La elegida

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Avanzé por un pasillo oscuro hasta que me encontré con una muralla rodeada de serpientes, claro no eran reales. Supuse que debía hablar en parsel y las serpientes comenzaron a moverse dando espacio a una, y la gran muralla se abrió.

Me adentré a un pasillo bastante ancho rodeado de grandes serpientes, el piso estaba mojado y al fondo había un gran mural con la boca de una serpiente, lo que llamó la atención y por lo que salí corriendo fue por lo que se encontraba debajo del mural, una niña con piel blanca y el cabello negro se encontraba tirada en el piso.

-Deby, Deby.-La sarandié pero no tube respuesta, sus ojos estaban cerrados, y sus labios no tenían el color habitual, su piel estaba fria y llena de sudor.-Deby, por favor, despierta.

-No lo hará.

Dijo una voz a mis espaldas, era un muchacho alto, de pelo negro. Lo raro es que los contornos se veían borrosos, pero de inmediato supe quien era.

-¿Tom Riddle?-Asintió con la cabeza con una pequeña sonrisa.-¿Qué quieres decir? ¿Por qué no despertara? No esta muerta, ¿verdad?

-No, aún está viva.

-¿Eres un fantasma?-Pregunté confundido. Él habia estudiado en Hogwarts hace cincuenta años, ¿qué hacia aquí?

-Soy un recuerdo, guardado en un diario durante cincuenta años.-Señaló un diario que estaba tirado en el piso, el diario que encontré en el baño de Myrtle.

-Tienes que ayudarme Tom. Tenemos que sacarla de aquí, hay un basilisco y puede llegar en cualquier momento.

-No vendrá si no se lo llama.-Dijo dando vuelta a mi varita entre sus manos.

-Dame la varita, podría necesitarla.

-No la necesitaras.

-¿A qué te refieres?

-He esperado durante mucho tiempo este momento, Harry Potter.-Dijo ignorando mi pregunta.-Queria verte, hablar contigo.

-Podemos hablar en cualquier otro momento, estamos en la Cámara Secreta, debemos irnos.

-Hablaremos ahora.-Nunca perdió esa sonrisa tipica de un Slytherin.

-¿Cómo llegó Deby a este estado?-Pregunté despacio, ya que queria hablar, que conteste mis preguntas.

-Es una historia interesante.-Dijo entusiasmado.-Digamos que la dulce Deby está asi porque le abrió su corazón a un completo extraño.

-¿De qué hablas?

-Hablo del diario, de mi diario. Deby a estubo escribiendo en él a lo largo de todo este año, contandome todas sus penas. Es artante tener que escuchar las tonterias de una niña de once años, pero me armé de pasiencia, fui comprensivo y con el tiempo Deby me adoraba. Fingí ser su mejor amigo.-Se rió cruelmente.-Si te soy sincero, siempre le fasino a la gente me conviene, por lo que Deby me abrió su alma, y era exactamente lo que yo queria. Empecé a alimentarla con mi propia alma.

-¿Por qué te convenía Deby?

-¿Todavia no lo adivinas?-Dijo soltando una carcajada.-Deby abrió la Cámara de los Secretos. Ella le torció el cuello a los gallos del colegio y pintó los mensajes de las paredes. Ella hizo cada uno de los ataques.

-No...-No podía ser cierto.

-Si.-Contestó con naturalidad.-Por supuesto, ella no sabia lo que hacia. Digamos que estaba dentro de un transe. Fue muy divertido ver sus anotaciones de preocupación. Le llevó bastante tiempo dejar de confiar en el diario, comenzó a sospechar de su poder, y se quizo deshacer de él. Y entonces tu lo encontraste, y nada pudo hacerme más feliz. De todos, tu lo encontraste, la persona a la que queria conocer.

La Heredera de SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora