51. Todo de nuevo.

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[Nash]

Oía susurros. Susurros que pedían ayuda, algunos sollozos y súplicas. Abrí mis ojos preocupado y vi a los chicos unos sobre otros durmiendo. Alcé mi vista hacia la cama de Mackenzie. No estaba. Me puse de pie sin hacer ruido.

—No, no me digas esas cosas— escuché su voz balbucear. Seguí mirando hasta que la encontré junto a su cama en el suelo. Iba a levantarla, pero lo que decía llamó mi atención. —Yo no hice nada, esa no era yo— balbuceó moviendo su cabeza de un lado a otro— ¿Quieres que muera? De seguro así serías feliz. Yo jamás estuve con Aaron.

Tenía un mal presentimiento. Si ella despertaba y recordaba todo quizás... quizás se dé cuenta del verdadero daño que le hicimos y no quiera perdonarnos.

—Mackenzie— susurré moviéndola un poco.

No quería que siguiera recordando, no si después me va a odiar de nuevo.

[Mackenzie]

Abrí mis ojos asustada tomando una bocanada de aire y vi a la persona que menos deseaba ver ahora.

—Mack ¿Estas bien?

—S-si— me puse de pie.

— ¿Estabas soñando? — Me quedé mirándolo— ¿No recuerdas nada?

—Sí, Nash, recuerdo todo— contesté fría y salí de mi habitación en dirección a la cocina.

Tomé una sartén y un cucharon de metal y subí nuevamente para luego comenzar a golpearlos. Todos se despertaron, algunos asustados, otros somnolientos o enojados.

— ¡Es hora de despertar! — grité.

— ¿Qué pasa, Mack? — me pregunta Taylor.

—Pasa que mis padres no saben que están aquí y tienen que irse.

—Pero con todo ese ruido...

—Él tiene el sueño pesado y mamá no se levanta mientras él no lo haga.

—Pero Mack— iba a hablar Brent.

—Pero nada chicos, ustedes no le caen bien a mi padre después de todo lo que me hicieron así que...— me callé.

—O sea que ¿es por eso? — musitó Shawn.

—Si— dije insegura.

—Ya recuerdas todo— continúa Aaron.

—Sí, chicos, recuerdo todo... hasta el más mínimo detalle. Lo soñé.

— ¿Y podemos hablar? — pregunta Carter.

— ¡No!, ¡Váyanse!, ¡No quiero verlos, a ninguno!

Todos se pusieron de pie incluso las chicas.

—Chicas ustedes se quedan— las detuve y todas se sentaron en mi cama.

—Mack— me habló Dustin.

—Tú también vete, así les das algún consejo.

Asintió y salió. Luego siguió Matt y se me quedó viendo. Yo sólo apreté mis labios y aparté la mirada. Así hasta que se fueron y quedamos sólo las chicas y yo.

— ¿Estas bien? — me pregunta Lina.

Negué y me acerqué a ella para abrazarla, cosa que las demás también hicieron conmigo.

—Lo soñé, soñé todo lo que no recordaba Lina, incluso el momento en que me atropellaron— sollocé— fue como despertar del coma dos veces.

—Tranquila, Mack ¿Te cuento una buena noticia?

—Por favor— la miré.

—Mackena está vendiendo su casa— susurró guiñándome un ojo.

Caminé por mi antiguo vecindario sin mirar a esas casas a las que antes era divertido ir. Fui directamente hacia mi ex hogar y toqué la puerta. Mackena me abrió.

—Ma-Mackenzie— tartamudeó con falta de aire.

—Hola Mackena— la saludé con calma y entré sin permiso.

Ella cerró la puerta.

— ¿Qué haces aquí?

— ¿No te alegra ver a tu hermana?

Se quedó callada.

—Bueno, no vengo a insultarte, ni a decirte que te odio. Vengo por tu anuncio— apunté la ventana de la casa.

— ¿Por qué? Tú no tienes dinero para comprar una casa.

Después de que las chicas se fueran hablé con papá acerca de la venta de la casa, y sin que le preguntara me ofreció dinero para comprarla. Y aquí estoy.

Saqué el cheque de mi cartera junto a un lápiz.

— ¿Cuánto? Lo que valga, sin aprovecharse.

Ella me miró perpleja y yo le extendí el cheque y el lápiz. Los tomó y anotó la cantidad. Al mirar era el monto justo.

—Al fin algo de sinceridad de tu parte— le dije y le entregué el cheque— ¿Cuándo puedo venir de nuevo?

—Me voy mañana.

—Entonces te veo mañana.

Caminé hacia la puerta para irme.

—Mackenzie— me volteé a verla.

—Dime— le dije.

—Perdóname.

— ¿Sabes? Hoy... muchas personas me van a repetir esa palabra.

Suspiró.

—Supongo que eso es un no.

— ¿Y sabes lo que yo les voy a decir? — ignoré su comentario.

— ¿Regresa por dónde viniste? — alzó sus cejas.

—Probablemente.

Salí y me dirigí a casa de Nash. Toqué el timbre y me abrió él.

—Mack, que bueno que...— iba a abrazarme, pero puse una mano en su pecho impidiendo su abrazo.

— ¿Están Hayes y Skylynn?

—Sí, pero...

— ¡Macky! — la voz de Sky lo interrumpió.

— ¡Pequeña! — exclamé y la abracé cuando ella llegó a mí.

—Sky, con quien... oh, hola Mack— Hayes se acercó a mí y me saludó.

Nash sólo miraba.

—Chicos, les tengo una noticia que les va a encantar— los dos me miraron atentos— vuelvo... ¡a mi casa, acabo de comprarla!

— ¡Qué bien! — chilla Skylynn.

—Serás la mejor nueva ex vecina que tendremos— celebra Hayes y yo río por su comentario.

—Tonto— reí— ¿Sabes? No voy a venir sola, pero mi compañía no será papá y mamá, si no que... una chica rulosa y muy simpática, aunque ella aun no lo sabe y también Lina ¿Que opinan?

—Maho es simpática— dice Hayes alzando sus hombros.

—Y Lina es súper modelo— dice Sky posando y yo río.

—Eso quisieras pequeña— le toco la punta de la nariz con mi dedo.

—Qué bueno que vas a volver— oigo a Nash mascullar y yo lo miro incómoda.

—Pero... —suspiré— no para tu beneficio.

La desterrada  ›  Old MagconDonde viven las historias. Descúbrelo ahora