Capítulo 13

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~Emma~

Odio la lluvia, pero la odio aún más cuando tengo que caminar y dejar que mi ropa se moje. En este caso no había una tormenta, sino que estaba huyendo de personas dementes que quieren asesinarme para vengar la muerte de un mafioso para el que trabajan y luego arrojarme en algún descampado para no ser encontrada.

Sin embargo, aquí estoy, en el medio de un bosque frondoso que oculta hasta el mínimo rayo de luz junto a uno de los chicos que me había secuestrado, en medio de una misión extraña yendo a un refugio. No me molestaba en lo absoluto estar junto a él, sólo que era incómodo oír ramas crujiendo bajo nuestros zapatos y grillos por todas partes.

-En unos segundos saldremos de aquí, ya casi. -Informó S apartando unas ramas del medio del camino.-

Ingresamos a una parte más oscura y era difícil ver por donde estábamos yendo, y como soy torpe de nacimiento, tropecé con un tronco enorme y caí al suelo, estrellando mi cabeza contra unas ramas.

-Maldición. -Mascullé levantándome.-

-¿Estás bien? -Preguntó S unos metros más adelante.-

-Sí. -Respondí en voz alta a la vez que me levantaba del suelo.- Que asco. -Dije para mí misma quitando lo que creo que era moho de mis pantalones.-

Una llovizna intensa comenzó a golpear en mi rostro, haciéndome sentir incómoda debido al terror que tenía. Corrí esquivando los obstáculos de la naturaleza hasta llegar a S y sujetarme de su brazo con ambas manos, sentí su mirada posarse en mí, pero no hizo ningún comentario.

Pasados unos lagos minutos, salimos a una calle que era doble sentido aunque no pasaba ningún auto, al parecer la casa estaba perfectamente escondida del mundo. Lo seguí mirando hacia todos lados por si un alguien pasaba y llegaba a vernos, así no nos delataría, pero no había movimiento alguno.

-No esperes a que alguien pase por aquí. -Dijo delante de mí.- Ya lo he hecho y, créeme, es una pérdida de tiempo.

No sabía si tomar eso como un hecho o una amenaza de que nunca escaparía de esto, si es como lo muestran las películas, irme me costaría la vida o millones de libras. De todas formas, no quiero escapar de aquí, ellos me contienen más que la gente a mi alrededor, no sé si son mis amigos o qué, simplemente son mejores que los demás.

S corrió para cruzar la calle y le seguí lo más rápido que pude, era más alto que yo y llevaba ventaja con sus largas piernas. Ingresamos a unos callejones con faroles de luz débil y se detuvo a verme.

-¿Vienes bien? -Preguntó apartándose el cabello de la frente.-

Sí, perfecto, tú vas quince millones de metros por delante y yo trato de alcanzarte. Sí, genial.

-Sí. -Asentí apoyando las manos sobre mis muslos para descansar.- ¿Falta mucho aún? -Pregunté secando la lluvia de mi rostro.-

-Algo así, pero no te preocupes, conozco un atajo. -Afirmó reanudando su paso.-

Habíamos cruzado millones de calles y seguía sin ubicarme, es más, creo que estamos perdidos porque él no para de mirar de un lado a otro.

De repente oigo un trueno y mi corazón se paraliza, haciendo que me detenga para mirar al negro cielo iluminado por un rayo que desató una lluvia intensa. Seguí caminando a la vez que toda mi ropa se mojaba debido a la fuerza con la que diluviaba y mis zapatillas comenzaban a rechinar de la cantidad de agua en su interior.
Otro trueno suena y caigo al piso juntando mis rodillas al pecho reposando mi espalda contra una de las duras paredes de cemento. Cada estruendo se volvía más largo y profundo, obligándome a cubrir mis oídos para amortiguar el impacto, pero era imposible.

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