Cap. 26

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El sol aún no salía y muchas manticoras estaban reunidas en la sala del trono. Todos tenían su respectiva armadura y sus armas. No tenían orden alguno, pero se podía distinguir quién iba a ir a la guerra y quien no, por su armadura. Varias decenas de manticoras estaban alistados para la guerra.

Los paladines y bárbaros llevaban armaduras pesadas y duras de diferentes colores y tamaños. Los magos, nigromante y clérigos llevaban túnicas protegidas con magia. Los cazadores y chamanes portaban armaduras muy ligeras para aumentar su agilidad, algunos chamanes sólo llevaban pieles de animales salvajes encima.

Los clérigos estaban usando sus hechizos para mejorar las habilidades de pelea de todos, ataque mágico, ataque físico, resistencia mágica, agilidad, evasión y defensa contra magia de diferentes atributos.

-Bien, ya saben lo que tienen que hacer, ¿no?- Oz les daba las órdenes desde su trono-. Si encuentran a alguien del mismo gremio, no se separen. Recuerden que la unión hace la fuerza. Si se encuentran con un clérigo, protéjanlo, proteger a los clérigos es la base para ganar las guerras. Y si se encuentran con un enemigo...

-¡Lo matamos!- gritaron todos al mismo tiempo.

-¿Y qué hacemos si no sabemos si es de nuestro gremio o no?- le preguntó Isabelle a Lilith. Ellas junto con Germain, Jake, Mendryth, Darkaxe, Bor y Korum estaban en medio de toda la muchedumbre.

-En los eventos no puedes dañar a los de tu propio gremio aunque tú quieras- le contestó Lilith-. Puedes atravesarme con tu espada y no me pasará nada. Además, en este tipo de eventos, el nombre de la persona aparece encima de la misma junto con su nivel. Si es del gremio, el nombre y nivel será de color verde.

-Pero si es de color rojo- siguió Darkaxe-, mátalos- terminó de hablar, no tenía ninguna expresión en su cara y en ningún momento apartó su mirada de Oz.

La luz del día empezaba a aparecer.

-Y por último, recuerden- Oz siguió con su discurso- Libre...

-y fuerte...- todos decían el lema en una sola voz.

-¡Como Manticora!- era la primera vez que Isabelle decía el lema. Pero aún no se lo sabía de memoria como todos.

Cuando todos terminaron de decir el lema, gritaron eufóricos y desaparecieron. Cuatro proyecciones aparecieron en cuatro direcciones. La proyección del sur estaba justo encima de la entrada principal del gremio, mostraba un cielo gris y nublado, montañas de nieve y muchas ventiscas heladas. La proyección oeste apareció arriba del bar del gremio, mostraba un cielo nocturno y morado con algunas nubes anaranjadas, un infinito desierto y extraños movimientos debajo de la arena. La proyección norte apareció arriba del trono de huesos, mostraba un terreno color oxido y seco, árboles quemados, la lava hacia que el cielo nublado se tiñera de un rojo, había varios lagos de lava y muchos volcanes en erupción. La proyección del este apareció entre dos columnas frente a las escaleras para subir a las habitaciones del gremio, había un cielo morado, era de noche y había tres lunas azules que iluminaban perfectamente todo el territorio, era un bosque con unos cuantos lagos y ríos. Cada segundo que pasaba, aparecía una persona nueva en esos territorios, algunos eran del gremio, los demás eran de otros gremios. Gracias a esas proyecciones, todo el gremio Manticora podía ver lo que estaba pasando en la guerra de territorios. Ese tipo de proyecciones aparecían en todos los gremios e incluso en la ciudadela de Kastlen.

En el este.

Isabelle apareció en medio de dos árboles, sola. Oz le había dicho que si le tocaba en el territorio del este, tenía que mantenerse alerta, pues los árboles es el punto estratégico principal de los cazadores. Se colocó el escudo pero no desenvainó su espada, no quería hacer un esfuerzo demás, y comenzó a caminar. Volteaba hacia todos lados y constantemente miraba hacia las ramas de los árboles, quería estar segura que no la estuviesen acechando.

Secreto de NigromanteWhere stories live. Discover now