¿Enamorado?

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Sebastián, se sentía inquieto y decidió darle una llamada a su querida hermana.

--Hola, hermanita.—dijo al teléfono

--¿Sebastián?—contestó adormilada

--Si Sebastián, a menos que tengas otro hermano, soy yo.

--¿Te pasa algo?

--No Gabriela, sólo llamo para saludarte.

--A ver hermanito, desembucha, ya generaste mi curiosidad.

--¿Es que no puedo llamar para saludarte?

--Sí que puedes sólo que es extraño.

--Quiero preguntarte algo.

--Ya sabía yo. ¿Qué sucede?

--Ese hombre, tu entrenador, ¿Christian se llama?

--Si, Christian Rodgers, pero no te sigo hermanito. ¿Qué quieres saber de él?

--No es de él que quiero preguntarte. Si más no recuerdo me dijiste que es dueño de una fábrica importante de equipos médicos.

--Cierto, pero ¿para quién lo necesitas? ¿acaso mamá o papá les hace falta? Sólo tenían que decirme...

--Basta Isabel...

--Me llamaste Isabel, ahora sí que me pones nerviosa.

--Es para alguien que no conoces. Es una persona que su aparato auditivo está antiguo, pasado de moda, no sirve, cómo quieras decirle.

--Ah, comprendo, ¿mujer no?

--Deja las ironías que no te quedan. Recuerda que todavía no te perdono la escapada que te diste poniendo tú vida en peligro.

--Lo siento tanto por eso, te lo he dicho hasta el cansancio. Además algo bueno salió, y es que tenemos devuelta a nuestra madre. Pero no cambies de tema.—¿Estás enamorado hermanito?

Tardó en contestar. Enamorado no, ella sólo le hacía hervir la sangre, lo sacaba de sus casillas y quería borrarle la sonrisa de princesa que tenía pintada.

--Vaya. Te quedaste callado. Me alegro que alguien esté comenzando a derretir el "iceberg" de tú corazón.

--No estoy enamorado de nadie. Sólo quiero hacerle un favor así como una obra de caridad. ¿Entiendes?

--Ay, Sebastián, si te gusta una chica con impedimento es mejor que nunca te escuche decir algo como eso. La regarías con ella para toda la vida, créeme.

--Sí que eres cotilla Gaby.

--Cotilla no, es sólo que te quiero ver feliz.

--Dime si puedes ayudarme.

--Claro para mi futura cuñada lo que sea, ya hasta simpática me cae y no le conozco.

--Ni la conocerás porque no hay nadie a quién conocer. Habla con ese entrenador y me llamas tan pronto lo tengas. Otra cosa Gabriela, quiero sólo lo mejor, ¿vale?

--Si cariño, sabes que te amo.

--Yo también te amo. Hasta pronto chica curiosa.

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Susurros del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora