El Callejon Diagon 1/2

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Escuché el sonido de mi despertador y abrí los ojos lentamente. Bufé y volví a meterme entre las savanas pero el maldito despertador no dejo de sonar.

Me levanté de mala gana, tomé el despertador y lo estrellé en el suelo. Sonreí victoriosa y volví a acostarme.

Cerré los ojos cuando escuché que alguien tocaba la puerta, gruñí y lo ignoré.

-Deby-llamó Zack tras la puerta

-No está aquí-le contesté con la voz cansada

-Deby, ya llegó Dumbledore-dijo mi hermano

-¡Qué me dejes en...!-iba a protestar cuando entendí lo que dijo-¿¡Qué!? ¿¡Ya llegó!?-salté de la cama y aún en pijama me dirigí hacia abajo-Dumbledore lo siento tanto por...-comenzé en disculparme por no estar lista pero el anciano profesor no estaba allí-¿Dumbledore?

En ese momento Zack bajó por las escaleras con una sonrisa maliciosa

-¿Dónde esta Dumbledore y por qué tienes esa sonrisa cinica en tu cara?-le pregunté cruzándome de brasos

-¿No se puede estar feliz?-preguntó sin quitar esa sonrisa de su rostro

-Zack-lo reté con un tono serio para que entendiéra que no estaba de bromas y que quería que me contestara

-Contestando a tu pregunta, Dumbledore no esta aquí, lo dije para que te levantaras y la sonrisa es porque mi plan salió bien

-Muérete-gruñi furiosa

-¿Sí sabes qué no se le desea la muerte a nadie, verdad?-se cruzó de brasos. Rodé los ojos y me dirigí a mi habitación.

Me metí a la ducha, dejando que el agua caliente se deslizára suavemente por mi cuerpo. Me puse shampoo y acondicionador, lo enjuagué y salí. Envolví mi cuerpo y mi cabello en una toalla y me dirgí a mi armario.

¿Qué rayos se supone que usan los brujos?

Como no tenía idea, me puse unos jeans oscuros con una remera cruzada de color negra con letras blancas y unas botas negras.

Me dirgí al tocador, sequé mi cabello negro, y lo alzé en una cola de caballo. Apliqué deliñador a mis ojos verdes y un poco de sombra. Me miré dudosa al espejo cruzandome de brasos, me encogí de hombros y bajé.

Zack ya había preparado el desayuno, huevos revueltos con jugo de naranja.

-¿A qué hora pasará Dumbledore por tí?-preguntó mi hermano mayor

-A las 2:00 p.m-le contesté tragando un bocado

-Esta bien, asegúrate de estar lista a tiempo-asentí tomando de mi jugo de naranja

Cuando acabé puse las cosas en el fregadero. Miré la hora, 10:47 a.m

Tomé una manta, me senté en sofá y encendí la televisión.

(...)

-¡No, Bruno! ¡No entres ahí! -grité desesperada, estaba viendo El Niño Con El Pijama De Rayas. Siempre sufría con esta pelicula. Le supliqué a Bruno que no entrará pero, como ya esperaba, entró al campo de concentración.-No puedo seguir con esto-apagué la televisión, guardé la manta y me dirigí arriba.

Fuí hasta mi habitación, tomé mi cuaderno de dibujos y salí al patio trasero. Llegué hasta mi casita del árbol y subí.

Cuando estube arriba me puse a examinarla, estaba muy vieja, hace años que no venía. Me senté en el suelo de madera, y comenzé a dibujar. No sabía bien que era, solo dejé que el lápiz hiciera su trabajo.

La Heredera de SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora