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Ninguno había mirado la carta, le dieron una rápida ojeada y Joseph fue el primero en ordenar.
— A mí tráigame un Broccolini rigatoni.
Rachel, al escucharlo, arrugó la nariz. Y Joseph se dio cuenta.
—Por supuesto. —La mesera le dedicó una coqueta sonrisa mientras anotaba en la comanda.
—Y yo quiero Lasagna rellena por favor -dijo Rachel a la mesera.
—Okay —respondió la mesera sin siquiera mirarla y continuó apuntando—. ¿Y de tomar que te traigo? —preguntó al chico.

Rachel notó la felicidad con la que la mesera lo estaba atendiendo y en sus incesantes miradas; le recordó un poco a la rubia del bar. Sólo que la mesera era morena y no batía tanto las pestañas, pero poco le faltaba . No pudo evitar ponerse celosa. Miró fijamente a Joseph, tenía un aire de chico malo irresistible que volvería loca a cualquiera, aparte del hecho de que era bastante atractivo y sus ojos color miel que hechizaban a todas las que los miraban.
También notó como miraba a la mesera mientras ella le decía las bebidas que tenían. ¿Por qué tenía que mirarla así? Frunció el ceño, pero intentó relajarse, no quería ponerse en evidencia. Desvió su mirada hacia la ventana. Quizá Joseph era un casanova, un rompecorazones, un chico que disfrutaba del sexo, para él sólo existían las aventuras de una noche como la rubia aquella. ¿Alguna vez podría olvidar eso?

—¿Qué quieres de tomar? —preguntó Joseph.
—Una coca-cola, gracias -respondió ella sin siquiera mirarlo. Aunque reconoció que le había sorprendido un poco que la hubiera tomado en cuenta, al parecer había visto la actitud de la mesera hacia ella.
—En un momento les traigo su orden -anunció antes de guiñarle un ojo a Joseph y retirarse.

El sonrió. No podía negar que le gustaba el efecto que causaba en las chicas pero había una en la que al parecer no impresionaba ni tantito: A Rachel. Aún no se explicaba como era que ella no aceptaba salir con él. La miró. Ella seguía mirando por la ventana ¿por qué se hacía tanto del rogar? Y es que Joseph jamas le había rogado a nadie. Ella sería la excepción.
Tosió un poco esperando atraer su atención.
Y lo logró.
Ella volteó a verlo, durante unos segundos que parecieron horas se miraron uno al otro intentando descifrar sus pensamientos mutuamente.

—¿Por qué arrugaste la nariz? —preguntó él finalmente.
—¿De qué hablas?
—No te hagas. Te vi. Cuando pedí mi platillo tú arrugaste la nariz.
—Ah. Bueno, simplemente porque no me gusta el brócoli —reconoció arrugando nuevamente la nariz.
— Y por lo visto, yo tampoco te gusto. ¿Arrugarás la nariz cada vez que me veas?

Ella soltó una risotada.
Lo miró fijamente y arrugó la nariz al mismo tiempo que hacía una exagerada expresión de asco. Él se rió con ella.
En ese momento la mesera llegó con sus bebidas haciendo que los dos se quedaran callados. Esperaron a que la chica se fuera.
Rachel tomó su coca y la destapó, le dio un pequeño sorbo y la colocó de nuevo sobre la mesa. Joe hizo lo mismo con su cerveza.
Joseph esperó un poco para volver a hablar.

—¿Y... tu novio?
Rachel se encogió de hombros.
—En su trabajo, supongo.

La verdad era que no sabía donde demonios estaba su novio. Cuando se despertó él ya no estaba. Lo llamó varias veces al celular pero nunca le contestó.

—¿Supones? —preguntó él un poco confundido.
Ella sólo se limito a asentir.
—¿Nunca te dice a donde va o qué? Pensé que era tan celoso que no te dejaba siquiera asomarte por la ventana.
—Tampoco exageres. Es celoso, sí, pero tampoco es un celópata que no me deja respirar cerca de otro chico.
Joseph enarcó una ceja.
—No estoy muy seguro de eso, pero si tú lo dices...

Rachel puso los ojos en blanco y volvió a mirar por la ventana. Quizá pudiera engañar a Joseph, pero no a sí misma, por supuesto que su novio sufría de celopatía extrema, ¿Cuantas veces no la había casi metido a golpes al auto sólo porque un tipo la había mirado por un segundo apenas? Joder, aveces ella misma pensaba que era un maniático, o que estaba loco, o que probablemente sufría trastorno bipolar. Incluso llegó a creer que sufría de trastorno de identidad disociativa, y más porque había ocasiones en las que Scott hacia cosas que después no recordaba o tal vez sólo fingía amnesia.
Mierda.
Aveces no sabía ni que hacer con él, ni consigo misma.

—Y dices que yo soy quien espía a las personas.
—¿De qué hablas? -preguntó Rachel claramente confundida.
—De que no quitas la mirada de alla afuera.
Ella se ruborizó y volteó a verlo.
—Bueno, mejor platiquemos —dijo ella—. Dime ¿Tienes novia?

Se sintió como una estúpida en cuanto terminó de hacer la pregunta. Después de todo lo que vio —y todo lo que él hizo— ¿acaso iba a tener novia?

—No, no tengo. —Sonrió y se inclinó hacia ella—. Pero estoy en busca de una.
Ella asintió con la cabeza.
—Deberías anunciarte en el periódico —le aconsejó.
—Es una gran idea. Lo haré.
—Sí, y ten en cuenta que debe llamar la atención, para que lleven muchas candidatas. Podrías poner:  "Chico guapo y sexy busca novia, de preferencia rubia. De tetas y culo operados."

En ese momento les trajeron sus platillos. Antes de retirarse la mesera le lanzo una mirada coqueta a Joe —ahora sí batió las pestañas— y tocó su hombro. Se retiró después de murmurar un "Disfruten de su comida". Joe sólo le sonrió y miró de nuevo a Rachel retomando la conversación.

—Entonces...  piensas que soy guapo y sexy.
—Nunca dije eso —repuso ella de inmediato y le dio un sorbo a su coca-cola.
—Lo insinuaste.
—Por supuesto que no.
—No lo niegues, te gusto.
—No tanto como a la mesera. ¿Sabes? Creo que deberías pedirle que salga contigo, es guapa, no está tan operada como tu rubia pero no está mal.
—No es mi tipo.
—¿Las prefieres plásticas?
—¿Qué tienes en contra de mi rubia y las chicas operadas? —inquirió el.

Rachel se molestó al oírlo decir "mi rubia" pero no podía demostrárselo asi que hizo lo posible por calmarse. Comió un poco de sus espaguetis antes de volver a hablar.

—Nada es sólo que si yo fuera hombre las preferiría naturales y no andar tocando puras "bolas duras"
—Pero dejame decirte que esas "bolas duras" excitan mucho.
—¿Excitar? Por favor ¿cómo van a excitar? Yo preferiría la suavidad de unos senos naturales.
- Yo también ¿sabes? Me gustaria tocar el cuerpo de una chica en especial. Se llama Rachel, quizá la conozcas.

No estaba hablando de ella, ¿cierto? Quizá hablaba de otra Rachel. Le dio un trago largo a la coca-cola. No sabía qué demonios pensar, ni qué decir y mucho menos qué hacer. Mierda, ¿así que de eso se trataba todo? ¿Él la veía como un objeto sexual? ¿Algo con qué saciar sus ganas? ¿Alguien que sólo servía para un buen polvo? ¿No sentía nada más por ella que deseo? Joder. ¿Y qué esperaba? ¿Qué le jurara amor eterno?
De pronto se le fue el apetito. Sentía su estómago revuelto y tuvo nauseas.

—Debo irme –musitó mientras se ponía de pie. Sacó de su bolso un billete y lo puso sobre la mesa—. Quizá con eso alcance.
—¿Por qué te vas? —preguntó Joe frunciendo el ceño.
—Porque no me siento bien —respondió ella.

El intento tomarla del brazo cuando Rachel pasó por su lado, pero ella se apartó y salió del restaurante. Joseph se levantó sacó su billetera del bolsillo trasero de su pantalón, extrajo un billete y al igual que la chica dejó el dinero sobre la mesa y fue en busca de ella. La divisó a lo lejos, caminaba muy deprisa. Corrió detrás de Rachel hasta alcanzarla y la tomó del brazo.
Ella intentó safarse pero le fue imposible, Joseph era más fuerte.

—¿Qué tienes? —preguntó él.
—Nada —dijo ella reprimiendo un sollozo.
—Entonces, ¿por qué te fuiste así? De repente y sin motivo alguno. Dime, ¿dije algo que te molestara?

Él se oía verdaderamente preocupado pero Rachel no se sentía preparada para decirle lo que sentía, a parte de que no creía que fuera el momento ni el lugar. Sin embargo, algo dentro de ella le decía que tenía que hacerlo. Un sollozo escapó de su garganta.

—Rachel —le habló preocupado. —¿Por qué lloras?

Ella levantó la mirada para verlo. Necesitaba decírselo. Quería hacerlo pero no sabía cómo lo tomaría el. Quizá el desaparecería o quizá se aprovecharía de ello para obtener lo que quería de ella. O quizá no.

—Joe yo...
—¿Qué?

Rachel no lo pensó mas. Tomó el rostro de Joseph entre sus manos y lo besó en los labios.

REVENGE (+18) ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora