Grace llegó temprano a la oficina del profesor y tuvo que esperar por diez largos minutos en lo que le atendía.
Vio a través del cristal cuando el profesor se dio la vuelta y sonrió.—pero no supo a quien le sonreía. De inmediato, una hermosa joven se asomó del algún lado de su oficina y se le acercó, al parecer le dijo algo que le gustó al oído, y los dos rieron.
Grace sintió un pinchazo en el estómago. (como sería el sonido de su voz...) se encontró pensando.
Cuando la mujer salió de la oficina, Grace entró en ella visiblemente nerviosa. Buscó su móvil para comunicarse.
--¿Por qué me odia tanto?—preguntó de momento. Debió sonar patética su pregunta por la cara de sorpresa de él.
Su pregunta lo tomó desprevenido.
--¿Qué le hace pensar que la odio?—escribió.
--Por su manera de tratarme.—le contestó.
--¿Acaso quiere usted que la trate especial? No lo sabía.—le respondió con cierto sarcasmo. Grace no supo que responder a eso y se quedó sin respuesta. Cansado de su silencio, le dijo—Srta. Sullivan limítese hacer su trabajo y deje de ver cosas donde no las hay.
Notó como Grace se acomodaba su aparato auditivo con preocupación.
--¿Sucede algo con él?—le preguntó señalando el aparato.
--Nada que usted pueda remediar.—escribió.
--No sea terca señorita Sullivan, se podría sorprender de las muchas cosas en que puedo ayudar. No sé, pero en cierta manera usted me recuerda a mi hermana.
Su respuesta ahora la tomó por sorpresa. No sabía si debería sentirse halagada que la comparara con su hermana. El precisamente que se había mostrado tan frío desde el primer momento con ella.
--A ver.—dijo Sebastián levantándose de su silla, mientras se le acercaba.
Grace se quedó quieta, quería pensar, pero no podía. Solo sentía el calor del cuerpo de Sebastián próximo al de ella (espera lo pensó por su nombre de pila y no como su profesor, no seas tonta que se va dar cuenta que te pone nerviosa). Comenzó a girar alrededor de ella y se ubicó casi tan cerca de su trasero que podía sentir su virilidad. Deslizó sus dedos en un movimiento casi erótico tocando el lóbulo de la oreja donde tenía su audífono. Y lo quitó.
Por un momento se sintió recorrida por su mirada, ¿acaso habría sentido lo mismo que ella? Y volvió a estremecerse como cuando casi la había rozado de manera tan íntima.
--Definitivamente señorita Sullivan, este aparato requiere reemplazo.—volvió a escribirle.
De momento de sintió desnuda, ¿cuándo en sus 20 años había dejado acercarse a un hombre así?, y él no era cualquier hombre, !Era su profesor!. En un impulso le quitó su audífono de las manos, ¿quién se creería ese hombre para tomarse esas libertades?
--¿Te sientes bien ?—preguntó con sorpresa por su reacción.
¡Nooo!—gritó, y por primera vez en su vida Grace escuchó su propia voz.
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Susurros del corazón
RomanceSebastián Valenzuela, a punto de cumplir sus 24 años. Tiene dos cosas importantes en su vida; su hermana Gabriela y su trabajo como biólogo en un laboratorio de una farmacéutica de prestigio. Puede tener la mujer que quiera, es guapo y a pesar de q...