Una serpiente pelirroja

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-¿Para qué quieres poción multijugos?-Me preguntó Severus Snape con esa voz desesperante. Me encontraba en su despacho en la hora del almuerzo por lo que mi estomago rugía de hambre.
-Es que... quiero probar si funciona con animales.

-No funciona, Smith. Ahora, ¿por qué no va a almorzar? Pareciera que hay un huracán en su estomago.-Dijo levantandose del escritorio.

-Pero en verdad me interesa estudiar ese tema.-Dije siguiendolo torpemente.

-Es tema de sexto.

-Pues, pociones es mi vocación, y de verdad me gustaria estudiar avanzadamente su asignatura...

-¡Basta!-Dijo dandose vuelta de repente.-Señorita Smith, no nací ayer. ¿Contra quien es esto?

¿Puedo confiar en Snape? Es cierto que compartimos el mismo odio, pero a fin de cuentas es un profesor, y espera lo mejor de los alumnos de su casa.

-Contra Harry Potter.-Dije con la voz segura y una sonrisa maligna. Pareció pensarcelo por un momento hasta que dijo:

-Sígueme.

Caminamos hasta un armario que tenía en su despacho, el cual solo lo abria él cuando estabamos en clase. Revolvió unos frascos hasta que por fin sacó uno pequeño con una sustancia espantosa dentro.

-Espero que seas prudente, Debora.

-No se preocupe.

(...)

Vertí los cabellos pelirrojos de Ginny Weasley en la poción y la tragué rápidamente sin respirar. Estaba vestida con ropa particular, puesto que era viernes en la tarde.

Me dirigí a la torre Gryffindor y esperé pacientemente que llegue un león y abra la puerta.

-¿Que haces aquí, hermanita?-Dijo uno de los gemelos Weasley.

-Olvidé la contraseña.

-¿Dónde tienes la cabeza?-Dijo el otro gemelo sacando su cabeza de atrás de su hermano.-¿Entiendes? La cabeza.

-Si...-Dije dudosa.-Como sea, ¿cuál es la contraseña?

-Winguardium Leviosa.-La Dama Gorda nos abrió el retrato y entramos a la Sala Común de Gryffindor. No se parecía en nada a la de Slytherin.

Esta era mucho más acojedora, mucho más iluminada y mucho más alegre. Subí a las habitaciones cuidando que nadie me viera, y busqué la habitación de Potter.

Cuando entré empecé a revolver todo desesperada buscando el diario, de todas las personas que viven en este castillo, ¿justo él lo tenía que encontrar?

No es que me complaciera recuperar el diario, pero no puedo arriesgarme a que Tom le cuente todos mis secretos, sobre todo que yo soy 'La Heredera de Slytherin'.

Empecé a detrozar partes de las camas por si lo escondió debajo de alguna, finalmente opté por buscar en los bolsos.

¡Bingo!

Lo encontré en uno debajo de su cama. Salí corriendo sin que nadie me viera, y escondí el diario debajo de mi blusa.

Tragué saliva mirando el diario, no quiero volver a lástimar gente, no quiero hacer nada malo otra vez. La poción dejó de hacer efecto cuando mechones verdes calleron en mi cara.

-Vaya, vaya.-Dijo una voz a mis espaldas.-¿Debora Smith entrando a la Sala Común de Gryffindor difrazada de un león? Esto no debe ser nada bueno.

-Cedric.-Apreté los labios volteandome.

-Deby, ¿debo preguntarte que hacias allí dentro?

-No es de tu incumbencia, Digory.

La Heredera de SlytherinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora