37. Te quiero, idiota.

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ANNIE'S POV.

Aún no me lo podía creer.

Chris está enamorado de mí.

Y yo jamás me había dado cuenta, es más, no había sido capaz de decir nada.

Después de lo ocurrido, Chris se fue sin decir nada más, y no le volví a ver en todo el día. No entendía nada.

Me dejé caer en el sofá junto con un bote de helado de Oreo y encendí la televisión para ver cualquier cosa que enseñaran a esa hora.

Definitivamente, fui yo la que actué como una idiota el día anterior. Y lo peor, era que ni yo sabía cómo me sentía.

Mi móvil vibró mostrando que tenía un mensaje de Diana, a lo que lo abrí, deslizando mi dedo índice por la pantalla perezosamente.

De: Naranja.
Hora: 17:34.

"¿Te ha pasado algo con Chris?"

Sentí un nudo en la garganta. ¿Ella sabe de esto?

De: Annie.
Hora: 17:35.

"¿Por qué lo preguntas?"

A los segundos, mi pantalla volvió a iluminarse de nuevo.

De: Naranja.
Hora: 17:35.

"No sé, ayer se fue del instituto antes y me lo encontré, pero hizo como si no me conociera."

No respondí al mensaje, apagué mi móvil y lo dejé sobre la pequeña mesa que estaba en frente del sofá.

Me llevé otra cucharada de helado a la boca mientras observaba cómo la relación de los dos protagonistas de la serie se desmoronaba a la velocidad de la luz.

Como era de esperar, mi hermano estaba en casa de su novia, mientras yo estaba tumbada, comiendo helado y viendo telenovelas, porque no enseñaban nada más en la televisión.

Annie, pareces una adolescente con problemas amorosos deprimida.

Nadie ha preguntado tu opinión, imbécil.

Es la verdad, lo sabes, y te duele.

Mi discusión mental fue interrumpida por el sonido del timbre, y suspiré.

Dejé el bote de helado sobre la mesa, me levanté del sofá y fui a abrir la puerta.

Nada más abrir, recordé el hecho de que estaba vestida con un pijama de Batman y mis preciadas zapatillas de conejos, más mi pelo recogido en una especie de moño.

— Hola, Annie. — saludó Chris, con un hilo de voz, y no supe muy bien cómo reaccionar, a lo que opté por no reaccionar en absoluto. — ¿Puedo pasar?

— Sí. — respondí rápidamente y sin pensar, y entró sin apartar la vista de sus manos temblorosas.

Le miré mientras caminaba por mi salón, seguramente pensando en algo, sin levantar la mirada del suelo ni un segundo.

— Antes de nada, Annie, yo... lo siento por lo de ayer. — levantó la cabeza y me miró a los ojos. — Lo siento muchísimo. Lo sé, me dejé llevar demasiado por mis emociones, no sé qué mosca me picó y...

— Chris. — le interrumpí, y me acerqué a él.

Sentí su aliento a menta fresca chocar contra mi cara y separé mis labios, tratando de decir algo.

— Lo siento, esta vez, he sido yo la idiota. Sólo estaba pensando en mí misma y en que no quería que me hicieran daño. Y, la verdad es que debería olvidar lo que me pasó con Aaron. — sonreí. — No voy a dejar que eso me impida estar con mi idiota favorito.

No soy tu princesa.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora