No la puedo perdonar

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-Eres un bruto hermanito. Por más que te dije que no fueras al trabajo, allá vas tú a romperte las madres con otro. Vergüenza te debería dar. Eres un profesional, no un matón de la calle. Tienes suerte que ese hombre te aprecia por que si hubiera sido yo, te hubiera dado una patada en el trasero. -terminó sentenciando

Quité mis zapatos y me recosté en la cama. Cerré mis ojos pero sólo aparecía la imagen de ella una y otra vez.

-Por cierto los audífonos que se pidieron para Grace llegaron. Y también una máquina sorpresa que le quería hacer entrega, ahora no sé que hacer. No me corresponde a mi dársela, es a ti.

- No te preocupes, ella ahora tiene quien le dé todo lo que necesita, así que de mi parte no recibirá nada, ¿entendiste?-si el hijo de Adams podía ser el padre de su hijo entonces que él se encargara.

-No sabía que eras un mezquino Sebastián. Si sabes que ese aparato lo necesita deberíais poner un alto en eso y dárselo, pero la decisión es tuya.

-Ajá, ¿y cómo quedaría yo? ¿Cómo el cornudo o el tonto de la historia? Ella lo eligió a él, entonces es su resposabilidad.

-Espero que no estés cometiendo un error que luego tengas que lamentarte.-tomó su bolso y dejó el apartamento.

Dos días después...

Grace...

Son más de las once cuando me levanto del sofá en el que llevo un rato viendo la tele. La puerta de mi casa se abre y entra mi madre.

-Hola hija, ¿cómo has dormido?-mensajea.

-He dormido-Si soñar toda la noche con Sebastián se le puede considerar dormir.-escribo devuelta

Me acaricia tiernamente la mejilla y deja las bolsas de la compra en la mesa, junto con una revista del corazón.

-Esto será temporal. Siempre el primer amor duele. -escribe mi madre

-No creo que lo pueda olvidar-contesto y voy hacia mi habitación encerrándome.

-Déjame hablar con él.-recibo un mensaje de ella

-No mamá . No quiero que piense que le estoy rogando. Déjalo así. -le vuelvo a escribir.

Siento como mi mejilla se moja por mis lágrimas, me las seco con rabia y las reprimo, no pienso llorar por él otra vez. Lo odio, es el único que ha conseguido que mis ojos lloren. Pese a todo y pese a lo que diga lo amo, y estoy esperando que aparezca por esa puerta y me diga que todo es un mal sueño. Me levanto y me quito el anillo de compromiso. Es mejor dejar las esperanzas. Y con un dolor sordo en el pecho y mis ojos anegados por las lágrimas, digo adiós a ésta relación. Ya es hora de dejar de sufrir por él. Él nunca volverá. Y eso debí saberlo cuando me acusó de algo que no había hecho.

Dos semanas después...

En el apartamento de Andrés

-¡Fuera, quienquiera que sea! -gritó airado.

Sin embargo, la puerta se abrió y la figura de su empleada de limpieza apareció en el umbral.

-¡Déjame tranquilo, Teresa!

La mujer cerró la puerta a sus espaldas, se acercó a él y permaneció en pie con los brazos cruzados, mirándolo con desaprobación.

-Lleva dos días aquí encerrado, apenas ha probado bocado.

-No quiero oírte. Déjame solo.

Teresa se acercó a la ventana, descorrió la cortina y abrió el cristal.

-¡Te despediré!

Sin prestarle la menor atención, ella empezó a recoger la habitación.

-No entiendo por qué no va a buscarla de una vez en lugar de quedarse aquí encerrado .

-Aunque lo olvides, soy tu empleador. -dijo con desaprobación.

- Ella le ama.-aquellas palabras le hicieron el mismo efecto que un puñetazo en la boca del estómago; sin embargo, trató de ocultar cuánto le habían dolido y replicó sarcástico.

-Seguro, Teresa. Si quedar embarazada de otro hombre es amar no quiero imaginarme si me odiara.

-Su hermana dice que ella está enamorada de usted con locura.

-Enamorada con locura. Ja. No seas inocente, Teresa .-Impaciente, se pasó una mano por su oscuro cabello, alborotándolo aún más.

-¿Realmente cree eso, joven Andrés? El corazón no siempre elije a la persona más adecuada cuando decide entregarse.

-¿Crees que no lo sé? ¡Por eso no voy a perdonarla! !Nunca! Está claro que si alguna vez sintió algo por mí, lo olvidó demasiado rápido con ese hombre.

- Nunca es mucho tiempo. Estoy segura de que tiene el corazón partido en pedazos diminutos pero tiene que haber una explicación.

-¡No sé qué hacer! La amo pero no la puedo perdonar.

Susurros del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora