Lágrimas

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Siento la claridad entrando por la ventana de mi habitación. Ya mi madre esta en pié, temprano como siempre, púes puedo oir el repicar de las caserolas en la cocina. No sé en que momento de la noche llegó, pero debo hablar con ella de lo que ha pasado con Sebastián.

Hoy tengo que tomar un exámen en la universidad pero no me siento con fuerzas ni para levantarme de ésta cama. No puedo dejar que mi mundo se acabe sólo por que él me ha dejado.

Finalmente tomo mis pantunflas y me dirijo al baño. Miro mi reflejo en el espejo y solo veo un aspecto desastrozo, mis ojos hinchados de tanto llorar.

Salgo del baño encontrándome con mi madre en el cuarto. Gracias a Dios que ambas mantenemos esa conexión madre e hija. Me echo a llorar en sus brazos, he llegado a pensar que de tanto llorar ya no quedaban lágrimas, pero no fue así. Le cuento lo que ha pasado con él, sé que no puede creerlo. Ella lo aprecia y soñaba con una vida juntos para nosotros. Decido que es hora de no llorar más, tengo que pensar en la universidad y en el exámen que se aproxima. No puedo incumplir mis obligaciones solo por que el me ha dejado y esté triste. Mi madre se encarga de preparar mi ropa y el desayuno mientras yo me ducho. Tan pronto entro al comedor, ella me observa con mirada compresiva mientras me siento a la mesa. Se mantiene callada, sólo observando, creo que ya le he dicho suficiente.

--¿Quieres que te acompañe a la universidad?-me escribe.

--No hace falta.-le escribo devuelta.
Se que no insiste para darme espacio. Me despido de ella y ruego que ésta tristeza me deje concentrar en el exámen.

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En la universidad...

Veo que Danna se acerca a mi con cara de preocupación. También viene con ella mi amigo Bryant. Llevo varias semanas sin verlo, sin escuchar sus ocurriencias y sin sentir su coqueteo alegre cada vez que tenía oportunidad. A lo mejor ya consiguió novia, no puedo ser mezquina por que el merece ser feliz.

- ¿Podemos hablar? - recibo un mensaje de Danna. Sé que está inpaciente y preocupada por mi.

- Ahora es el momento en que te
pierdes Bryant. -advierte Danna a mi amigo. Sin ánimo de protestar Bryant me saluda con un beso en la mejilla y se va.

- Ahora Grace, ¿dime que coños le pasa a tu novio?-escribe ella

- Ex-novio.-escribo devuelta

-¿Qué? - grita tan fuerte que la he escuchado.

-Terminó conmigo.-le escribo

-Mejor dicho envió a su hermana. ¿Eso fue lo que hizo su hermana? ¿Terminar contigo por él?-me grita prácticamente en su mensaje.

No quiero llorar. Necesito concentrarme en el exámen o si no fallaré. -Danna, voy a tomar un exámen y no quiero hablar de Sebastián ahora.-contesto de vuelta

-Esta bien Grace pero ese guilipollas tiene que responder por lo que te ha hecho.-se que está molesta. Ella es mi mejor amiga y se que no parará hasta saberlo todo. Se despide de mi para ir a su clase y yo continúo mi camino.

Cuando estoy llegando al salón de clases, alguien me agarra del hombro casi en un movimiento brusco.

-Hola bonita. Me echado una carrera y casi pierdo el galillo llamándote--es Nicolás que al parecer viene como si hubiera corrido un maratón. El no sabe que ya no escucho nada, ni tan siquiera de cerca.

No quiero que el note mis parpados hinchados , ni mis ojos llorosos y volteo un poco la cara, porque sé, que terminaría como una magdalena encima de él. Tengo que concentrarme y ya estoy tarde.

-Nicholas tengo que entrar ahora mismo... -miro mi reloj tratando de persuadirlo de que no puedo hablar.

-Sí, sí. Ya sé, Pero no te libras de mi cuando salgas. Ya sabes...- me señala con su dedo.

Se despide de mi con un beso y se aleja.

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Acabe el exámen y rogué para que no hubiera fallado. Demoro un poco en recoger mi bolso, sabía que Nicholas no se daría por vencido y tendría que enfrentarlo. No sé como he llegado hasta aquí, soy sorda muda, los maestros olvidan mi problema sino fuera por Danna, ya hubiera reprobado. Debí entrar en aquella universidad especial para personas como yo cuando mamá lo consiguió. Quizas no hubiera conocido a Sebastián y no estuviera pasando por esto.

-Vaya que te tardaste.-veo mi mensajero y busco con la mirada a Nicholas.

Me acerco hasta donde él se encuentra. Toma mis cosas echandoselas al hombro. El siempre tan galante, ¿Porque no me enamoré de él? Es que dicen que en el corazón no se manda. Entramos a la cafetería buscando un espacio donde sentarnos. Sin preguntar acomoda mis cosas en la mesa que hemos conseguido, y va directo a ordenar. Luego de unos minutos regresa con dos grandes hambugersas pero no sé sí pueda digerir algo en estos momentos. Coloca la comida en la mesa y me ordena que coma.

-Come.--dice alto y claro.

Terminamos de almorzar, Nicholas toma los restos de nuestro almuerzo y los deposita en el cesto de la basura.
Caminamos en silencio hasta un banquillo bajo el árbol. Ya cómodos, el me mira igual que mi madre, cómo si me fuera a romper en algún momento.

-Dime, ¿Quiero saber que pasó?-escribe.

Ya no aguanto más y me rompo delante de él.

Luego de terminar de contarle lo que sucedió a Nicolás me sentí mucho mejor. Había alguien más que me entendía y estaba conmigo. Sé que mi amigo estaba furioso con Sebastián y no lo podía culpar puesto que yo me encontraba de igual manera. No podía entender todavía y nunca entendería por que me había dejado así. Al menos su hermana había dicho que no iría por unos días al laboratorio, esperaba que ese tiempo sin verle fuera suficiente para repornerme un poco para cuando lo viera a la cara otra vez.

Susurros del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora