38. Una pizca de esperanza.

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[Jack Gilinsky]

— ¿Alguien no va a entrar con nosotros? — pregunto y Nash levanta su mano. Luego Matt— okey, ustedes pueden distraer a Luke mientras nosotros entramos.

Ambos asintieron.

¿Un plan? Pues sí, todos queremos ver a Mackenzie... bueno, casi todos, pero queremos verla todo juntos, ya lo decidimos.

Luke salió.

— ¿Quién sigue? — pregunta y yo levanto mi mano.

—Ya nos pusimos de acuerdo— explico.

—Okey, iré por un café— dice y Matt se ofrece inmediatamente a acompañarlo y luego le sigue Nash.

Me acerqué a la puerta y todos nos encargamos de vigilar que nadie nos viera entrar a todos juntos, hecho esto entramos en silencio todos, incluidas las chicas.

Era un silencio extraño, ella estaba en esa camilla, con su cabeza vendada, uno que otro rasguño y un rostro pacifico. Me aliviaba ver que no pareciera estar sufriendo.

Y según lo acordado, ahora debía comenzar a hablar en representación de todos. Me ubiqué junto a ella y los chicos a los pies de la camilla.

Tomé su mano y mi pecho se apretó.

—Hola pequeña— susurré— quisiera hablarte y espero me estés escuchando... de verdad lo creo así— suspiré y miré a los chicos quienes me alentaban con la mirada— estamos todos aquí, yo... Jack Gilinsky, sé que sabes que soy yo, Jack Johnson, Brent, Taylor, Shawn, Dustin, Carter, Jacob, Aaron, Mahogany, Cameron, Lina, Nate y Sam, si... en realidad no estamos todos pero, nosotros, los que estamos aquí es por una sola cosa, una sola razón y esa es pedirte disculpas, como tu dijiste venimos a rogarte que nos perdones por juzgarte mal, por despreciarte, por haberte dicho lo que te dijimos, por haber hecho lo que hicimos...

[Mackenzie]

Era un juego duro que me hacía debilitarme... pero de pronto oí unas voces, y me llené de energía... presentía cosas tan buenas que son realmente inexplicables.

—...por transformarnos en monstruos y no dejar que te defendieras, por las burlas, los insultos y cada palabra que amargó tu vida— mi voz se quebró— por lo idiotas que fuimos al no querer escucharte, merecemos el peor castigo de todos, pero para eso debes seguir viviendo, cada uno está arrepentido por el mal que te hizo, o si es que alguna vez alguno jugó contigo haciendo que te confundieras. Es raro que estemos todos juntos ya que sólo nos dejan entrar de a dos, pero estamos haciendo locuras por ti. Mack... eres una muy linda persona y aún no sabemos cómo ha sido posible vivir nuestras vidas sin ti durante cuatro miserables años. Ahora sólo te queremos aquí con nosotros, sonriendo, bailando, cantando como te gustaba hacerlo, frunciendo tu ceño cuando te enojas y compartiendo tus dulces con nosotros, queremos tenerte de vuelta en el vecindario y que subas todos los días al tejado como siempre lo hacías. Todo esto nos duele... y queremos seguir viviendo lindas cosas contigo, por muy pequeñas que sean. Queremos que nos enseñes cosas cuando seamos ignorantes, queremos que te den esos ataques de risa contagiosos que nos alegraban el día, queremos hacer muchas cosas contigo, queremos empezar de nuevo... y para eso necesitamos dos cosas... que nos perdones y a ti— guardé silencio secando mis lágrimas.

Las chicas se pusieron a un lado de ella y yo sólo acaricié su mano con mi pulgar. Sentía su contacto suave y tibio, miraba su mano recordando algunas escenas del pasado. Movió su dedo sobre mis nudillos y mi corazón palpitó fuerte.

—Chicos...— susurré— miren, miren esto...

Todos miraron su mano, viendo como su dedo se deslizaba sobre mis nudillos lentamente.

—Mackenzie...— la hablé— estamos aquí por favor abre tus ojos... Mack...

—Ella nos escucha— dice Sam con una sonrisa y sus ojos cristalizados.

—Mack— repetí y todos comenzamos a hablarle con suavidad, diciéndole palabras de aliento.

Escuchaba a lo lejos mi nombre mientras me apoderaba de algunas fichas.

Jaque.

La puerta se abrió y entró Luke.

— ¿Que hacen ustedes aquí? No pueden entrar todos juntos— nos regaña Luke y yo lo tomo por los hombros.

—Luke, escucha...— me miró serio— se movió.

— ¿Qué? — dijo sin creerlo.

—Movió su mano, yo la tenía sujeta y ella movió uno de sus dedos sobre mi mano.

—No puede ser cierto.

—Créelo.

Miró a Mackenzie y se acercó a ella.

—Mack...— le susurró con esperanza— sigue luchando, nosotros estamos contigo.

Besó su frente y se volteó hacia nosotros.

—Salgan todo o no podremos verla otra vez— nos advierte y todos salimos fugazmente de la habitación.

Nash y Matt nos estaban esperando afuera. Me acerqué a Nash tomándolo por los hombros. Me miró extrañado.

—Se movió— susurré— movió su mano, Nash, hay esperanza.

Él sonrió y me abrazó con alivio.

—Ella es fuerte— susurró.

—Lo sé.

Miré hacia el lado izquierdo mientras Shawn le daba la noticia a Matt y este se alejaba dirigiéndose directamente a la habitación de Mack.

[Matt]

Entré en la habitación y la vi, pacifica... en cierto modo feliz. Me acerqué a ella y besé su frente.

—A que no adivinas quien soy— le susurré con una sonrisa— los chicos me contaron que te moviste... por favor sigue así, queremos tenerte cerca, quiero tenerte junto a mí y abrazarte... quiero darte un abrazo eterno, porque te quiero y te necesito. Quiero que volvamos a sonreír juntos, que vivamos nuevas aventuras... quiero que estés feliz. No sabes cómo me arrepiento de cualquier mal que te haya hecho... solo te pido una cosa— suspiré— perdóname.

Suelo sentir unas inmensas ganas de saltar, correr y moverme. Pero algo me pausa.

[Nash]

Parecía vivir todo en cámara lenta, en donde el ansia se apoderaba de mí. Luego de darle vueltas al asunto, dejé el miedo de lado y entre a verla. Mi primera impresión me dio una puñalada por la espalda, pero algo que aseguraba era la tranquilidad de su rostro, me acerqué a ella tomando su rostro entre mis manos y lo primero que pude decir fue...

—Perdóname...— mientras lloraba sin poder evitarlo.

La desterrada  ›  Old MagconDonde viven las historias. Descúbrelo ahora