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Caminaron hacia el centro de la
ciudad, que no quedaba muy lejos del departamento en el que vivía Joe. El cielo estaba nublado pero en las noticias habían dicho que no llovería por lo que no se preocuparon por llevar consigo un paraguas.

—¿Exactamente a donde nos dirigimos? —preguntó Nick al ver la colonia a la que acababan de entrar.
—A un bar de por aquí. Hace unos días, que fue durante el tiempo que no volví a ver a Rachel... después de un pequeño problema que tuvimos cuando me vio con una rubia en un lugar público, anduve por estos rumbos por cuestiones de trabajo y lo vi. En aquel momento el tipo estaba demasiado borracho como para darse cuenta de que yo estaba ahí. No me prestó la más mínima atención, mi siquiera porque me senté a su lado. -Miró en todas direcciones tratando de recordar como se llama aquel bar de mala muerte.
—¿Qué tiene que hacer alguien como él en un bar de por aquí?

Joseph se encogió de hombros, el tampoco lo comprendía y menos cuando el tipo se portaba tan altivo, como si el suelo que pisara no lo mereciera. Además, recordaba que aquellas veces que se vieron llevaba ropa de marca y un auto bastante llamativo. No, él no encajaba en absoluto por esos rumbos.

—Quizá se dedica a la venta de drogas —aventuró Joe.

Unas cuantas calles más adelante encontraron el bar.
Antes de entrar se colocaron sus gorras de los Yankees. Era probable que aquel bar fuera frecuentado por hombres a los que quizá ellos hubieran golpeado o quitado algún trabajo. Debido al mundo en el que se involucraban era fácil hacerse de enemigos. El bar "Misery" tenía un aspecto bastante deprimente, el hedor a tabaco y alcohol lo impregnaban todo provocándole a Joe unas náuseas terribles y Nick reprimía las ganas de dar arcadas, no cabía duda de que el nombre le iba a la perfección. Arrugaron la nariz. Había unos cuantos tipos borrachos recostados sobre la barra, otros tantos estaban jugando "venciditas" y en el otro extremo había una mesa de billar donde varios tipos tomaban y fumaban. Ni siquiera había musica para animar un poco el ambiente.

—¿Sí está aquí? —le preguntó Nick a Joe.

El chico escudriñó el lugar detenidamente hasta que lo vio. Se notaba que estaba ya un poco tomado. Scott platicaba con otro chico mas o menos de su edad que no estaba bebiendo.

—Es él —dijo Joe—. Aquel que está en la mesa de la izquierda, al fondo. Trae una playera gris y un pantalón de mezclilla color negro.

Nick miró disimuladamente pero no pudo verlo bien de la cara ya que Scott se había agachado a recoger algo. Aguardó pacientemente a que el chico se incorporara. Una vez que lo hizo Nick parpadeó repetidas veces como si no pudiera creerlo.

—¿Qué ocurre? —inquirió Joe.
—Scott Kensington —dijo con voz ahogada—. El que fue por un tiempo el favorito de nuestro jefe, ¿lo recuerdas? El que te dijo que fueras a cobrarle a Anderson. —Vaciló—. El hombre al que asesinaste.

Joe se quedo helado mientras los recuerdos aparecían de golpe en su mente haciéndole sentirse mareado y con dolor de cabeza. Claro que lo recordaba pero se veía diferente, ya no traía el pelo negro largo cayéndole sobre los ojos como si quisiera ocultarse detrás de él y tampoco traía esos pantalones holgados que se le bajaban continuamente, tampoco los piercings que lucía en aquel tiempo en la lengua, en el labio y las orejas, tampoco la nariguera, ni la pulsera gruesa de estoperoles que le cubrían las marcas de sus muñecas cuando se auto mutilaba, ya no había rastro alguno de aquel chico flaco y desgarbado que parecía siempre estar cabreado con todo el mundo. Ahora, se podía ver que pasaba mucho tiempo en el gimnasio, se había cortado el pelo y se lo había teñido de un tono más claro. Se veía diferente, como alguien de dinero y no como un sintecho huraño. Sin embargo, tal parecía que seguía siendo el mismo, interiormente hablando, todos sabían que tenía un grave problema con el control de su ira. Incluso se había rumorado que golpeó a una prostituta hasta el cansancio porque no le quiso dar un oral.

REVENGE (+18) ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora