi preciada consola?
― Como quieras, pero te voy a ganar. ― sonrió orgullosamente.
¿Y además me menospreciaba por ser una chica?
― Eso ya lo veremos. ― hice lo mismo.
Empezamos a jugar, y, como era de esperar, le dí una paliza.
Dejó caer el mando al suelo mientras gruñía, y no pude evitar reírme de su desgracia.
― Verás, te he dejado ganar. ― dijo, mientras se reía.
― Pues claro, y yo soy un ángel. ― dije sarcásticamente. ― Admítelo, se me dan bien los videojuegos. ― me miró y sonrió de lado.
― Ni en un millón de años.
― Está bien, guarda tu dignidad, intento de bad boy. ― respondí, dispuesta a levantarme, pero antes de que pudiera dar un paso, sentí que me agarró del brazo y me giré a mirarle.
― Quiero la revancha. ― dijo, y volvió a reanudar el juego.
***
― Tengo que admitir que no se te da del todo mal. ― admitió, era evidente que no podía soportar haber perdido delante de una chica.
Estoy acostumbrada a estar con chicos. Me he criado con ellos, solía ir de pequeña con James a casa de nuestros primos a jugar con la pelota. No tiendo a ponerme nerviosa delante de un chico.
Y obviamente, Christian Parker no era la excepción.
Fui a la cocina, cogí un vaso y lo llené hasta la mitad de zumo, me lo bebí y volví al salón.
Chris estaba con su móvil de nuevo, me senté al lado un poco apartada y encendí la televisión, empezando a pasar canales continuamente. Suspiré; de nuevo, no ponían nada interesante.
― Espera, pon el canal que has puesto antes. ― dijo, dejando su móvil a un lado.
― Es mi casa, es mi televisión y puedo ver lo que quiera. ― dije, sacándole la lengua a modo de burla.
― ¿Así es como tratas a un invitado? Eso no es propio de una señorita. ― dijo con voz de persona mayor, cosa que hizo que me riera interiormente.
Me quitó el control de la mano y lo puso en el lado opuesto al que estaba yo, de modo que no llegaba.
Me tumbé sobre sus piernas para ver si lograba alcanzar el control, pero lo levantó en el aire y empecé a mover los brazos intentando llegar.
― Veo que estás teniendo problemas, enana. ― rió Chris.
― ¡Dame el mando!
― Dame un beso.
― ¡Ni en tus sueños, Parker!
Él volvió a reír y, utilizando el cerebro por una vez, me levanté para quitarle el control, pero él se tumbó sobre el sofá causando que tropezara y cayera sobre él.
Esto no se puede volver peor, ¿verdad?
― Dios, había una cola gigante... ― dijo James nada más entrar, y se paró en la puerta para mirarnos.
Hablé demasiado rápido.
Aproveché la distracción de ambos para quitarle el control y me levanté antes de pasar mis manos sobre mi ropa ―a pesar de que no me había ensuciado en ningún momento― y me dirigí hacia mi hermano. Sonreí y le quité la pizza que llevaba en la mano.
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No soy tu princesa.©
Novela Juvenil"― Yo de ti no jugaría a fútbol. ― dijo, acercándose más a mí, de modo que tuve que levantar un poco la cabeza ya que era unos siete centímetros más alto que yo. ― Se te podría romper una uña. Fruncí el ceño y me mantuve firme, mirándole a los ojos...