Capítulo 37

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Luego de haber pasado dos días más de tortura hospitalaria, al fin me darían el alta por la tarde.

Pude observar mi herida con más detalle y era un pequeña, pero un asco; no puedo ni describirla, es extraña. En fin, Harry pudo dormir en paz junto a mí y hasta se hizo amigo de una enfermera de cincuenta años que siempre cenaba con él en la cafetería. Los chicos me habían visitado algunas veces en el horario disponible y me habían llevado a otra área que no era de cuidados especiales. No extrañaría nada de este entorno fuera de las enfermeras amables y amistosas.

Luego de horas de manejo y risas, Harry y yo llegamos a la casa y los chicos tenían cosas en cajas, bolsos en el living, entre otras.

-¿Se van? -Pregunté colgando mi abrigo en el perchero de la entrada.-

-Nos vamos. -Corrigió besando mi mejilla.- Llevaremos las cosas a otra casa mañana a la madrugada y luego vendremos por tí, solo en caso de que nos atrapen o nos vean.

-No hay problema, pero, ¿hay otra casa más? -Pregunté subiendo las escaleras con Harry detrás de mí.-

-El abuelo de Niall solía rentarla para ganar dinero, asique nosotros le pagaremos. -Explicó cerrando la puerta mientras que yo tomaba asiento en el extremo de la cama.-

-Había extrañado la comodidad del colchón. -Gruñí recostándome con los brazos abiertos.- Siento como mis vértebras van acomodándose.

-No entiendo cómo la gente puede adorar el hospital. -Rió recostándose a mi lado.-

-¿Por la comida tal vez? -Dije irónica.- Aquel budín de chocolate era excelente y ahora tengo hambre. -Reí haciendo pucheros.-

-¿Por qué no duermes Emms? -Sugirió apartando el cabello que estaba ocultando parte de mi visión para colocarlo detrás.- Son las seis, puedo despertarte para cenar si quieres.

-Sí. -Suspiré acomodándome sobre su pecho.- ¿Te quedarás?

-Creo que no tengo opción. -Rió acunándome contra su pecho.- Duerme bien ángel.

-Igual tú. -Reí colocando mi cabeza sobre su corazón para oír sus lentos latidos que calmaron mi cuerpo rápidamente.-

-¿Siempre? -Masculló enredando sus brazos en mi cintura.-

-Eternamente. -Susurré de vuelta y besó mi frente.-

Al fin estaba cómoda, calentita y en casa, en doble sentido. Todo había terminado, estaríamos juntos tal y como lo habíamos dicho millones de veces; siempre. Después de todo, lo merecíamos aunque él más.

Despierto de golpe y palmeo la cama repetidas veces hasta darme por vencida de que estaba sola. Estiré el brazo hacia la mesa de luz y presioné el botón de bloqueo de mi celular para ver que eran las seis treinta de la mañana.
Salté en la cama y corrí escaleras abajo para encontrarme con la casa vacía. Todo se veía extraño así ya que siempre había cosas de todos, pero en su mayoría de Niall, en el suelo o en los respaldos de las sillas y recordé que Harry no me había despertado para cenar o yo no recuerdo nada.

Me dirigí al baño para lavar mi cara y observar una Emma nueva, tenía color en mi rostro, no había ojeras, heridas ni otra señal de estar mal y por alguna razón, sonreí. Estaba feliz de que seríamos libres, todos, nadie estaría metido en problemas ni esas cosas. Habíamos perdido mucho y hasta personas importantes, pero nos tenemos los unos a los otros, como pedacitos de familias unidas para ser una sola.

Volví a bajar para tomar un vaso de agua y apagar la estufa del living ya que los chicos no tardarían en venir por mí.
En lo que llegué a mi habitación y volví a colocarme el collar de estrella que Harry me había dado y la inicial que Shawn me regaló, ya que en el hospital no me dejaron tenerlos en caso de tener alguna emergencia, oí una puerta cerrarse.

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