Capítulo 36
Ya habían pasado varios meses y Shannon se sentía gorda y torpe, pero feliz. Habían empezado a notar como su hijo se movía dentro de ella y eso hacía que sonriera de felicidad. Con Devlin las cosas iban bien. De vez en cuando tenían sus pequeñas peleas, pero terminaban abrazados y besándose con pasión. Ella había dejado de asistir a los bailes cuando el embarazo empezó a notársele, y las amigas que había hecho allí la visitaban y le contaban todos los chismes de la alta sociedad.
La preocupación por Liam todavía estaba latente en sus vidas. En todo ese tiempo no habían conseguido averiguar nada, y tenían pensando ir a Londres a buscar información allí. Su viaje a Londres se había retrasado a causa de su embarazo, Devlin le dijo que no quería ponerla en peligro a ella y a su hijo. Iban a esperar a que el bebé naciera y tuviera el tiempo necesario para pasar varios meses en alta mar.
Había recibido varias cartas de su padre donde le decía que las cosas por allí iban bien. La casa que habían empezado a construir estaba casi lista, y su hermano la echaba mucho de menos. Su padre también le contaba que Sara estaba embarazada y que Halcón Plateado estaba muy feliz por su paternidad.
Shannon no podía contener las lágrimas al leer todo eso, los echaba mucho de menos a todos. Sobre todo le hubiera gustado estar allí para abrazar y felicitar a su amiga. Sabía lo feliz que se estaría sintiendo, ella sentía la misma felicidad por su embarazo y estaba deseando tener a su bebé en brazos. Decidió escribir ella una carta contándoles todo lo que le estaba ocurriendo. Salió de la salita donde estaba leyendo la carta, y se dirigió a la biblioteca en busca de papel y pluma.
Devlin estaba empezando a desesperarse, seguían sin tener noticias de Liam y su mujer. No habían encontrado sus cuerpos, y él tenía la esperanza de que estuvieran perdidos en alguna isla o costa. Quizás Liam y su mujer no recordaran nada, y por ese motivo no se habían puesto en contacto con él. ¿Estaría Liam en algún lugar extraño sin recordar quién era? Cuando su hijo naciera y fuera lo suficientemente mayor para viajar, irían a Londres.
Cuando llegó a la casa, George le dijo que Shannon estaba en la biblioteca. Cuando llegó, vio que su preciosa mujer estaba concentrada escribiendo una carta en el escritorio. No se dio cuenta de su presencia y Devlin rodeo el escritorio en silencio y cuando estuvo a su lado la rodeo por la cintura acariciándole el vientre, y dándole un pequeño beso en el cuello le habló.
-¿Cómo está hoy mi gordita preciosa? - dijo con dulzura junto a su oreja.
-¡Oh Devlin! - dijo Shannon mientras giraba la cabeza para darle un pequeño beso en los labios -. No te he oido entrar. Estoy escribiendo una carta a mi padre. He recibido una de él.
-¿Y qué se cuentan? - dijo Devlin mientras la levantaba de la silla, se sentaba él y la colocaba a ella sobre sus piernas.
-La casita que mandemos construir está casi lista, y nos echan mucho de menos - dijo Shannon con lágrimas en los ojos.
-¿Por qué lloras pequeña? - le dijo Devlin con cariño mientras le secaba las lágrimas con dulzura.
-Porque yo también los extraño mucho - dijo ella mientras se acurrucaba entre sus brazos.
-Lo sé pequeña - dijo Devlin dándole un pequeño beso en la cabeza -. Sabes que vas a volver a verlo. Volveremos cuando encuentre a Liam.
-¿Ha habido noticias?
-No, ninguna.
Shannon se sintió triste al enterarse de que Liam todavía no había aparecido. ¿Dónde estaban?
-¿Cuenta algo más tu padre en la carta? - preguntó Devlin de pronto.
-Ah, Halcón Plateado y Sara van a ser papás - dijo Shannon con una gran sonrisa en el rostro.
-Que maravillosa noticia - dijo mientras se levantaba con ella en sus brazos -. La verdad es que echo de menos a Halcón Plateado, es un gran amigo.
-Sí, lo es.
-Creo que, como no estamos con ellos, deberíamos celebrar la noticia nosotros solos de alguna manera - dijo mientras le daba pequeños mordisquitos en los labios.
