Cap. 3

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Estaba en un bosque rodeada de coyotes, unos asesinados por ella y otros vivos que estaban hambrientos.

Sostenía su espada, cubierta de sangre, con ambas manos en la empuñadura. Sus manos estaban cubiertas por ampollas reventadas, su cara estaba manchada de sangre ajena; rasguños, moretones y tierra; apenas podía mantenerse en pie, el peso de la armadura y sus armas era demasiado. Tenía el rostro muy hinchado por las heridas, uno de sus ojos estaba cerrado y el otro estaba por cerrarse.

Uno de los coyotes se lanzó a atacarla directamente por el frente, pero ella pudo detenerlo asestando una estocada por debajo del cuello de la bestia haciendo que cayera a sus pies.

-Ya no puedo más.- se dijo a sí misma en el intento de seguir luchando.

Otro coyote corrió a una gran velocidad en zigzag hacia ella y logró encajar su mandíbula en el brazo izquierdo de la paladín perforando con sus colmillos la armadura de acero. Ella hizo una mueca de dolor y no tardo en reaccionar con un corte en el lomo del coyote, matándolo. El coyote cayó muerto, pero las marcas de los colmillos se quedaron en la armadura junto con unos cuantos agujeros en su brazo, sin mencionar la gran cantidad de sangre perdida.

-No te rindas- escuchó.

Fue como un susurro en su cabeza y al mismo tiempo sintió una extraña presencia. Ella giró su cabeza a la derecha y vio, entre los árboles, la figura de un lobo blanco con cicatrices en su rostro, como si otro lobo le hubiese dado un zarpazo hace mucho tiempo atrás. Aquel lobo tenía un ojo azul y el otro era verde. Lo vio poco menos de cinco segundos, luego cayó al suelo y se desmayó.

-Bueno...no muchos pasan esa prueba, pero tú lo hiciste bien-.

Elle despertó de pie frente a Xenn. Se entristeció, pues sabía que había muerto durante la prueba y después volvió al lugar del que había partido.

-No te pongas triste, es raro que alguien pase esa prueba, y para ser honesto- Xenn esbozó una gran sonrisa-, me sorprende que casi lo lograras.

-Entonces aun me falta mucho por entrenar.- admitió Elle decepcionada.

Xenn lanzó una carcajada al aire-Al contrario, has demostrado de lo que eres capaz con las pruebas anteriores a esta. Y a partir de ahora, empezarás tu viaje sola.

-¿Sola?, ¡pero fallé en la prueba!- gritó sorprendida y algo alterada.

-Esa prueba era la última, y es irrelevante si tienes éxito o no en ella, es solo para demostrar tu desempeño, fuerza y avance.

-¿Y a donde iré? ¿Cómo sobreviviré? ¿Y si me encuentro con un monstruo... o con otro grupo de coyotes?- comenzó a preocuparse sobre su vida por primera vez.

Xenn extendió su mano hacia Elle y la pasó de la cabeza a los pies. Un resplandor amarillo envolvió el cuerpo de Elle y se materializó en una armadura blanca muy reluciente. Esta vez tenía un yelmo que dejaba a la vista sus ojos, su nariz y parte de su boca.

-Esta armadura casi indestructible te protegerá de muchos peligros.

Seguido de esto, Xenn extendió su mano derecha hacia el escudo y su mano izquierda hacia la espada de Elle. Unos resplandores amarillos cubrieron ambas herramientas. El escudo de madera se convirtió en uno de acero solido, la hoja de su espada se hizo más grande y más filosa. Además se podía leer un grabado en la hoja de la espada que decía "Elle, Guerrera Blanca".

-Esa espada podrá disipar las sombras del abismo más oscuro y ese escudo te defenderá de las garras de la muerte, pero solo si sabes usarlas bien.

-Supongo que no me iba a quedar aquí para siempre, ¿verdad?

-Yo, Xenn, Maestro enviado del reino de Kastlen, y su majestad el rey Leo III del continente de Utemn, te nombro Elle, Guerrera Blanca de Kastlen- después de terminar las formalidades, no pudo evitar abrazar a Elle. Ella había sido muy especial para él en tan poco tiempo. Aunque solo pasaron unos días, le había cogido mucho cariño. Ella era como una hija para él.

-Yo también te extrañare Xenn- una lágrima brotó de su ojo y cayó por su mejilla.

-No te preocupes si no sabes a donde ir, tu corazón siempre guiara a tus pies, pues no eres una árbol para quedarte en el mismo lugar para siempre- se separó de ella y le regaló una última sonrisa.

Elle decidió tomar un camino hacia el bosque, así podría poner a prueba su nuevo equipamiento. Pero antes de irse decidió darle un último vistazo al que fue su maestro y su primer gran amigo en ese extraño mundo.

-Xenn, gracias por cuidar de mí durante la prueba -añadió con una sonrisa y las lágrimas brotaban de sus ojos-. Te ves muy bien de lobo.

Xenn le siguió la corriente sin decir nada mientras seguía sonriéndole y diciéndole adiós. No la iba a asustar diciéndole que él no podía transformarse en lobo.


Secreto de NigromanteWhere stories live. Discover now