Capítulo 40

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Capítulo 40

Boston, varios meses después.

Shannon estaba esperando junto a Lindsey y su hijo a que saliera el ferrocarril que la llevaría de vuelta a casa. Mientras esperaba, empezó a recordar los meses que había pasado a bordo del barco. Había tenido que decirle al capitán que era viuda y que volvía a la casa de su padre. Gracias a dios habían tenido buen tiempo en alta mar, y no le habían sorprendido ninguna tormenta. Ella se pasaba casi todo el tiempo en su camarote extrañando a Devlin. Lo echaba tanto de menos, pero él había preferido quedarse allí con su primo en lugar de estar con ella y con su hijo. Pues que así fuera, ella no lo necesitaba, podía criar a su hijo sola. Su padre le ayudaría, estaba segura de ello.

Todas las noches lloraba en su cama extrañando el calor y el olor del cuerpo de su marido. ¿Iría él tras ella? Se imaginaba que sí, pero ella no pensaba perdonarlo tan fácilmente. Cuando paseaba por la cubierta del barco, el capitán siempre se le quedaba mirando con tristeza. Shannon se imaginaba que el capitán pensaba que estaba así por la muerte de su esposo, y por un lado tenía razón. Había perdido a su esposo, pero no a manos de la muerte, sino de Londres.

Lindsey había sido una gran compañía para ella, le tenía mucho cariño. Todavía no sabía cómo se las iban a arreglar para vivir todos juntos en el rancho de su padre, pero buscarían la forma. Se imaginaba que la casita que habían empezado a construir junto al lago ya estaría acabada, pero ella se iba a quedar con su padre. Esa casita era para vivir ellos dos con su hijo, pero Devlin ya no estaba con ella y por lo tanto la casa se quedaría vacía. Pero no solo tenían que buscar un sitio para Lindsey, sino también para su nuevo hijo. Mientras estaba en el barco, había descubierto que estaba embarazada de nuevo. Esa noticia la llenó de alegría y tristeza a la vez. Iba a volver a ser madre, y eso le alegraba mucho, pero Devlin no estaba con ella para compartir esa dicha. ¿Por qué tenía que ocurrir todo esto? ¿Por qué había tenido que quedarse en Londres? Su primo y su mujer habían aparecido sanos y salvos. Eso es lo que ellos esperaban para poder volver a casa. Entonces, ¿por qué él no había querido volver con ella? Él decía que era porque su primo lo necesitaba, pero ¿por qué lo necesitaba su primo? Tenía a su madre, a su mujer y a su hijo. Su memoria poco a poco iba aclarándose y con el tiempo recuperaría todos los recuerdos perdidos. A Shannon volvió a llenársele los ojos de lágrimas mientras esperaban a que llegara el ferrocarril.

-¿Se encuentra bien señora? - le preguntó Lindsey que estaba sentada a su lado.

-Sí Lindsey, estoy bien - dijo ella con voz alicaída.

-Me imagino que echa de menos al señor...

-Él prefirió quedarse allí - dijo Shannon mientras se levantaba. Estaba llegando el ferrocarril y ella tenía ganas de llegar a casa -. Pues que se quede, yo no lo necesito.

-Ay señora - dijo Lindsey con tristeza -. Pero Daniel si necesita a su padre.

-Lo sé - dijo Shannon con los ojos llenos de lágrimas. Y ella también lo necesitaba, por más que le dijera a los demás que no -. Vamos, ya podemos subir.

Recogieron las cosas y subieron al ferrocarril. Le dieron un camarote amplio y cómodo para que esa semana de viaje fuera lo más placentera posible para ella y su hijo. Otra vez tuvo que mentir diciéndole al regidor que su marido había muerto y que ella volvía a la casa de su padre con su hijo.

Ya faltaba poco, pronto estaría de nuevo en casa y por fin podría abrazar a su padre y a su hermano. Su padre le preguntaría por qué venía sola, y ella le iba a decir la verdad. Estaba casi segura de que su padre la entendería y la apoyaría.

El barco en el que viajaba Devlin había llegado a Londres con una semana de retraso. ¿Cómo haría para encontrar a su mujer y a su hijo? ¿Estaría todavía allí en Boston o estaba de camino al rancho? Lo primero que hizo Devlin fue ir a su residencia, quizás estuviera allí. Pero su mayordomo le dijo que no se encontraba allí y que tampoco había estado anteriormente. Por dios, ¿dónde se encontraban? Buscó por los hoteles y posadas de la ciudad, pero en ningún lado había constancia de que dos mujeres y un bebé se hubieran hospedado allí.

Al Otro Lado del OceanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora