2013, Octubre18.
Rachel despertó sobresaltada como cada noche desde hacia dos años. En su mente se repetía una y otra vez aquella pesadilla que tanto la atormentaba, aun podía recordar a su padre entre sus brazos mientras la vida escapaba de él.
Se sentó en la cama. Empezó a dolerle la cabeza, sentía unas severas punzadas como si ésta le fuera a explotar.
Su cuerpo estaba bañado en sudor, su respiración estaba agitada, sus pupilas dilatadas y su corazón latía violentamente.
Tenía la boca seca y necesitaba agua.
Se levantó de la cama, y los resortes crujieron. Scott, su novio, se despertó.―¿De nuevo esa pesadilla? ―preguntó con voz pastosa.
―Sí― contestó ella en un susurro.
―Princesa, deberías ir con algún psicólogo, necesitas ayuda profesional. ―Bostezó.Rachel rodó los ojos exasperada. Ya habían tocado ese mismo tema varias veces; ella había decidido que no iría a ver a ningún 'Psicoloco'―así era como los llamaba―. Sabía que no descansaría hasta que no encontrara al asesino de su padre y le hiciera pagar por ello; incluso, podría decirse que estaba dispuesta a matarlo con sus propias manos. Estaba consciente de que eso era realmente extremista, pero era lo que deseaba. Y pensaba en cumplirlo.
—Cariño, no puedes ir toda la vida buscando a un tipo que probablemente hasta haya muerto.
Se quedó callada sin saber qué responder. Ya había pensado en eso algunas veces, si ese tipo se dedicaba a andar matando gente era de imaginar que probablemente alguien hubiera hecho lo propio con él; pero algo le decía que ese asesino aún estaba con vida y lo peor de todo: que quizá también le estaba dando muerte a otro inocente como a su padre.
—Pero puede que esté vivo —respondió finalmente a su novio.
Salió de la recamara rumbo a la cocina por un poco de agua.
Estaba agradecida de ya no vivir en la casa donde había ocurrido esa tragedia, inmediatamente después del entierro de su padre la vendió. No soportaría estar allí, sufrir esas pesadillas y aparte recorrer el pasillo, las escaleras y mirar la puerta del despacho; sería muy doloroso.
Sería cómo revivir todo aquello todos los días.Llegó a la cocina, abrió la nevera, sacó una botella de agua, la destapó y bebió.
Se sentó en una de las sillas del comedor mientras esperaba a que el dolor cesara, y rogó porque no empezara a sentir náuseas.Mientras estaba ahí pensó en lo que dijo su padre antes de morir:
«No, yo no tengo nada que ver con él, se lo juro.»
La pregunta que se formulaba siempre era la misma: ¿De quién hablaba?
Eso también la intrigaba casi tanto como saber la identidad del asesino. Estaba segura de que aquel hombre del que su padre había hablado, tenía que ver con el motivo por el cual habían ido a buscarlo para darle muerte.Suspiró. Se sentía agotada, y el sueño empezaba a regresarle. Se puso de pie, regresó la botella a la nevera y volvió a la habitación. Scott dormía profundamente. Avanzó despacio hacia la cama para no despertarlo.
Antes de acostarse miró su móvil, era dieciocho de Octubre, mañana su padre cumpliría dos años de muerto.* * *
Rachel se despertó al sentir los rayos del sol en su rostro. Alargó su mano para tomar su reloj-despertador y miró la hora: eran las siete de la mañana. Tenía dos horas para bañarse, arreglarse y llegar a su trabajo.
Suspiró profundo y se estiró debajo de las cobijas hasta que casi le dolieron las extremidades. Se levantó y se talló los ojos con suavidad para aclarar su visión. Miró la cama y vio que Scott ya no estaba, se le hizo un poco extraño ya que él acostumbraba levantarse casi a mediodía. Se encogió de hombros.
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REVENGE (+18) ||TERMINADA||
Teen FictionRachel Anderson fue testigo de el asesinato de su padre y quiere cobrar venganza, ¿el problema? no vio al asesino, pero eso no la detendrá. Joseph Jonas entra en su vida poniendo sus sentimientos y su vida de cabeza. Él oculta un terrible secreto q...