Capitulo 8.
Estaba en el lago esperando a que llegara Halcón Plateado. Sara estaba nerviosa, ¿qué querría decírle Halcón Plateado? ¿Sería que ya no quería verla más? No podría soportarlo, ella estaba completamente enamorada de él. A ella no le importaba que fuera mestizo, era un hombre maravilloso y su raza era lo de menos para ella. Por dios, esta espera le estaba matando.
-¡Sara! - la llamó Halcón Plateado mientras se acercaba a ella.
Sara le miró para intentar descubrir de que humor estaba, pero en esos hermosos rasgos no pudo descubrir absolutamente nada.
-Me alegra que haya accedido a reunirte aquí conmigo - le dijo Halcón Plateado mientras le cogía de las manos -. Tengo que hablar contigo.
-¿Ocurre algo malo? - le preguntó con preocupación.
-Ven, sentámonos.
Halcón Plateado la llevó a la orilla del lago e hizo que se sentara. Él se sentó junto a ella y le miró con una sonrisa en los labios.
-Tranquilizate Sara - le dijo Halcón Plateado mientras se acariciaba el rostro y le daba un pequeño beso en los labios -. Solo quería estar un rato a solas contigo antes de partir a las montañas con los mios.
-¿Te vas? - preguntó Sara con tristeza mientras intentaba controlar las lágrimas.
-Debo hacerlo - le dijo Halcón Plateado -. Pero voy a volver. Los Parker todavía me necesitan.
Halcón Plateado la estrechó entre sus brazos y la besó con pasión.
-Te voy a echar de menos Sara - le dijo en un susurro junto a su boca -. Quiero que me esperes, porque voy a volver a tu lado. Quiero seguir paseando contigo y poder robarte un beso de vez en cuando.
-¡Oh! - dijo Sara mientras se abrazaba con fuerza a él -. No me voy a ir a ningún lado, aquí voy a estar cuando regreses. Esperare con impaciencia a que vuelvas para que podamos seguir paseando y robandonos besos.
-Jajaja - Halcón Plateado lanzó una carcajada de alegría -. Me alegra saber que me vas a esperar Sara.
-Y a mi me alegra saber que quieras volver para estar conmigo.
Halcón Plateado la abrazó y estuvieron así durante todo la tarde.
Habían pasado ya unos días desde que Devlin le había robado un beso en el lago, y desde entonces Shannon se sentía inquieta y nerviosa cuando estaba cerca de él. Había momentos que deseaba sacar su revolver y dispararle a ese hombre, pero la necesidad de ser besada de nuevo por esa maravillosa boca era más fuerte. Por dios, ese beso todavía lo llevaba marcado a fuego. Todavía recordaba su musculoso cuerpo pegado al suyo, esa boca que deboraba a la suya con suavidad y pasión, hacía que su cuerpo se derritiera con solo recordarlo.
Shannon estaba fuera, trabajando en el pequeño huerto que tenían detrás del rancho. Desde allí, podía ver a Devlin sin camisa trabajando con los caballos. Ese cuerpo era simplemente perfecto, y deseaba ir allí y abrazarlo y besarle... "Por dios Shannon recuerda que es un pistolero" se dijo así misma con furia. Sí, no debía de olvidar que un hombre como ese había violado y asesinado a su madre. No podía olvidar que no confiaba en él, pero su cuerpo reaccionaba ante su simple presencia.
De pronto, Shannon vio que Devlin se acercaba al huerto. Había estado tan ensimismada admirandolo que no se había dado cuenta de que se estaba acercándo a ella.
-¿Ocurre algo Shannon? - le preguntó cuando llegó hasta ella y se cruzo de brazos -. No has parado de observarme desde que estás en el huerto. ¿Recordando el beso? - le preguntó con una sonrisa en esos maravillosos labios.
-Ya quisieras tú - dijo Shannon con furia -. Tengo mi revolver conmigo, y estaba pensando si sacarlo y pegarte un tiro con él.
-Mentirosa - dijo mientras se acercaba más a ella -. ¿Te pongo nerviosa? Vamos, por qué no admites que estabas pensando en el maravilloso beso que nos dimos.
-Jamás admitiré eso, porque no es cierto - dijo Shannon con furia -. No me gustó para nada.
-¿En serio? - dijo Devlin mientras volvía a cogerla entre sus brazos -. Quizás debas recordar lo que se siente al ser besada....
-Ni te atrevas - le dijo mientras le ponía el revolver en el estomago -. Alejate.
-¿Te atreverías a dispararme? - le preguntó mientras la soltaba y daba un paso hacía atrás -. No creo que seas tan cruel ni malvada para hacerle eso a un hombre desarmado.
Devlin se estaba divirtiendo bastante con esa conversación. Sabía que Shannon no le dispararía. Estaba tan hermosa allí de pie con el revolver en la mano y hermosos ojos que le miraban con frialdad. Deseaba tanto volver a besarla, volver a saborear esa boca que le sabía tan dulce como la miel. Devlin no sabía que le estaba pasando, por qué deseaba a esa mujer de esa manera. No le hubiera importado que Shannon entrara en su habitación por las noches para meterse en su cama. Quizás ese fuera el problema, saber que ella no lo iba a hacer hacía que la deseara con más fuerza. Conquistar a esa mujer iba a ser complicado, pero estaba casi seguro de que lo lograría. ¿Quería él llevársela a la cama? Por supuesto, pero no se enamoraría de ella. Eso no iba a suceder, su corazón no iba a estar otra vez en manos de una mujer para que pudiera destrozárselo.
-¿Desarmado tú? - dijo Shannon con una carcajada cínica -. He visto como usas los puños. Tus manos de por sí ya son un arma.
-¿Y no te alegras de que sea así? Te salve de ese desgraciado - dijo mientras arqueaba una ceja.
-Puede ser - dijo mientras se encogía de hombros -. Pero ahora deberías ir a hacer tu trabajo...
-Lo haría con más tranquilidad si dejaras de observarme - dijo Devlin -. Me pones nervioso ver como me comes con los ojos.
-Yo no... - Shannon guardó el revolver en el bolsillo y se acercó a él con furia -. Yo no estaba comiendote con los ojos.
Shannon se plantó delante de él con las manos en la cintura y mirándole con furia.
-Sí ya, lo que tu digas - Devlin se cruzo de brazos y la miró enarcando una ceja -. ¿Cuándo vas a reconocer que me encuentras atractivo?
-Eres un... - dijo mientras levantaba un puño y le golpeaba en el rostro -. ¡Maldito sinvergüenza!
Shannon salió del huerto echa una furia y entró en la casa dando un portazo. Devlin se quedó allí de pie, todavía un poco aturdido por el golpe. Por dios, creía que le iba a dar una bofetada como la otra vez, pero no se esperaba que fuera un puñetazo. Esa mujer le había partido el labio, se dijo con furia mientras se limpiaba el labio de sangre. ¡Ah! la venganza iba a ser muy, pero que muy dulce. Ya se iba a enterar esa preciosidad cuando la cogiera, no le quedarían ganas de abofetearlo cuando estuviera derritiéndose en sus brazos por la pasión. Sí, por más que ella lo negara, sus besos la afectaban y bastante.
"Prepárate Shannon, en algún momento nos quedaremos a solas y ahí es cuando conoceras la verdadera pasión" se dijo Devlin con una sonrisa mientras volvía al trabajo.
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Al Otro Lado del Oceano
RomansaDespues de sufrir una decepción amorosa, Devlin St. James cuarto conde de Selford, decide dejar su país para labrarse una nueva vida. En lo más recóndito de Texas, Devlin conoce a Shanon, una mujer de armas tomar. Al principio los dos se detestan a...