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Lo observó descender por su cuerpo, se recostó en la cama y miró en techo preparando su cuerpo para lo que pudiera suceder a continuación. Sintió el cálido aliento de Joseph en su húmedo sexo. Inspiró profundamente y cerró los ojos.

—Hueles tan bien —murmuró él.

Rachel gimió al oír sus palabras. Scott nunca le había dicho algo así.
Él le abrió bien las piernas, separó sus labios vaginales con los dedos índice y corazón. Se inclinó y le dio un pequeño beso en el monte de Venus.

—Joseph —jadeó ansiosa—, por favor.

No respondió, simplemente pasó su lengua por el sexo de ella de abajo hacia arriba.
Rachel exclamó un gemido y arqueó su espalda. Todo su cuerpo tembló cuando Joseph volvió a lamerla. Mierda. Se sentía tan jodidamente bien, necesitaba que él siguiera haciéndolo.

—Más —pidió. Movió sus caderas y llevó sus manos hacia sus senos, los apretó con fuerza y los masajeó.

Gimió y jadeó alto cuando sintió la lengua de Joseph estimular su sexo, de arriba a abajo y en círculos. Casi gritó cuando él capturó su clítoris con su boca para chuparlo. Oleadas de placer la inundaban, su cuerpo se estremecía, vibraba y se tensaba. Estaba cerca. Los espasmos no tardaron en hacerse presentes. Murmuró palabras ininteligibles, exclamó gemidos ahogados y en pocos segundos llegó al orgasmo.

—Me encanta tu sabor —dijo Joseph con voz ronca mientras lamía los fluidos de ella.

Rachel no respondió, su zona íntima se contraía, su respiración estaba acelerada y su corazón latía con fuerza.

Minutos después él se acomodó sobre Rachel, esperó hasta que sus latidos y su respiración se regularizaran. Le dio un corto beso en los labios y la miró fijamente.

—Quiero hacerte mía, Rachel.
—Hazme tuya, entonces.
—Pero...
—Me estoy cuidando... no te preocupes —dijo ella mientras se ruborizaba.

Joseph no quiso pensar mucho en ello, no quería que en su mente aparecieran ella y Scott en pleno acto.
La tomó de las caderas, se acomodó de rodillas en la cama y tomó su pene para colocarlo en su hendidura.

—Mételo ya —pidió Rachel.
—Shhh, paciencia.

Él se movió un poco para frotar su pene contra ella. Los dos suspiraron. Y entró en ella de un sólo movimiento. Rachel gimió y echó su cabeza hacia atrás.

—Oh, dios mío —farfulló excitada.

La chica abrió más sus piernas.
Joseph empezó con movimientos lentos, disfrutando de la calidez interior de la chica y de la humedad que emanaba de su cuerpo.

—Mmm, hazlo más fuerte —susurró Rachel.
—Aún no.

El vaivén de Joseph se hizo aún más acompasado.

—Por favor... lo necesito. —Su tono de voz fue suplicante.

Joseph salió de ella para volver a entrar ahora más fuerte. Se movía de manera fuerte y rápida haciéndola gemir y jadear. Entraba y salía de su cuerpo intentando llegar hasta lo más profundo de su ser, bombeándola, llenándola, haciéndola suya.

REVENGE (+18) ||TERMINADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora