Capítulo 1

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¡Ya bajo! –Grité por tercera vez ya que mi hermano parecía no escuchar-

Tomé mi mochila y corrí escaleras abajo para partir hacia la escuela. Había veces en las que Dennis, mi hermano, me alcanzaba o yo tenía que partir por mi cuenta y a pie.

-Al auto o vamos a llegar tarde, enana. –Bufó tomando las llaves para cerrar la casa-

Él nunca estaba ya que se quedaba con sus amigos de la universidad y a veces simplemente se recuperaba de la ebriedad de la noche anterior porque no reconoce su casa. Hay veces en las que realmente dudo de lo que hace, pero a sus veintidós años, debería saber como cuidarse completamente solo.

En fin, subí al auto y condujo por el mismo camino de siempre, pasando por una pastelería que siempre lograba abrir el apetito de todos con aquel particular aroma que había a estas horas de la mañana.

Aparcó a una cuadra de la escuela. Siempre lo hacía, por alguna razón odia que me vean llegar con él. Jamás pude entenderlo, el rencor con profesores o directivos es completamente normal a estas edades.

-Te veo luego. –Saludé bajando del auto.-

-No me esperes, no vendré hoy. –Ladró por la ventanilla-

Volteé rodeando los ojos debido a esas contestaciones crudas que solía darme.

Llegué a la entrada del instituto y mi mejor amigo estaba esperándome junto a la gran puerta gris de la entrada.

-¿Qué tal el fin de semana, Emma? – Preguntó Shawn envolviéndome en uno de sus cálidos abrazos-

-El mío bien, pero, ¿el tuyo? –Pregunté de vuelta observando su cara con el ceño fruncido- Tu cara está repleta de cortes.

-El Rugby jamás fue sencillo y lo sabes. Además, mis amigos juegan sucio y el entrenador no cobra los penales como debe ser. –Dijo sonriendo-

-Claro. –Respondí tirando de la manija a la vez que él sostenía el marco de la puerta para que pasara. Agradecí el gesto y nos dirigimos hacia mi casillero.-

Comencé a hurgar para sacar mis libros y devolverle a Kate los suyos.

-¿Había tarea? –Preguntó Shawn sorprendido-

-De Biología. Tres carillas sobre información del medio ambiente en el sur de Inglaterra. –Afirmé cerrando la puerta.-

-Voy a reprobar. –Se quejó-

-Ten. Saca copias. –Dije apoyando la pequeña carpeta sobre su pecho- Y no lo arrugues o mueres.

-Gracias, pequeña. –Agradeció antes de comenzar a correr por el pasillo hacia la fotocopiadora de la biblioteca-

Me dirigí hacia la cafetería para desayunar algo y allí se encontraba Kate, sentada con mi café sobre la mesa. Corrí hacia ella y la abracé por detrás.

-Gracias por esperarme.

-Llegas tarde. –Rió entregándome el vaso-

-Mi hermano no deja de gruñir, tal vez se convierta en hombre lobo o algo así como que no se detenga. –Dije antes de tomar un sorbo de la caliente bebida.-

Kate abrió la boca para decir algo, pero el canal de noticias nos interrumpe obligándonos a voltear para leer los títulos.

-¡Aparentemente, hay un grupo de personas que están robando armas de unos traficantes y eso está haciendo que se oigan balas todos los días por las noches! –Grita en el micrófono una señora anciana-

-¿Usted sabe algo sobre esto? ¿Puede afirmarnos que son grupos mafiosos? –Pregunta la reportera intentando obtener información-

-Sí, he encontrado paquetes con balas por aquí y a unas cuadras unas pequeñas bolsas con polvos blancos. La policía se encargó de ellos, pero siguen apareciendo.

Volví mi vista a Kate quien reía ante la noticia.

-La señora debe consumir y ser sonámbula, -Ríe comiendo su muffin-

-No seas así. –Reí de vuelta pensando en otro tema de que hablar.-

Al finalizar el desayuno, nos dirigimos a clase, donde Shawn esperaba con mi trabajo entre sus manos para entregármelo con una sonrisa. Tomé asiento al fondo comenzó la clase. Estaba escuchando atentamente cuando un papel aterriza en mi banco. Lo tomo y volteo hacia mi izquierda para intentar localizar al responsable y mi amigo me sonríe a la vez que inclina su cabeza para que lo lea.

-Te acompaño a casa, aún me debes la explicación del nuevo tema de Física. –Murmuré leyendo. Levanté la vista y asentí para seguir con la clase-

Luego de las clases, tenía clases de gimnasia y acabé destrozada. Mi estado físico apesta, no puedo correr ni dos segundos sin agitarme. Soy un desastre.

-¿Cansada, deportista? –Shawn se burló desde la entrada-

-Te callas. –Dije señalándolo con el dedo índice-

Comenzamos a caminar por una calle distinta a la que estoy acostumbrada, pero de todas formas llegabas, era una especie de atajo.

Cuando abrí la puerta, pude divisar que mi hermano no estaba, tal cual había dicho. Ingresamos y nos empujamos para llegar primero a la cocina. Siempre peleábamos por quien comía los cereales primero y, ya que Shawn me gana por unos centímetros en altura, gana él.

Subimos las escaleras con la caja de cereales y se sentó en mi cama.

Mientras él preparaba sus libros y carpetas, yo ordenaba mi ropa sobre la silla a la vez que observaba su rostro.

-Shawn, -Lo llamé y sus ojos se encontraron con los míos- debes hacerte ver esos cortes. Aún siguen rojos.

-No te preocupes, me ha pasado antes, se curarán solos. –Dijo despreocupado.-

-No, no lo harán. –Escupí con tono autoritario.- Lo siento. –Me disculpé bajando la cabeza.-

-Bien, sólo porque pareces mi madre. –Dijo llevando su mano llena de cereales a su boca.-

Un silencio se apoderó la habitación hasta que él se removió en su lugar.

-¿Has oído sobre los disparos Emma? –Preguntó a la vez que su voz temblaba-

-Sí, en la cafetería. ¿Sabes que pudo ser?

-No. –Negó rascando su nuca- Si alguna vez te sientes asustada, cuenta conmigo, ¿de acuerdo?

Reí bajando la cabeza enredando una remera en mi mano para luego lanzársela justo en el rostro.

-¿Y eso? –Preguntó entre risas-

-Juegas Rugby, no eres de la gendarmería. –Respondí tomando la remera que arrojé anteriormente-

Me senté frente a él en mi cama y comencé a explicarle sobre los temas que no entendía para luego quedarse a cenar conmigo. Pedimos una pizza ya que no había señales de mi hermano y tampoco contestaba su celular.

Alrededor de las diez y media, Shawn, se fue dejándome sola en la casa, por lo que corrí hacia todos lados cerrando y trabando las ventanas. Sabía que nada iba a pasarme, pero así era más seguro para mí.

Salí del baño, me cepillé los dientes y prendí la luz de mi habitación. Observé las fotografías en las que Kate, Shawn y yo aparecíamos y sonreí agradecida de tenerlos luego de estos seis largos años.

Me acosté mirando el techo hasta que comencé a sentir como el sueño se apoderaba de mí y apagué las luces. Al hacerlo, una serie de disparos se oyó a pocos metros de la casa.

Eso no era normal y significaba que estaban cerca.



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