"Habitación 214"

411 32 0
                                    

"Habitación 214"

No sabía si debía entrar en esa habitación aunque confiaba plenamente en él, todavía existía ese temor de que sólo fuera algo pasajero y se acabara de momento. Aunque él le había propuesto matrimonio ella era una mujer de principios arraigados.

Entraron en la habitación y el cerró a su entrada. No podía negar que era un enorme cuarto con amplia iluminación que a gritos decía "cuarto para enamorados". No podía evitar estar nerviosa.

--Siéntate.-tomó sus manos entre las suyas tratando de hacerla entrar en calor.

Grace ...

No era frío lo que ella tenía sino sus nervios a flor de piel. Sebastián volvió acercarse a ella.

Levantó una mano y bajó uno de los tirantes de su vestido; sus dedos apenas rozaron mi piel suavemente, como un susurro. La cinta de satén se soltó sin un sonido. Un escalofrío me recorrió entera erizando toda mi piel. Se concentró en el otro tirante. Nuevamente la suavidad de sus dedos me daba más escalofríos. Ahora mis brazos cruzados sostenían mi vestido en su lugar. Sin quitar los ojos de mi rostro, puso ambas manos en mis muñecas. Lentamente, apartó mis brazos de mi cuerpo. El vestido cayó a la cintura. A pesar del calor que él me hacía sentir, una corriente fría recorría mi cuerpo estremeciéndome. Su mirada vagó por todo mi cuerpo con esos ojos color gris que brillaban increíblemente dentro de la habitación.

Jamás había estado tan expuesta. Ni siquiera me desvestía delante de otras chicas. Siempre me escondía en los baños, o me cambiaba a toda velocidad para que nadie me viera. Esta vez no había dónde esconderse. Sus manos se posaron en mis costados. Sus pulgares descansaron justo debajo de mis senos muy cerca de ellos pero a la vez sin tocarlos. Me atrajo hacia él y me recostó sobre la cama acurrucándose contra mí.

-Eres hermosa -su mano acarició mi vientre.

Me cubrí los pechos con pudor pero actuó con rapidez y me apartó las manos.

Apoyó sus labios en mi mejilla, justo al lado de mi oreja. Me era imposible pensar en nada más en ese momento. Me retorcí en aquella enorme cama muriendo de ansias por dentro, que me tocara. Deseando que lo hiciera, tanto como deseaba que no lo hiciera. Su boca flotó cerca de mi oreja y su aliento me acarició. Tragué saliva e intenté responderle de la misma manera pero era muy torpe. Entonces pidió permiso para tocarme con su mirada. Yo asentí. Hizo un sonido profundo y entonces, me tocó.

En este instante perdí todos mis miedos, olvidé lo expuesta que estaba como nunca lo había estado antes. De un modo en que no me había permitido estar jamás con nadie. Era una sensación maravillosa. Su boca en mi oreja, su mano acariciando mi pecho. Mi respiración se acortó y lancé un gemido al sentir su tacto sobre mi piel. Y entonces encontró mi pezón. Comenzó a rozar la punta, excitándome; lancé un gemido. Su boca encontró la mía y le devolví el beso. Toda mi incertidumbre previa desapareció. Separó sus labios de mi boca y buscó mi pecho. Me cubrió con toda su boca, envolviéndome en su calor. Un sonido ahogado escapó de mis labios. De pronto vibró mi teléfono. Me puse rígida. Él continuó como si no lo hubiera sentido. Su boca siguió devorándome. El pánico se apoderó de mí. Despacio retiré su mano y obedeció mis deseos. Había dicho la verdad. No haría nada que yo no quisiera.

-¿Esto es lo hacías con tus antiguas novias? -le escribí. No sé por qué pregunte una cosa como esa.

No sé si se molestó pero tampoco lo demostró.

-Esto es lo que hago contigo mi futura esposa, no lo olvides-mensajeó de vuelta.

Volvió a besar mis labios dejando una huella ardiente en ellos.

Subió mi vestido acomodando cada tirante en su lugar.

--Vamos.-tomó mi mano. No sé si estaba molesto por no hacer nada ó simplemente como había dicho antes, que solo quería un poco más de tiempo a solas conmigo. Tomé la mano que me ofrecía y salimos de aquel hotel. Después de esta noche algo había cambiado entre nosotros y esperaba que fuera para bien.

Susurros del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora