Capitulo 2

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Capitulo 2.

Shannon miró con detenimiento a ese desconocido que buscaba trabajo en su rancho. Era alto y parecía bastante fuerte. Su voz era profunda y seductora, tenía un hermoso rostro. Su pelo dorado le llegaba a los hombros y su boca era un pecado para cualquier mujer. Pero no para ella, por muy apuesto que fuera, ella no se fiaba de él. En realidad no se fiaba de ningún pistolero, y claramente ese hombre era uno de ellos por los dos revólveres que llevaba en la cadera. El sombrero le ensombrecía el rostro y no pudo distinguir el color de sus ojos.

-Aquí no hay trabajo para ti - dijo Shannon con frialdad mientras seguía apuntándole con el revólver -. Así que ya puedes volver por dónde has venido.

Él no hizo movimiento alguno por obedecerle, sino que se bajó del caballo de un salto y se quedó allí de pie mirándolo todo a su alrededor.

-¡Quiéto! He dicho que te marches - dijo Shannon con frialdad -. No me gustan los pistoleros y no me fio de ellos. ¡Fuera o te juro que disparo!

-Ya no soy pistolero - dijo el hombre mientras se quitaba el sombrero y le miraba fijamente a los ojos.

Los tenía azules, y de un azul tan intenso como Shannon no había visto nunca en su vida. Por dios, ¿de dónde había salido ese hombre?

-Cuando uno es pistolero, toda su vida lo es. Lo lleva en la sangre - dijo Shannon.

-Yo no - dijo con indiferencia mientras se encogía de hombros -. Y veo que si necesitas mi ayuda, esto está muy descuidado.

-Eso no es de tu incumbencia - dijo Shannon mientras intentaba calmarse. No quería herirlo, pero de verdad que estaba pensando muy seriamente en abrirle un agujero en alguna parte de su anatomía -. No voy a contratarte.

-¿Es tuyo el rancho? - preguntó el desconocido -. ¿Vives sola?

-Mi padre es el dueño...

-Entonces es a él a quién le corresponde decidir si me contrata o no - dijo él mientras se acercaba poco a poco a ella -. Si no vas a disparar, deberías bajar el arma.

-Ni un paso más - dijo Shannon -. Si crees que no soy capaz de disparar estás muy equivocado.

-Adelante - dijo él mientras se paraba y abría los brazos.

Ese hombre le sacaba de quicio y disparó justo al lado de la bota derecha.

-Si te acercas más la próxima irá directamente al pie - dijo mientras volvía a martillar el arma.

-De acuerdo - dijo él con una sonrisa cínica -. Tú ganas, no me acerco más. Pero no me marcho hasta que hable con tu padre.

-He dicho que no te vamos a contratar

-Eso lo has dicho tú, no tu padre - dijo él mientras se cruzaba de brazos.

-¡Ahhh! - Shannon se acercó a él y le dio un puñetazo en la mandíbula -. ¡Vete!

Shannon vio con temor que su cabeza apenas se había movido del golpe, no le había dañado de ninguna manera. En cambio ella sentía como si se le hubiera roto todos los nudillos, por dios, tenía una mandíbula de acero.

-No tenías que haber hecho eso - dijo él con suavidad, pero su mirada era fría y Shannon empezó a tener miedo.

De pronto escucharon que se acercaba un jinete, y Shannon suspiro de alivio al comprobar que era su padre. Ahora ese hombre que la inquietaba tanto se iría y no volvería a verle más. Ni siquiera sabía su nombre, pero no le importaba.

-¿Qué ocurre aquí? - dijo su padre mientras llegaba hasta ellos y se bajaba del caballo -. ¿Quién es usted?

John Parker se acercó a su hija y miró con curiosidad al desconocido.

Al Otro Lado del OceanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora