Joseph permaneció de rodillas en el suelo mirando la foto. Perdió la noción del tiempo y seguía con aquella sensación de nausea.
—¿Joe?
Oyó que Rachel hablaba pero le pareció más bien un susurro lejano. Tragó saliva y se concentró.
—¿Joe? ¿Pasa algo?
Ahora oyó la voz de ella con mayor claridad. Carraspeó.
—Ahora voy —respondió.
Se sorprendió al oír su propia voz, no sonó entrecortada ni débil como el pensó que sería. Se puso de pie con dificultad sentía las piernas como si fueran de plomo. Respiró hondo, tomó el álbum de fotografías y lo guardó en la repisa de arriba. Mientras caminaba hacia la sala con la caja de esferas en las manos no parecía encontrarse bien, quería encerrarse en alguna habitación para poder llorar y gritar hasta que el dolor agudo que sentía en el pecho desapareciera... al menos por un momento. Rachel volteó al sentir su presencia en la sala, iba a sonreirle pero al ver su expresión frunció el ceño y avanzó hacia él.
—¿Que tienes? —preguntó preocupada.
Joseph negó con la cabeza mientras ponía las esferas sobre la mesa. Tomó a Rachel entre sus brazos rodeándola de la cintura, se inclinó y la besó con ansias, con desesperación como si de aquel beso dependiera su vida. Acunó el rostro de ella entre sus manos y beso sus mejillas, su nariz, sus parpados, su frente y la abrazó con fuerza mientras algunas lágrimas corrían por sus mejillas y se perdían en su cuello.
Rachel no dijo nada pero se sentía confundida no comprendía el por qué de aquella reacción por parte de Joseph, escuchó que sollozaba y acarició su espalda; quería separarse de él mirarlo a los ojos y preguntarle porqué lloraba pero no se atrevía no quería echar a perder ese momento, era la primera vez que veía a su novio tan vulnerable.
Después de unos instantes sintió como el cuerpo de Joseph se apartaba del de ella pero no quería separarse, aun así no lo retuvo entre sus brazos.
La tomó del mentón y levantó su rostro, la miró fijamente, sus ojos brillaban Rachel pudo ver la ternura y amor que emanaba de ellos; pero ahí escondido también vio dolor, temor y angustia... sintió los suaves labios de Joseph sobre los suyos.
Él la besaba lento tomándose todo el tiempo del mundo, saboreándo los besos de su chica atesorándolos en su corazón, no sabía cuándo pero estaba consciente de que llegaría un momento en el que lo único que obtendría de ella sería un último beso, o bien, un último tiro de gracia.
***
Juntos adornaron el árbol en silencio, en varias ocasiones ella quizo iniciar una conversación pero Joseph se notaba distante y distraído. Quiso exigirle, obligarlo a que le dijera quemé era lo que tenía pero también sabía que aquello no era una buena idea, lo conocía y sabía que en algún momento Joseph le contaría que era lo que lo tenía así tan preocupado.
Los dos estaban sentados en el sofa acurrucados, ella tenía recargada su cabeza en su hombro y él la rodeaba de la cintura con su brazo. Permanecían callados escuchando sus respiraciones. Rachel pensó que quizá en otras circunstancias aquello podría haber sido otro de sus momentos intimos en los que no necesitaban palabras, solo estar ahí cuerpo con cuerpo disfrutando de la compañía del otro. Ella acarició el pecho y el abdomen de Joseph por encima de la tela de su playera, deseó poder levantarla y tocar su piel, rozar ligeramente las yemas de sus dedos contra la musculatura de él pero se contuvo no sabía si estaría de humor cómo para eso.
De pronto oyó un tenue ronroneo, al principio pensó que se trataba de Shannon pero no la vio por ningún lado, entonces levantó la mirada hacia Joseph y vio que estaba dormido, sonrió y lo contempló; se veia tan guapo, tan sereno, tan tranquilo. Lo observó fijamente y pudo apreciar las finas sombras de sus largas pestañas que se proyectaban en sus pómulos, su respiración era acompasada, quiso alargar su mano y acariciarle el rostro pero se temió que pudiera despertarlo. Se acurrucó aún más contra su pecho esperando poder quedarse dormida.
***
Rachel estaba en la puerta del departamento adornándola como si fuera la tapa de un regalo gigante. El papel que la cubría era color rojo escarlata y estaba atravesada de arriba a abajo y de derecha a izquierda por unos listones dorados que se juntaban al centro formando un moño enorme, más abajo era lo que parecía una pequeña tarjeta de regalo, tenía un pequeño escrito:
Rachel Anderson y Joseph Jonas les desean feliz navidad.
Mientras leía la tarjeta trataba de entender porque Joseph se había puesto un poco nervioso al leer su apellido. Se encogió de hombros y adornó la única ventana que estaba a un lado de la puerta colocando un poco de escarcha y focos de colores. Joseph abrió la puerta y la llamó para que entrara al mismo tiempo que la reprendía por no haberse puesto un abrigo.
—Ese sueter estoy seguro de que no te cubre del frio —dijo él frunciendo el ceño.
—laro que sí —respondio ella indignada con las manos en la cintura—. Me cubre muy bien.
—No te creo. —Se acercó a ella, la tomó de la cintura y la trajo hacia sí, se inclinó para darle un pequeño beso su mejilla. —Tienes tu rostro frío —susurró, ella no respondió. Joseh bajó hacia su cuello y pasó su tibia lengua que ante la piel helada de Rachel se sintió caliente—. Tu cuello también —murmuró haciendo que un escalofrío recorriera la espalda de ella.
—Pero no siento frío —dijo ella atropelladamente. Cerró los ojos y contuvo la respiración esperando que Joseph hiciera algo más atrevido.
—Mejor entremos —dijo él con una sonrisa y besó sus labios.Rachel tomó los adornos que estaban afuera y entró con Joseph al departamento, ninguno de los dos se dio cuenta de que alguien más los estaba acechando desde las sombras, cuidando cada paso y movimiento que hacían.
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REVENGE (+18) ||TERMINADA||
Teen FictionRachel Anderson fue testigo de el asesinato de su padre y quiere cobrar venganza, ¿el problema? no vio al asesino, pero eso no la detendrá. Joseph Jonas entra en su vida poniendo sus sentimientos y su vida de cabeza. Él oculta un terrible secreto q...