-Ummm - dijo Shannon mientras le acariciaba el pecho -. ¿Y qué propones querido esposo?
-Propongo una abundante cena tú y yo solos - dijo mientras le mordisqueaba la oreja -. Y después podríamos tomar el postre en nuestra habitación.
-¿De qué postre estamos hablando?
-Ummm... yo pienso saborear a una gordita preciosa que sabe a miel - dijo mientras aspiraba su aroma.
-Me gusta la idea - dijo Shannon con una sonrisa mientras se separaba de él -. Pero primero tengo que enviar la carta.
Shannon se acercó al escritorio cogió la carta, y junto con su esposo salió de la biblioteca a celebrar la paternidad de sus amigos.
Una tarde cuando Devlin volvió de la Delegación y de su club, sin ninguna pista importante sobre Liam, George le dijo que Shannon estaba en su habitación y que parecía ser que su hijo ya quería nacer.
-Pero, todavía falta varias semanas - dijo Devlin con preocupación mientras se dirigía a las escaleras.
-Lo sé señor, pero el parto se ha adelantado - dijo George mientras seguía a su señor -. La comadrona y la señora Potts están con ella ahora.
Cuando subía las escaleras, Devlin escuchó los gritos de su mujer y eso lo asustó más que nada. Cuando iba a abrir la puerta de la habitación, ésta se abrió y apareció la señora Potts.
-Señor, usted no debe estar aquí - dijo mientras cerraba la puerta detrás de ella -. Debe esperar en la sala...
-Nada de eso - dijo Devlin con preocupación -. Es mi mujer, y quiero estar con ella.
-Lo entiendo señor - dijo la señora Potts mientras seguía impidiéndole el paso a la habitación -. Pero no es un sitio para hombre. Por favor George, llévate al señor abajo y no lo deje subir hasta que todo haya acabado.
George cogió a su señor por el brazo y le acompañó a la sala. Pero Devlin no estaba tranquilo, no dejaba de dar vueltas nervioso por la sala. Por dios, cada vez que oía gritar así a su mujer, deseaba subir y echar la puerta abajo para estar con ella.
Después de varias horas empujando, Shannon por fin pudo conocer a su bebé. Era un varoncito hermoso, y en el momento en el que la comadrona se lo puso en su pecho ella lo amó con todo su ser. Ahora hacía falta que Devlin estuviera allí con ella y conociera a su hijo.
-Felicidades señora - le dijo la señora Potts -. Es un niño precioso.
-Sí que lo es - dijo mientras le acariciaba la cabecita -. ¿Puedes avisar a Devlin?
-Claro señora, enseguida lo buscó.
Mientras Shannon esperaba a que su marido llegara a su lado, ella le dio el pecho a su bebé. Era tan maravilloso sentir como su bebé se alimentaba de ella. La puerta se abrió de golpe y entró Devlin.
-¡Oh Devlin! - le dijo mientras le tendía la mano para que se acercara -. Es nuestro bebé, nuestro pequeño varoncito.
Devlinn se acercó a la cama, le dio un beso en la frente a su mujer y otro a su hijo en la cabecita.
-¿Te encuentras bien? - le preguntó mientras se sentaba junto a ella.
-Sí, estupendamente - le dijo con lágrimas en los ojos.
-Es hermoso - dijo Devlin acariciándole la cabecita a su hijo -. ¿Cómo le vamos a llamar?
-Me gusta el nombre de Daniel.
-Pues Daniel será - dijo mientras abrazaba a su mujer y a su hijo.
Devlin se sentía dichoso, tenía un hermoso hijo y una mujer maravillosa. Ahora lo único que faltaba para completar su dicha era que su primo apareciera sano y salvo.
En unos meses, cuando Daniel estuviera más grande, se embarcarían a Londres. Y una vez allí, tenía la esperanza de encontrar a su primo.
ESTÁS LEYENDO
Al Otro Lado del Oceano
RomansDespues de sufrir una decepción amorosa, Devlin St. James cuarto conde de Selford, decide dejar su país para labrarse una nueva vida. En lo más recóndito de Texas, Devlin conoce a Shanon, una mujer de armas tomar. Al principio los dos se detestan a...