Cumpleaños de Compromiso

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Hoy era un día especial, Grace cumplía años, eran sus 21 primaveras se levantó y puso cuidado especial en su arreglo. Al bajar a desayunar su mamá le dijo que tendría que marcharse temprano a trabajar. Grace se sintió un poco desilusionada tampoco le había dicho a Sebastián que cumplía, aunque reflexionando, él no tenía por qué saberlo ni tampoco tenía que obsequiarle nada– suspiró – no permitiría que nada le empañara su día. No todos los días se cumplía. Al llegar a la farmacéutica sus compañeros la felicitaron. Vibró su móvil. Era un mensaje de su madre. Ahora no estaba segura quien le había dicho a sus compañeros sobre su cumpleaños, ¿sería ella?

- Espero que la estés pasando bien y perdona por no poder quedarme todo el día contigo. Espero que te hayan felicitado. Ya el joven Sebastián, ¿te felicitó?--preguntot su mamá

- No... en realidad no lo he visto. - Cuando llegué al trabajo no estaba y tampoco me ha llamado. — le escribió

- Qué pena hija, ya mismo llegará y te felicitará.

Fue interrumpida por la recepcionista en esos momentos. Esta traía un ramo de rosas, pensó que eran de Sebastián y sonrió de oreja a oreja. Tomó el ramo y buscó la tarjeta que decía "Para una mujer hermosa! Nicholas...

Nicholas, solo pensar que él me quería tanto me hizo sonreír para no tener que llorar.

El teléfono móvil volvió a vibrar señalando que había recibido un nuevo Whatsapp.

--Hola preciosa. ! Feliz Cumpleaños! Te amo...Sebastián. –el mensaje llegó acompañado de varias rosas y corazones dibujados. Finalmente Sebastián si sabía sobre su cumpleaños seguramente su mamá o el Sr. Clark debió decirle. Tal vez Nirvana se dio cuenta por su hoja de vida y se lo dijo.

Volvió a vibrar su móvil.

--Esta noche te llevaré a un lugar especial. Quiero celebrar el cumpleaños de mi prometida.—dijo ¿prometida? –Ah, no me esperes en el laboratorio hoy. Tengo unos asuntos pendientes afuera que requieren mi atención. Pasaré por ti a las 7:00pm. Hasta entonces. Recuerda que te quiero mucho más.

Estuvo todo el día nerviosa, Sebastián le había llamado prometida. Al salir fue derecho a su apartamento tendría que elegir que ponerse para salir con él.

Ya en su habitación, se puso el vestido que había comprado unas semanas atrás y se recogió el pelo en una trenza suelta que dejó caer sobre su hombro. Puso un poco de brillo de labios y observó su imagen en el espejo. Se veía presentable quizás distinta.

Sebastián llegó a la hora acordada. La señora Graciela madre de Grace le recibió a la puerta. Hicieron los saludos pertinentes y pasó a la pequeña sala a la espera de su prometida. Si, en la mañana cuando habló con ella le llamó prometida y estaba dispuesto hacerlo real. En esos momentos como una princesa de cuentos de hadas, ella se colocó frente a él con ese aire nervioso que le caracterizaba.

--Estas hermosa—dijo calmadamente para que ella lo pudiera entender

--Gracias – susurró

Él se acercó y la besó. Los labios de Sebastián acariciaban los suyos con calma, como si el tiempo se hubiera detenido y sólo existieran ella y él. Pasó los brazos alrededor de su cuello pegándose más a su cuerpo. Sebastián profundizó el beso. Sus manos se deslizaban por su cintura. Ella pasó las manos por su pelo y él dejó escapar un breve gemido.

--Me encantaría que nos quedáramos así pero nos espera una reservación. Y no soy responsable de lo que pase si seguimos.—le dijo. Salieron de su casa en silencio con las manos entrelazadas.

Sebastián aparcó su coche frente a un pequeño y elegante restaurante. Estaba tan nerviosa que no se percató cuando llegaron al lugar.

--¿Te quieres quedar aquí? – Sebastián la observaba. Él se bajó del vehículo y le abrió la puerta. Al instante ella se bajó del auto.

-- ¡Esto es hermoso! - escribió mientras caminaba hacia él.

--No... hay cosas más hermosas – Grace se sonrojó.

En segundos ya iban de camino. Ya en el interior del restaurante se ubicaron en el salón principal.

--Antes que comience esta celebración quiero darte el obsequio que tengo para ti.—le escribió.

Rápidamente buscó algo en los bolsillos de los pantalones. De ella saco una cajita dorada de terciopelo. –A lo mejor no es la manera más romántica pero quiero que sepas que eres la persona más importante en mi vida.

Grace lo miró con extrañeza.

--Ábrela - insistió Sebastián.

Grace le hizo caso y encontró una hermosa sortija con un gran solitario rodeado de pequeños diamantitos. Los ojos de ella se abrieron enormes al mirar la sortija. No lo podía creer, Sebastián le estaba dando una sortija de compromiso. Ni siquiera había pasado por su mente ese detalle que la dejó sumamente sorprendida. Levantó su mirada y sus ojos se posaron en los ojos grises de Sebastián que la miraban de forma extraña, diferente.

--Esto es algo para lo cual no tengo palabras... es hermoso—escribió.

--¿Te gusta?

- Sí, mucho.

-- ¿Estas nerviosa? Grace se sentía que le temblaban las piernas, sentía el correr de su sangre por todo su cuerpo. Sebastián provocaba en ella sensaciones que nunca había experimentado.

--Un poco—le escribió. ¡Un poco un cuerno estaba súper nerviosa!

--No hay porqué. Para mí eres perfecta. Ahora tú y yo vamos a bailar.

--No se bailar.

--No te preocupes yo te guiaré.

--Te quiero. –Como no quererlo, si cada vez que estaban juntos la hacía sentir que estaba en el lugar ideal.

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Susurros del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora