Capítulo 29
Devlin notaba la mirada de súplica que le dirigía Shannon para que no le contara nada a su padre. Pero él no iba a hacerlo, por lo menos no por ahora. Sabía que en algún momento John se enteraría de que su hija estaba embarazada, y seguramente le diría que tenían que casarse. Pero, ¿y si John no obligaba a su hija a casarse con él? Tenía que encontrar la manera de que Shannon aceptara casarse con él. ¿La única forma sería confesarle sus sentimientos? No lo tenía muy claro, no sabía lo que ella sentía por él.
Él estaba enamorado de ella, y deseaba más que nada casarse con ella y tener a su hijo entre sus brazos. Se sentía tan feliz de saber que pronto iba a ser padre. Tenía que volver a hablar con ella a solas, tenía que intentar convencerla que lo mejor era casarse.
-¿Te ocurre algo hija? - preguntó de pronto John a su hija -. No has probado la cena y te veo muy triste.
-No es nada padre - dijo Shannon mientras se levantaba y se llevaba su plato -. No tengo hambre, si me disculpáis voy a retirarme a mi habitación.
Cuando Shannon salió de la cocina, John se volvió hacía él.
-¿Qué le ocurre? - le preguntó a él -. ¿Habéis vuelto a pelear?
-No, apenas nos hemos hablado - dijo Devlin mientras se encogía de hombros quitándole importancia.
-Papá, ¿puedo irme ya? - preguntó Adam mientras terminaba la cena.
-Claro hijo - dijo John mientras le daba un beso en la frente -. Que descanses bien.
Adam se levantó de la mesa y se dirigió a su habitación dejando a los dos hombres a solas.
La verdad es que él también estaba cansado, así que se levantó de la mesa y se despidió de John.
Tenía que encontrar algún momento para hablar con Shannon, esto no podía quedar así.
Shannon no podía dejar de dar vueltas por su habitación. Estaba nerviosa, seguramente su padre y Devlin estaban ahora solos en la cocina y estarían hablando. ¿Le estaría contando lo del embarazo? La espera por saber si su padre iría a su habitación a hablar con ella o no iba a acabar con sus nervios.
Media hora después, escuchó que su padre entraba en su habitación y al rato no se escuchó nada más. Su padre se había acostado, y ella suspiró aliviada. Devlin no le había contado nada, pensó mientras se desnudaba y se ponía el camisón para irse a la cama. Pero, ¿cuánto tiempo más podría retrasar lo inevitable? Su padre terminaría enterándose de su estado, y era preferible que se enterara por ella y no el ensanchamiento de su cintura.
Shannon no dejaba de dar vueltas en la cama, pensando en lo que había ocurrido esa misma tarde en el lago. Devlin se había puesto furioso con ella, y eso dolía. Ella quería que la amara, que le mirara con amor, no con esa frialdad que había visto esa tarde. Estaba casi segura de que Devlin había empezado a quererla, pero ahora no estaba tan segura. Esa mirada que le había lanzado esa tarde era de furia y desilusión, como si ella le hubiera desilusionado. ¿Pensaría que le había traicionado como esa inglesa? No, ella no era igual. Ella lo amaba de verdad.
Seguramente Devlin intentaría hablar de nuevo con ella, pero no todavía no estaba preparada. Ya quedaban pocos días para la boda de su amiga, y era una excusa perfecta para no estar a solas con él. Ella se encargaría de llevar a Adam a la escuela con la excusa de ayudar a Sara con los preparativos de la boda.
Sí, era lo mejor, se dijo mientras cerraba los ojos e intentaba dormir. Lo mejor era mantener las distancias durante un tiempo.
Había llegado el día de la boda de Halcón Plateado, y Devlin no había conseguido quedarse a solas con Shannon. Había estado esquivándole, eso se notaba. Ya estaba cansado de sus desplantes, y se dijo así mismo que ese mismo día, después de que su amigo se casara, ellos dos iban a tener una conversación y a dejarlo todo aclarado.
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Al Otro Lado del Oceano
RomansDespues de sufrir una decepción amorosa, Devlin St. James cuarto conde de Selford, decide dejar su país para labrarse una nueva vida. En lo más recóndito de Texas, Devlin conoce a Shanon, una mujer de armas tomar. Al principio los dos se detestan a...