Capitulo 5
Devlin llevaba ya una semana trabajando en el rancho de los Parker, y cada día se sentía más a gusto. John Parker era un gran hombre y le tenía en muy alta estima, y adoraba a Adam, era un muchacho estupendo. También se había echo muy amigo de Halcón Plateado y de vez en cuando trabajaban hombro con hombro en el rancho. Pero con Shannon las cosas eran distintas, no había un solo día en el que no pelearan. Ya había averiguado por qué odiaba tanto a los pistoleros. Un día estaban hablando tranquilamente en las caballerizas mientras hacían un descanso, cuando Halcón Plateado le contó lo que había ocurrido hacía cinco años.
- Ese pistolero que llegó pidiendo algo de comer - dijo Halcón Plateado con furia -, violó y asesinó a Susan Parker delante de su esposo y su hija. Desde entonces Shannon odia a los pistoleros.
Cuando Halcón Plateado volvió al trabajo, Devlin se quedó pensando en todo lo que le había contado. Él había pertenecido a una banda de pistoleros a sueldo, y ninguno de ellos jamás había violado y matado a mujeres. Ese hombre no era un pistolero, era un asesino. Ahora entendía por qué Shannon se comportaba así con él.
Esperaba que con el tiempo se diera cuenta de que no era como ese hombre. No podía negar que era hermosa, y que en más de una ocasión había deseado saborear esos hermosos labios. Sabia que no le era indiferente aunque ella intentara convencerle de lo contrario. En más de una ocasión la había visto observándolo cuando no llevaba camisa.
Esa mañana hacía bastante calor y Devlin necesitaba algo de agua para beber. Dejó las herramientas que estaba usando para repartir el heno por el establo y decidió entrar en la casa a buscar algo de beber. De pronto salió Shannon por la puerta y Devlin decidió pedírselo a ella, así se ahorraría el viaje.
- ¡Eh Shannon! - gritó Devlin desde detrás del cercado.
Vio como la espalda de Shannon se ponía tensa y apretaba las manos a los costados de su falda. Sí, ya se estaba preparando para un nuevo altercado.
- ¿Podías traerme algo de agua, por favor? - preguntó Devlin intentándo ser amable para que ella no se negara -. Hace mucha calor.
Shannon en ningun momento se volvió hacía él. Cogió un cubo que había cerca de allí y se dirigió hacía la bomba de agua. Bien, se dijo así mismo, parecía ser que iba a traerle el agua. Se quedó allí esperando a que ella llegara. Esa mañana Shannon se había vuelto a recoger el cabello con la cofia. Era una lástima, a él le gustaba verla con el cabello suelto.
Cuando se dio la vuelta, Devlin vio que tenía una sonrisa en el rostro. ¿Qué estaría tramando ahora? Se preguntaba Devlin mientras alzaba una ceja y le miraba con sospecha. Shannon no dijo nada hasta que estuvo a su lado.
- ¿Tienes sed? - dijo Shannon mientras le enseñaba el cubo -. Pues aquí tienes.
Y una vez dicho esto, Shannon le echó el cubo de agua por la cabeza, haciendo que quedara mojado de la cabeza a los pies. Devlin no salía de su asombro, "maldita mujer" se decía mientras se quitaba el agua de los ojos. Cuando levantó la vista, vio que Shannon ya estaba entrando dentro de la casa. "Esto no va a quedar así" se dijo mientras la seguía a la casa.
Cuando entró, Shannon había sacado el revolver y le apuntaba con él.
- Ni un paso más, no te acerques - dijo Shannon mientras le apuntaba al pecho.
Por dios, Shannon estaba realmente nerviosa. Quizás se había propasado un poco al echarle el agua por encima, pero se lo tenía bien merecido. Ahora Devlinn estaba en su cocina todo mojado, y por dios estaba realmente apuesto. No sabía lo que le pasaba, pero cada vez se sentía más atraída hacía él. No le gustaba para nada lo que le hacía sentir, no confiaba en él. Es verdad que durante este tiempo que llevaba trabajando se había comportado muy bien con todos, pero aún así ella seguía desconfiando. En cualquier momento podía enfadarse de verdad y eliminarlos a todos, ¿no? Ya no estaba segura de nada. Pero ahora si parecía que estaba bastante enfadado, y Shannon tenía miedo, mucho miedo.
- No des un paso más o... - empezó diciendo Shannon cuando vio que él se acercaba a ella -. Si te acercas más dispararé.
Devlin se detuvo justo a unos centímetros del revolver y la miró con frialdad. Él cogió el revólver por el cañón y se lo pegó al pecho.
- Vamos, dispara - dijo Devlin con frialdad -. No te lo voy a impedir. Los dos sabemos que estás deseando hacerlo. Desde que llegué aquí me has odiado por lo que hizo un hombre a tú madre. ¿No has pensado que no todos los pistoleros son como él?
- No, todos son iguales - dijo Shannon con una tranquilidad que por dentro no sentía. Por dios, tenerlo tan cerca era bastante perturbador. Ese olor a hombre y a caballo que desprendía su piel estaba haciendo que se derritiera.
- Pues no es así - dijo Devlin mientras soltaba el revolver -. Ahora, si no vas a disparar, baja el arma y déjame que beba un poco de agua.
Los dos se quedaron mirándose el uno al otro durante un rato, hasta que Shannon se dio por vencida y bajó el arma. Se lo guardó en el bolsillo del delantal, pero no se apartó. Parecía ser que las piernas no le obedecía, por dios, quería irse de allí.
- ¿Todavía tienes ganas de pelea? - dijo Devlin mientras se inclinaba ante ella.
En un acto reflejo, Shannon se echó hacía atrás hasta que su espalda encontró la pared. Devlin la siguió y puso las manos en la pared cada una al lado de su cabeza.
- ¿Por qué estás temblando Shannon? - susurró Devlin junto a su oreja -. ¿Me tienes miedo?
- Por... por supuesto... que no - dijo Shannon casi sin aliento.
- Umm... quizás sea otra cosa - dijo Devlin mientras le acariciaba el rostro -. Estás hermosa hoy Shannon.
Por dios, Shannon creía que se iba a derretir allí mismo. Esa simple caricia había echo que todo su cuerpo temblara de deseo. No, no podía dejar que ese pistolero la sedujera de esa manera.
- No me toques - dijo Shannon mientras le apartaba la mano de su rostro.
- Jajaja - Devlin se rió mientras se apartaba de su lado -. He notado como temblabas con esa caricia por más que lo niegue.
- Maldito...
- Ya basta Shannon - dijo Devlin interrumpiéndola -. Es suficiente por hoy, necesito beber agua y seguir con mi trabajo.
Devlin se sirvió agua de una jarra que había allí y salió de la casa como si nada. Por dios, ¿cómo podía desearlo y odiarlo a la vez?
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Al Otro Lado del Oceano
RomanceDespues de sufrir una decepción amorosa, Devlin St. James cuarto conde de Selford, decide dejar su país para labrarse una nueva vida. En lo más recóndito de Texas, Devlin conoce a Shanon, una mujer de armas tomar. Al principio los dos se detestan a...