Falsas Mentiras

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Whitney....

Maldita muda. Algo debe haber que me sirva para mis planes—pensaba Whitney.

Continúo rebuscando los expedientes en las oficinas de personal. Encontró el expediente que buscaba. –Ya sabía que encontraría algo. Revisó. Entonces te llamas Grace Sullivan Kelly. Umm, hasta tienes apellidos de gente de dinero. Pero rica no eres, sino no estarías trabajando aquí. Retorno el papel al expediente luego de escribir la dirección de domicilio de Grace.

Su plan tendría que salir perfecto. Tenía que funcionar era su última carta bajo la manga. Al abrir la puerta se dio de bruces con Helen.

--¿Se puede saber qué haces aquí?—inquirió Helen

--Nada de tu incumbencia y déjame pasar que estoy tarde para entrar.

--Espero que no estuvieras husmeando lo que no te importa.—vuelve atacar Helen.

--Ni pienses que me voy a poner a discutir contigo.—contesta Whitney. Se retira dejando preocupada a Helen de haber encontrado esa arpía en un lugar donde se guardaba información tan importante. Tendría que poner al tanto a la jefa de personal. A ella sí tendría que darle explicaciones.

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"Responde maldito estúpido"—decía Whitney mientras esperaba que alguien contestara su llamada.

--Hola, Dr. Reid le habla.

--Vaya, hasta que Armando Reid contesta el teléfono.

--¿Que deseas?

--Ya ni las buenas das. Al menos deberías saludar a tu hermana. Es lo menos que puedes hacer.

--¿Qué quieres?

--Quiero un favor muy grande y no puedes negarte.

--No puedo hacer nada que ponga en riesgo mi trabajo.

--Me la debes lo sabes. Eres el único que puedes hacerlo.

--Está bien. Pero sabes que no puedes decirle a nadie que somos hermanos.

--Cuenta con eso hermanito. -- dice contenta

Luego de contarle a su hermano el plan para fastidiar a Grace.

--De verdad que odias a esa mujer. Espero que esto salga bien porque si no mi licencia estará en juego si me descubren.

--No seas tan llorón hermanito. Lo has hecho otras veces y ha funcionado. Cuando lo tengas me llamas inmediatamente me muero de ganas de verle la cara Andrés.

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Grace....

Otra vez esa mujer que le ponía los pelos de punta. Sabía que no le era de su agrado pero no sabía por qué.
La mujer le dio una mirada de soslayo como si fuera la dueña de aquel lugar.

--Hola, Grace.—saludó Helen.

--Hola.—saluda ella

Helen se percató de la recién adquirida sortija de Grace. Tenía que aprovechar para molestar a la estúpida de Whitney que no se acababa de largar.

--Linda tu sortija. –dice ella pausadamente para que Grace pudiera entenderla.

--Se ve que Andrés te ama. –Acércate Whitney, mira que hermosa.—dijo tomándome la mano para enseñársela a ella. Como era de esperarse la mujer ignoró a Helen.

Helen volvió la cara hacia a mí.—Querida. No permitas que esa mujer se te acerque. Es una arpía.—vuelve a decir en tono pausado. –Andrés es un buen hombre y tú una buena chica. Les deseo lo mejor.—terminó diciendo y se fue.

Lo de arpía lo entendí. No sé porque esa mujer me provocaba escalofríos. Mejor era no coincidir con ella o verla lo menos posible. Intuía que esa mujer solo traería problemas.

--Vaya, ahora llegas más temprano que yo. –dijo Andrés depositando un beso en mi boca. Ya era de conocimiento en la compañía que estábamos juntos.

--¿Todo bien?--preguntó al sentirme tensa. Ya parecíamos tener esa bonita conexión. Volví asentir no quería que él se preocupara.

Andrés...

Aunque ella hubiera dicho que todo marchaba bien, sabía que algo le pasaba. Tendría que averiguar qué la estaba preocupando. Entramos al laboratorio y comenzamos a trabajar. Ella continuaba con esa mirada de silencio que no podía descifrar. Definitivamente debía saber qué sucedía para que ella estuviera así.
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Entró por la puerta de personal decidida a investigar por qué había encontrado a Whitney en la oficina de Nirvana. Estaba casi segura que cuando se lo dijera a la jefa de personal, ella daría con el asunto.

--Hola, ¿puedo pasar?—preguntó Helen

--Si pasa. –la invitó Nirvana

--Sé qué le va extrañar que entre a esta oficina pero hay un asunto que me tiene un poco preocupada.

--Comprendo. Ustedes pueden venir a mi oficina cuando gusten. Dígame cuál es ese asunto que la trae así.

--El otro día venía de camino a mi oficina pero algo llamo mi atención.

--¿Y que fue eso que llamó su atención?

--Escuché ruido en su oficina pero sabía que no podía ser usted por qué era su hora de descanso. Entonces opté por entrar y encontré a la señorita Whitney. No puedo decir que la encontré buscando algo o con alguna cosa en sus manos pero creo que se puso nerviosa.

--Comprendo. La haré llamar y le preguntaré. Es posible que quisiera solicitar el puesto que está vacante. De todas formas le indagaré.

--Gracias. Ahora me retiro no quiero tomarle más tiempo.

--Cuando guste puede usted venir a mi oficina.

Helen se despidió y se fue a su área de trabajo. Aunque estaba más tranquila luego de haberle dicho a Nirvana tenía una muy mala espina sobre esto. Esperaba que esa mujer no intentara cualquier truco solo por estar con Andrés. Era sabido que las falsas mentiras traían grandes problemas. Whitney estaba loca por Andrés y la creía capaz de cualquier cosa.

Susurros del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora