Cap. 28

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Oz estaba frente a Leo III y Arthur, en el castillo de Kastlen.

Después de la guerra de territorios, Oz y Lilith aparecieron victoriosos en el castillo del gremio Manticora y se encontraron con Isabelle, Mendryth y Germain. Hablaron de la situación de Jake; quien aún seguía descansando en su habitación; de la traición de Inka, de los enemigos del gremio y lo que probablemente era "La tormenta". Dedujeron que fue así como los gremios, Iluminados, Gladiadores e Hijos del hacha, llamaron a su alianza. Oz tenía que tener una audiencia con el rey para recibir el premio de la guerra de los territorios, y aprovecharía para hablar con él acerca del tema de "La tormenta".

-Cuanto tiempo sin vernos, Oz- dijo Leo extendiendo sus brazos para abrazar a Oz, quien respondió de la misma manera.

-Varios meses, si no me equivoco- respondió Arthur-. Oz- saludó el mago.

-Arthur- saludó Oz.

-Vienes por tu territorio, ¿me equivoco?- aseguró el rey.

-Sí, y...

-Bueno, ¿recuerdas la localización del gremio Corazón?- interrumpió el rey.

-Mmm, sí, está en Hostar- respondió Oz.

-Actualmente, el gremio quedó abandonado hace poco, realmente no sé por qué, pero el castillo sigue allí. Y, casualmente, el castillo está construido de la misma forma que tu castillo del gremio Manticora.

-Supongo que quieres... quiere- corrigió- que lo ocupé, ¿no?

-Así es- dijo entusiasmado-. Sin embargo, tu gente aun no se puede mudar. El castillo fue construido para un líder diferente, tardara tiempo en que te admita a ti y a tu gente como dueños.

-¿Cuantó tardara?, ¿si puedo saber?

-No te voy a mentir, tardara meses, creo que...- giró su cabeza hacia Arthur esperando respuesta.

-Nueve meses- respondió el mago.

-<< ¡Nueve meses!, debe ser una broma>>- pensó Oz.

-Nos aseguraremos que el castillo este en buenas condiciones y se adapte a sus próximos propietarios, no te preocupes, está en buenas manos- siguió Leo.

-Cambiando de tema, admito que no viene sólo por el asunto del territorio- añadió el nigromante-. Vine a advertirles.

-¿Advertirnos?, ¿piensas atacarnos, Oz?- preguntó el rey en broma, aunque pensó a considerar esa posibilidad.

-No, vengo a advertirles que se aproxima una gran guerra, tal vez las más grande y destructora que haya habido.

-Lo sabemos- respondió Arthur.

-¿Lo sabemos?- preguntó Leo confundido.

-Ya te lo conté el otro día, "La tormenta".

Oz se exaltó- Entonces, ¿es verdad?, ¿moriré en esa guerra?

Arthur se le quedo mirando unos segundos sin saber que contestar, hasta que recordó algo- Oz, ¿alguna vez has escuchado la profecía de la era de las luces y la gran luz?

-Creo que la leí una vez en un libro de la biblioteca de este castillo, pero, ¿eso que tiene que ver conmigo?

-"Cuando el cielo este en llamas, y el sol se apague,-comenzó a citar Arthur-las luces subirán a las montañas e iluminaran a los corderos en su camino a la gloria del corazón de la tierra. Y cuando el cielo se apague, y el sol vuelva a brillar, una parte de la tierra deberá ser congelada de nuevo para que el fuego de la oscuridad se extinga hasta que surja una flama más oscura, y ese día, será el tiempo de la gran luz.

-Lo siento, Arthur, pero sigo sin entender- contestó Oz.

-Oz, algún día, tendrás tanto poder que ni tú podrás controlar. Ten cuidado con lo que tienes planeado hacer con ese cristal en tu mochila.

Oz se sorprendió.

Oz había encontrado hace mucho tiempo un cristal verde muy brillante en una montaña en el continente de Zuta, tal cristal no existía en ningún otro lugar, y Oz pensó que sería un muy lindo regalo para Mendryth. De hecho, para hacer el cristal más hermoso, hizo que le añadieran una cadena de oro para convertirlo en un collar. Sin embargo, Oz se dio cuenta de las propiedades secretas del cristal y comenzado a buscar otras gemas para darle a Mendryth. Pero, las circunstancias llevaron a Oz a tomar la decisión de regalarle a su novia el collar de cristal verde.

-Yo no apruebo esto, sin embargo, sé que será lo correcto- continuó Arthur.

Oz quería marcharse, ya había escuchado suficiente. Se puso su capucha negra y se fue sin decir nada.

-¡Oz!-gritó Arthur antes de que el nigromante saliera por la puerta del castillo-Tencuidado. Estoy seguro que, para este punto, debes saber que la tormenta, laverdadera tormenta, no es una alianza de enemigos en tu contra. 

Secreto de NigromanteWhere stories live. Discover now