49. Fotografías.

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—Cuando despertó si te recordaba y preguntó por ti— dice Nash.

—Pero tú no estabas— agrega Gilinsky.

—Sí, bueno...— Jack rascó su cabeza— lo siento por no estar es que... me negué a verte así— me miró.

—Pero eso ya pasó porque tú estás aquí, Jack, conmigo y con todos.

—Y nunca más voy a dejarte— me abrazó— porque eres mi pequeña hermana.

Matt carraspeó su garganta para comenzar a hablar, pero lo interrumpí apenas abrió la boca.

—Sam— dije y él me miró— bueno... yo estaba pensando en cosas que hacía en el pasado con Jack, de... lo sobre protector que era conmigo.

—Y vaya que lo era, no podía ni abrazarte— se rió.

—E interrumpió nuestro primer beso dos veces— le dije.

Se me quedó mirando.

—O sea que...

—Si Sam... Recuerdo todo con respecto a ti.

Él se puso de pie para abrazarme, pero Nash se interpuso.

—Espera— dijo mirándome— eso implica que te guste Sam otra vez.

Con Sam reímos.

—No siento nada por él, además de cariño por lo gran persona que es y buen amigo.

—No, además una chica está rondando en mi cabeza y puedo asegurarte que no es Mackenzie— le explica Sam y Nash suspira.

— ¿Por qué? — le digo y él pone cara de inocente.

—Sólo preguntaba— se encogió de hombros.

—Jack— escuché una voz en mi oído.

—Jack— escuché en mi otro oído y me estremecí.

— ¡¿Qué les pasa?!— grité exasperada volteándome y vi a ambos Jack.

Ellos sólo reían.

— ¿No recuerdas eso? — me dice Gilinsky y yo negué.

—Que bien porque no hay nada que recordar— dice Johnson tapando la boca de su tocayo.

— ¿Y por qué me llamaron Jack?

—Por tu apellido— responden ambos al mismo tiempo.

—Jack... Jackson— pensé— Oh claro— me reí.

—Eres la tercera Jack— dice Gilinsky nostálgico.

Yo reí y los abracé a ambos, seguido de eso todos se agruparon a mí alrededor y me abrazaron.

Ya han pasado varios días y veo las caras nostálgicas de los chicos cada día al juntarme con ellos. Hago un esfuerzo por intentar recordar a los que me faltan... pero nada, eso sólo me trae una jaqueca insoportable. Aaron había sido el más alejado hasta el otro día ya que hablé con él para saber lo que le pasaba. Me explicó que se sentía extraño estando conmigo, se avergonzaba de su mismo por haber hecho lo que hizo, pero a fin de cuentas no es culpa suya. Toda la culpa era de mí... de Mackena.

Entré a mi habitación y puse mis pies apoyados en la pared con mi espalda recostada en mi cama, me dediqué a mirar todas las fotografías que tenía pegadas en la pared intentando hacer memoria a cada situación que veía. Matt llorando con parte de su helado en el suelo y yo en frente de él riendo mientras que Carter intentaba comer parte del helado que aún no hacía contacto con el suelo. Shawn tocando una mini guitarra y yo al lado de él con un micrófono de juguete. Nash besando mi mejilla mientras yo tenía una cara enojada. Yo y ambos Jack's a mi lado sonriendo. Yo y Carter chocando puños. Matt y yo disfrazados. Él de dinosaurio y yo de lagarto, aún que no parecía haber mucha diferencia. Aaron mirando un raspón en su rodilla y yo dándole un parche. Yo y Taylor jugando a los vaqueros con pistolas de agua. Hayes abrazándome. Yo cargando en mis brazos a Skylynn cuando recién era un bebé. Sam sentado en el extremo de una banca y yo en el otro. Parecíamos enojados.

Ya había comenzado a llorar hace varios minutos cuando de pronto Luke entra en mi habitación.

—Mackenzie...— se sentó junto a mí— ¿estás bien?

Yo asentí y me incorporé en la cama lentamente para no marearme.

—Alguien quiere verte— me dice y yo seco mis lágrimas.

Besó mi frente y se fue.

Luego de estar un poco mejor bajé y lo primero que vi fue a mamá. Me emocioné, pero me hizo una señal de que papá estaba ahí. Estaba llorando.

—Mi hija, mi hijita— sollozaba con una fotografía mía en su mano.

Jamás lo había oído llorar de esa forma. Me acerqué un poco más a él sin hacer ruido.

—Mi pequeña, como desearía escucharla, que me abrazara y me dijera papá— puso mi foto en su pecho.

—Hablas como si estuviera muerta— dije divertida y él se puso de pie de un salto.

— ¡Mackenzie! — Exclamó y me abrazó— hija mía.

—Papá— dije abrazándolo.

Cuando me soltó se volteó hacia mamá.

—Por eso estabas tan tranquila— le reprocha y mamá ríe— ¿Hace cuánto despertaste?

—Hace dos semanas— le sonreí.

— ¡Dos semanas! Esto ya es traición— apuntó a mamá y me dirigí a abrazarla.

—Te extrañe— me dijo.

—Yo también— le respondo.

—Dime— habla papá en mi dirección— ¿Alguno de los idiotas de vecinos que tuvimos te ha molestado? Porque ahora mismo le rompo la nariz.

Me reí.

—No, papá... todo está bien, somos amigos otra vez.

Él suspiró.

—No permitiré que ninguno de ellos te haga daño— me apuntó— tengo sangre en el ojo con ellos.

Básicamente eso quiere decir que mi padre los detesta.

—Y ese tal Nash, no lo paso, así que ve pensando en cómo le harás para tenerlo lejos de ti cuando los vea.

Y lo que no sabe es que Nash ha sido quien más se ha preocupado por mi salud.

—Ay papá— suspiré riendo.

La desterrada  ›  Old MagconDonde viven las historias. Descúbrelo ahora