Capitulo 7

823 51 0
                                    


-¡Detrás de tí! -Grita mi hermano alarmado.-

Estábamos en la calle en la que vivíamos hace unos años atrás, rodeada de árboles naranjas debido al otoño que comenzaba a caer sobre Londres.

-¿Qué? - Pregunto volteando rápidamente y siento un dolor en mi estómago.-

-¡Emma! -Volvió a gritar, pero su voz se oía lejana.-

Llevo mi mano hacia la zona adolorida y ésta se tiñe de un rojo oscuro a la vez que un desgarrador pinchazo se siente en mi corazón y mi vista se vuelve borrosa para que luego mi cuerpo se desplome contra el duro pavimento.

-¡Emma! -Llama alguien y despierto de repente saltando de la cama.-

Siento que mi cuerpo está ardiendo en llamas y gotas caen por mi rostro mientras que mi ropa está completamente empapada.

-Emma, ¿me oyes? -Preguntó alguien de nuevo y deduje que era S.-

-S-sí. -Dije entre titubeos notando como mi pecho subía y bajaba rápidamente.-

Sentí su fría mano impactar contra mi frente y palmear reiteradas veces contra ella.

-Estás volando de fiebre. -Afirmó tomando mi rostro entre sus suaves manos.- No hagas ruido, ¿de acuerdo? -Preguntó buscando mi mirada y cuando por fin decidí hacer contacto con la de él, asentí.-

Apartó las sábanas que estaban aferradas a mi cuerpo y me cargó cuidadosamente en sus brazos.

-Sujétate de mi cuello. -Susurró abriendo la puerta con su pie.-

Obedecí agarrando en un puño su remera a la altura del hombro y comenzó a caminar escaleras arriba. Había otro pasillo aún más largo que el de la planta baja y abrió con su pie otra puerta, dejando a la vista un baño.

Lentamente me recostó en la bañera y abrió el grifo de agua fría dejando que todo mi cuerpo se moje a la vez que cerraba la puerta y colocaba la traba, para luego arrodillarse a un lado de la tina y apartarme el cabello que caía tapándome el rostro.

Sentí como mi espalda iba relajándose con el contacto del agua y tuve que sostenerme de los fríos bordes de la bañera para no resbalar, sentí la cálida mano de S sobre la mía haciendo presión para que no cayera. Sus dedos comenzaron a acariciar lentamente mi piel y dirigí mi vista a él, que me observaba detenidamente.

-¿Te sientes bien? -Preguntó estirando su mano para cerrar el grifo.-

Asentí dejando ir un suspiro pesado y sentí la mano de S enredándose en mí ante brazo para jalarme hacia arriba y ponerme de pie.

-¿Todo en orden hermano? -Preguntó Tom golpeando la puerta.-

Ambos saltamos en el lugar debido al repentino golpe, a lo que él me indicó colocando su dedo índice sobre sus rosados labios que hiciera silencio.

-Sí, sólo tomé un baño. -Respondió S rápidamente.-

-De acuerdo, buenas noches. -Saludó y luego se oyó una puerta cerrarse.-

-De hecho son las tres de la mañana. -Susurró él frente a mí antes de ayudarme a salir de la ducha.- Voy a ir por tus cosas, siéntate allí. -Agregó señalando una pequeña banqueta en la esquina del baño.-

Al cabo de unos segundos volvió a ingresar sigilosamente y dejó mi mochila en el piso para que me cambiara ya que acababa de mojar la única muda de ropa que traía.
Todo seguía aquí dentro, menos mi teléfono.
Había olvidado el hecho de haber guardado un pijama y más ropa, asique me decidí por algo con lo que pudiera dormir cómoda, un par de pantalones negros holgados y una camiseta blanca con una estrella dorada en el medio.
Por último, armé un rodete rápido con mi cabello y golpeé levemente la puerta para que supiera que estaba lista.

-¿Qué hago con esto? -Pregunté una vez que entreabrió el elemento que nos separaba mientras que sostenía la ropa mojada en mis manos.-

-Tú baja las escaleras con cuidado y yo pondré a secar eso. -Susurró de vuelta algo agitado tomando el pilón a la vez que abría el gran bloque de madera.-

Hice lo imposible posible; intenté bajar las escaleras con todo a oscuras sin hacer ruido.

