Cap. 2

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-¡¿Dónde demonios está?! ¡Dijo que se encargaría de los demonios lunares!

-Dijo que llegaría rápido. Viene en La sombra.

Una cazadora pelirroja de ojos azul esmeralda, esbelta figura, piel blanca, vestida con una armadura ligera, armada con un arco de madera junto con dos dagas, una en cada mano. Un bárbaro musculoso con una majestuosa melena castaña, ojos café, piel morena, con una "armadura" que sólo consistía en unas hombreras y la parte inferior de una armadura pesada, armado con un hacha larga de dos manos.

Ambos guerreros estaban peleando arduamente contra un ejército de yoxs. Criaturas con cuerpos de hombre y cabezas de oso. Las criaturas llevaban consigo unas gruesas armaduras de pieles de animal y unas hachas enormes que eran tan filosas que podían cortar un cuerpo humano en dos con un solo movimiento. Eran lentos, pero contaban con una fuerza y defensa impenetrables.

A lo lejos, un pequeño grupo de al menos cinco demonios lunares se burlaba de la cazadora y del guerrero que peleaban en vano, ya que sólo se necesitan dos demonios lunares para acabar con una legión de soldados. Los yoxs solo estaban cansando a los guerreros para hacer mucho más sencillo el trabajo.

Demonios lunares. Criaturas de tres metros de alto, piel tersa y azulada, cuernos y alas gigantescas. Sus rostros tenían un aspecto infernal; dejaban a la vista sus afilados dientes listos para desgarrar; y sus ojos amarillos, casi dorados, resplandecían en la oscuridad de la noche. Cada demonio llevaba consigo una armadura hecha de acero azul, una espada y un escudo hecho de minerales preciosos e indestructibles que brillaban con el reflejo de la luna llena que se alzaba en el cielo esa misma noche.

-¡¿Escuchas eso Lilith?! ¡Se burlan de nosotros porque saben que vamos a morir!-gritaba el bárbaro mientras le cortaba la cabeza a un yox con su hacha.

-Paciencia Jake, sabes que él siempre llega cuando menos lo esperas- añadió la cazadora mientras apuñalaba los cuerpos de cuatro yoxs con una agilidad impresionante-, le encanta hacer eso.

Después de ver a varios yoxs muertos en el suelo, los demonios decidieron unirse a la batalla y comenzaron a avanzar poco a poco matando a su paso a cualquier yox que se les cruzara en el camino. Los yoxs no eran muy inteligentes y solo recibían órdenes de seres más fuertes que ellos, no les importaba si morían a manos de seres más fuertes que ellos, al contrario, se sentían honrados.

El cielo, lleno de estrellas y una colosal luna morada, se nubló en un abrir y cerrar de ojos. Los pocos yoxs que quedaban con vida decidieron huir despavoridos hacia los bosques, no porque tuviesen miedo de los demonios o los dos guerreros, sino porque sabían lo que se acercaba a ese lugar.

-¡Malditas bestias cobardes!- gritó un demonio enfurecido en dirección a los bosques. Su voz tenía un tono demasiado grave y gutural que hizo temblar el pecho de Lilith y Jake.

-No es a ellos a quien le temen, demonio.

Una voz más humana se escuchó cerca. El demonio sabía de quien era esa voz, la había escuchado antes en una ocasión en la que casi muere, pero pudo huir. Giró rápidamente la cabeza y eso fue lo último que hizo antes de que un rayo de energía oscura lo pulverizara.

-Oz- susurró con ira el que parecía ser el líder de los demonios. Era más grande que el resto y su rostro estaba lleno de cicatrices ocasionadas por batallas anteriores.

-O mejor conocido como "El amo de almas"- añadió Oz-. Todos dicen lo mismo.

Un caballo negro de aspecto cadavérico de ojos rojos era montado por un nigromante de mirada confiada y despreocupada. La cabellera plateada del hechicero reflejaba la luz de la luna y se ondeaba con el viento. Su armadura y su espada estaban cubiertas de sangre, algo inusual pues los nigromantes solo usan túnicas y libros llenos de hechizos.

-Cuatro almas de demonio lunar... pero qué gran tesoro- dijo el nigromante, casi anunciando.

El nigromante alzó su mano izquierda y lo que parecía un hoyo negro apareció en la palma de su mano y un remolino verde se formaba alrededor del hoyo. Seguido de esto, las almas de los cuatro demonios se desprendían de sus cuerpos capturadas por el hoyo negro formado en la mano del nigromante sin que éstos pudieran hacer algo para poder evitarlo. Después de tragarse las cuatro almas, el remolino verde desapareció y el hoyo negro se cerró. El nigromante bajo su brazo. El caballo avanzó hacia la cazadora y el bárbaro como si su dueño se lo hubiese pedido con la mente.

-Tardaste demasiado- comentó Jake algo molesto, pero con aire de alivio.

-Sino hubieses llegado antes tendrías que haberte buscado a otros compañeros- añadió Lilith en tono de broma y le dirigió una sonrisa a Jake-. Te dije que vendría, idiota- comentó Lilith con una sonrisa aún más grande antes de darle una palmada en la nuca a Jake.

-Ya llegó- mencionó Oz con una leve expresión de felicidad en su cara y una sonrisa casi extinta.

-¡Por fin!,¡ hay que ir por ella ya!-gritó Jake con mucho vigor.

De la nada, un yox se lanzó para atacar por la espalda al nigromante con su hacha. Pero la bestia fue detenida y asesinada por el esqueleto de un guerrero armado que salió velozmente del suelo.

-Aun no, hay que esperar más información de Germain.


Secreto de NigromanteWhere stories live. Discover now