Cap. 19

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Los siguientes días, después del encuentro entre Oz y el gremio Gladiadores, el Trio Fénix siguió haciendo misiones sólo a los alrededores de la Arboleda de Gaia, por su seguridad, pues siguieron llegando amenazas del gremio Gladiadores. Hubo otros encuentros entre Oz y miembros de Gladiadores, pero el resultado fue el mismo, Oz siempre mandaba los cuerpos sin vida a la base del gremio Gladiadores. De cualquier forma, Isabelle sabía que Germain estaba con ella, protegiéndola, sin que ella se diera cuenta.

Oz supo que Astaroth fue visto rondando cerca de las praderas de Letoir y la misión por derrotarlo ya estaba disponible, aunque era cuestión de tiempo para que alguien de nivel alto fuera a pelear contra el monstruo. Oz mandó al Trio Fénix a matar a la bestia, pero ellas solas no iban a poder derrotarlo, Darkaxe y su hermano Bor acompañarían a las tres chicas.

Durante el camino a Letoir, Darkaxe y Bor le explicaban a Isabelle contra lo que se iban a enfrentar. Un monstruo gremial.

En el mundo de Nuevo Comienzo, cuando matas a un monstruo con cierto nivel de dificultad, haces que la fama de tu gremio suba unos cuantos puntos. Pero un monstruo gremial es diferente, cuando matas a un monstruo gremial, la fama de tu gremio sube cientos de puntos y la noticia de su muerte llega a todos los rincones del continente. El problema es que nadie puede matar a un monstruo gremial estando solo, siempre se necesita un grupo de al menos cinco personas para derrotar a un monstruo de tanto poder. Pero el mayor de los problemas es que al ser un único monstruo, todos quieren ser los primeros para matarlo y obtener la recompensa, ya muerto, no vuelve a aparecer hasta varias semanas o meses después.

Esta vez se enfrentarían contra Astaroth. Un monstruo que media al menos treinta metros de alto y diecisiete de ancho, tenía dos pares de alas azules, un par en la espalda y otro en la espalda baja. Su cabeza tenía dos cuernos rojos, no tenía ojos, su boca tenía dos grandes colmillos horizontales de cada lado y sus dientes eran todos puntiagudos y filosos. Su cuerpo estaba cubierto de pelaje café, pero en la parte de su pecho, manos y pies, el pelaje era amarillo. Sus garras eran de color azul como el de sus alas. Su cola era un gran látigo café y peludo que le servía para atacar.

Con las descripciones de los hermanos bárbaros, Isabelle sólo podía imaginarse que tenía que aplastar a un bicho gigante con poderes.

Al cruzar El Sendero de la Bestia Alada y entrar a territorios de Letoir, comenzó a llover, el cielo se oscureció en un santiamén. No era una lluvia suave, ni mucho menos tranquila, era un chubasco, el viento azotaba sobre sus rostros y alborotaba su cabello. Las hojas de los árboles volaban, el viento que azotaba el pasto hacia que el mismo adoptara una forma inclinada, en algunos casos, podían sentir algunas rocas pequeñas golpeando su rostro. El viento y todo lo demás, venían de una misma dirección.

-¡No falta mucho para llegar!- el viento era tan fuerte que Darkaxe tenía que gritar para ser escuchado-¡Siempre que aparece un monstruo gremial, el clima cambia drásticamente, entre más cerca estemos, más fuerte se hará la lluvia y el viento!

Darkaxe tenía razón, Isabelle sentía que entre más avanzaban, más fuerte se hacia el viento, llegaron a un punto en que incluso se les dificultaba avanzar. Ella nunca había imaginado que pelearía en condiciones tan extremas, incluso sentía que la espada podría salir volando en cualquier momento de su mano.

-¡Allí esta!- gritó Bor con todas sus fuerzas, tenía que entrecerrar los ojos para que el aire no los dañará-¡Y parece que somos los primeros!- todos miraban alrededor para confirmarlo-¡Vamos, antes de que nos ganen!

Isabelle no sabía que pensar. Podía ver a lo lejos una silueta gigante, algo borrosa por la lluvia, le recordaba cuando llovía en su ciudad y la niebla tapaba la punta de los edificios. Aquella silueta se movía de una forma salvaje y su cola golpeaba los árboles, Isabelle pudo notar que el bosque más allá del monstruo gremial, era El Bosque de la noche triste. Se escuchó algo estruendoso, era un rugido... un aullido... un grito, era difícil de explicar, todos esos sonidos se escuchaban al mismo tiempo cuando el monstruo abría su boca. Rugió varias veces antes de utilizar su cola para destrozar varios árboles detrás de él.

Secreto de NigromanteWhere stories live. Discover now