Ingresé nuevamente al cuarto y me recosté en la cama sintiendo mis sienes palpitar de nuevo con menos fuerza que antes.
Noté que las sábanas eran otras y que un pequeño rayo de luz natural se filtraba a través de una fina línea entre dos maderas que obstruían la vista desde la ventana.

Estaba tan concentrada en eso que no había notado la presencia de S en la habitación hasta que se acercó al lugar del que provenía la luz y comenzó a hacer presión entre ambas maderas hasta quitar una pequeña parte e inmediatamente más luz cayó en la habitación.

Observé sus ojos por unos segundos, eran completamente bellos y brillantes, de un verde puro, al igual que él lo era conmigo.
Giró de vuelta hacia mí y me hice a un lado en la cama para que pudiera sentarse. Tomó una pequeña toalla blanca y la colocó sobre mi frente caliente. Aún sentía una fina capa de sudor en mi cuerpo y así iba a ser hasta que la fiebre bajara por completo.

-Sabes, me arrepiento mucho de haber sido rudo contigo. -Comenzó presionando el paño contra mi rostro con suavidad.-

-No has sido rudo. -Respondí con la voz quebrada.- Hasta ahora has sido el que más amable me ha tratado, S.

-Aún puedes irte Emma. -Reiteró con una pizca de dolor luego de un momento de silencio.- No es tarde, puedes hacerlo.

-Créeme que por más que quisiera, no podría, algo me dice que debo quedarme aquí.

O tal vez seas sólo tú lo que me retiene aquí y no me deja escapar.

-Prometo protegerte, nadie sabe lo que puede llegar a pasar. Ni a tí, ni a ninguno de nosotros. Aunque estoy seguro de que Mendes no te quitará los ojos de encima. -Dijo riendo al final.-

-Es un buen amigo. -Respondí sonriendo.-

-Claro que lo es. -Afirmó rotando el pequeño pedazo de tela.-

Me concentré en los múltiples tatuajes en sus brazos, había demasiada tinta junta como para decir qué era cada cosa, aunque había un gran espacio cerca del dorso del mismo entre lo que creo que es un pequeño candado hasta un enorme barco cerca de su hombro izquierdo.

Cerré los ojos cuando noté las diminutas ojeras bajo sus esmeraldas y sentí lástima por él y el hecho de que estuviera aquí porque la misma persona nos destruyó la infancia. Yo tenía sólo doce años cuando esto pasó, no sé ellos, pero tenía curiosidad.

-Creo que estoy mejor.-Mentí abriendo los ojos de nuevo para mirarlo.-

-Pero tu frente sigue ardiendo Emma. -Dijo retirando el paño para remplazarlo por su mano.-

-Te juro que estoy bien. -Intenté sonreírle sin que todo mi cuerpo doliera.-

Hizo de la pequeña toalla un bollo en sus manos y luego colocó un brazo a un lado de mi cabeza. Su rostro se acercó al mío y cerré los ojos con presión a la vez que sus suaves y cálidos labios impactaban con mi sudorosa frente para depositar un beso allí.

-Estaré en la habitación de al lado,-susurró contra mi piel.- sólo ven si necesitas algo. -Agregó antes de levantarse y desaparecer por el marco de la puerta.-

Liberé todo el aire que estaba conteniendo y sentía mi corazón latir desenfrenadamente contra mi pecho acompañado de un insoportable bombeo en mis oídos.
¿Qué rayos acababa de pasar?

Admito que aún me sentía terrible, tanto por mentirle como por él, pero necesita dormir un poco. Después de todo, mis embarazosos chillidos lo despertaron.

Creo que ya me he girado al menos cerca de mil veces en la cama tratando de encontrar una posición cómoda para poder dormir, pero él no me dejaba conciliar el sueño metiéndose en mis pensamientos.

Al diablo con el dolor de cabeza y bienvenida sea la confusión emocional que tiene este lugar.



SHOOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora