Capítulo 34

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Capítulo 34

Al día siguiente cuando Shannon se despertó, vio que Devlin ya se había levantado. ¿Estaría esperándola en la salita del desayuno? Seguramente, no creía que se fuera sin decirle nada. Cuando estaba levantándose, Lindsay entró en la habitación para ayudarla a vestirse. Se vistió con un sencillo vestido verde que había traído de casa. Era el mejor que tenía, pero se imaginaba que era muy simple para vivir en esa gran ciudad.

Cuando llegó a la salita del desayuno y vio a Devlin apenas pudo reconocerlo. Llevaba el pelo peinado hacía atrás y un traje oscuro con camisa blanca. Por dios santo, ahora si parecía un conde, no el pistolero que ella había conocido. Pero ella quería a su pistolero, ese maravilloso hombre que vestía informalmente y que llevaba varios revólveres en las caderas. Se sentía fuera de lugar, ese sitio no estaba hecho para ella. Se imaginaba que Devlin encargaría un guardarropa nuevo para ella. En ese tiempo que pasarían allí seguramente acudirían a cenas y bailes de gala, y ella tendría que vestirse y comportarse como una dama más de la alta sociedad. Pero, ¿cómo lo haría? Ella no sabía nada sobre como comportarse en un lugar así, se había criado en un rancho y de refinamiento no tenía nada.

-Buenos días preciosa - dijo Devlin la vio y se acercó a ella para darle un pequeño beso en los labios -. ¿Has dormido bien?

-Si - dijo mientras miraba al suelo con tristeza.

-¿Qué ocurre Shannon? - le preguntó Devlin al verla tan triste.

-Nada, es que me siento fuera de lugar aquí - le dijo Shannon -. Mírate, ahora si pareces un conde de verdad y yo...

-Ay pequeña - dijo mientras la abrazaba con dulzura -. Ya he encargado unos cuantos vestidos para ti. Seguramente tendremos que asistir a cenas y bailes...

-Devlin, yo no se bailar los bailes que hacéis aquí - dijo Shannon.

-No te preocupes, yo te enseñare la contradanza y el vals - dijo Devlin con una sonrisa -. Son los únicos bailes que debes aprender. Ahora debo marcharme, tengo cita en la delegación londinense para hablar con el representante de allí. A ver si averiguo algo.

-Está bien - dijo Shannon mientras se sentaba en la mesa.

Devlin volvió a darle otro pequeño beso y salió de la casa. Esto iba a ser más complicado de lo que se imaginaba, se decía Shannon mientras desayunaba.

Unas horas después, Shannon estaba en la biblioteca intentando leer algo cuando tocaron a la puerta.

-Adelante - dijo Shannon mientras dejaba el libro en una mesita y se ponía de pie.

-Perdón que la moleste señora - dijo George mientras entraba en la biblioteca -. Han traído un paquete para usted, me imagino que será uno de los vestidos que el señor encargó.

-Está bien, muchas gracias George - dijo mientras salía de la biblioteca y se encaminaba a su habitación -. ¿Lo han llevado a mis aposentos?

-Si señora - dijo George mientras la seguía -. Lindsey ya debe estar allí.

Cuando entró en sus aposentos, Lindsey ya tenía el vestido preparado para ponérselo. Era un hermoso vestido de mañana de color verde.

Lindsey le ayudó a ponérselo y cuando se vio en el espejo de cuerpo entero no se reconoció. Le quedaba de maravilla, pero esa no era ella. Ella era una sencilla chica criada en un rancho que vestía sencillamente, y esa mujer que veía en el espejo era una dama con un exquisito vestido.

-Está usted preciosa señora - dijo Lindsey mientras la contemplaba -. Seguramente el señor opinará lo mismo. Ahora si me lo permite me gustaría peinarla.

Al Otro Lado del OceanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora