Alguien tocando la puerta lo despertó.
La noche pasada había festejado hasta el amanecer con todo el gremio. La victoria contra el demonio mundial era algo que se tenía que recordar durante mucho tiempo. Hubo cerveza, comida, música, fuegos artificiales y bufones. Algunos se habían quedado dormidos en la sala del trono y otros conservaron las fuerzas suficientes para llegar a su recámara y dormir en su cómoda cama. A Oz le extrañaba sentir cansancio, no recordaba la última vez que había sentido que los ojos le pesaban y tenía la necesidad de descansar su espalda.
Oz se levantó casi de golpe tumbando algunos libros que estaban sobre su cama. Le dolía la cabeza, ¿resaca?, no, eso no podía ser posible, no en ese mundo sin necesidades. Iba casi desnudo, sólo llevaba la parte inferior de su armadura, ni siquiera recordaba que se había quitado la parte superior. Los golpes en la puerta eran martillazos en su cabeza, se apresuró a abrir la puerta. La luz que venía del corredor lo cegó y cerró los ojos por un segundo.
-Oz- su voz era quebradiza y muy suave.
Oz intentó abrir los ojos poco a poco y bajo la mirada. Mendryth estaba llorando.
-¿Mendryth?, ¿estás bien?- No recibió ninguna respuesta, lo cual lo preocupó- Ven, pasa.
Oz abrió la puerta para que pasará su novia. Usualmente, Mendryth regañaba a Oz por no limpiar su habitación, pero esta vez ignoró por completo todo el desorden y fue directo a sentarse en la cama. Los ojos de Oz aún se sentían invadidos por la luz, así que cerró la puerta dejando sólo la sombría luz de las antorchas verdes de su habitación que siempre permanecían encendidas.
-¿Qué pasó?- decía mientras se sentaba junto a ella.
-Oz... ¿me amas?-por su expresión y su forma de hablar se podía notar que se estaba guardando unas ganas inmensas de llorar.
Por un momento, Oz no supo reaccionar y luego contestó-Pero claro que te amo, te lo he dicho millones de veces y tú a mí, ¿Por qué me preguntas eso?
Aguantando las lágrimas Mendryth contestó-Cuando fuimos con el oráculo, le preguntamos muchas cosas. Lilith le preguntó que si Jake y ella seguirían juntos como pareja y la respuesta del oráculo fue afirmativa. Pero cuando yo se lo pregunté...- Mendryth no pudo aguantar más y empezó a llorar.
Fue un golpe muy duro para Oz, él no sabía consolar personas y jamás había visto a Mendryth llorar así. Por instinto, él decidió abrazarla. Podía sentir el calor de su piel y las frías lágrimas rozando su hombro, pero no podía ver lo que más le gustaba de ella, su aura de luz que señalaba su felicidad.
-¿Que fue lo que te dijo ese viejo, amor?
-Me dijo... que nos separaríamos- se estaba esforzando por hablar claramente en medio del llanto- pero que...ambos estaríamos de acuerdo con nuestra decisión.
Oz sintió un enorme hueco en el estómago, saber que irremediablemente se separaría del amor de su vida era un peso con el que no podía cargar, pero aún así, se negaba a esa idea. Se negaba a la idea de que dos almas tan unidas se separaran así de simple. Tan sólo la muerte podía separar así de repente un amor tan fuerte como el de ellos.
-Mendryth, quiero que me respondas algo- se separó de ella, con su mano izquierda sujetó su hombro y con la derecha levantó el rostro de Mendryth- ¿Tú me amas?- Mendryth asintió- ¿Quieres estar a mi lado siempre?- volvió a asentir- Pues yo también. Eso es lo que yo quiero, una vida a tu lado- Mendryth cerró los ojos en señal de que iba a volver a llorar y volvió a abrazar a Oz, pero esta vez, un brillo la fue cubriendo poco a poco.
YOU ARE READING
Secreto de Nigromante
FantasiaLas cosas en este mundo como las conocemos cambiaron radicalmente. La ciudades se convirtieron en bosques, las fábricas en castillos, los parques en valles, los lagos en mares, las colinas en montañas, las aves en dragones, los peces en leviatanes...