18. Día nueve: Jacob Whitesides.

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[Mackenzie]

Creo que ya he logrado otro objetivo, el día y la noche, que pasé con Nash lo compensa. Ahora necesito concentrarme en mi siguiente objetivo: Jacob Whitesides.

Ayer en el cumpleaños de Skylynn, Nash se volvió más frío conmigo, eso significaba que era hora de recordar que en realidad no somos amigos, no nos llevamos bien... en fin, nos odiamos.

Salí de casa y comencé a caminar hacia la escuela. Extraño a Luke, no me he portado muy bien que digamos. Mi móvil suena.

—Debiste pasarlo lindo ayer— dicen a lo que contesto.

—Dustin, cállate ¿Quieres? No estoy de humor para hablar y menos contigo.

—Pero admite que te encanto dormir con ese chico.

— ¿Y tú como sabes todo eso?

—Yo sé todo Mackenzie— se rió.

—Bueno ¿Y piensas contarme "todo" lo que sabes algún día?

—Sí, pero solo algún día... y no es hoy.

—Desgraciado— bufé.

—Te veo en la escuela, tengo algo importante que contarte.

—Ok, adiós

Seguí mi camino y al llegar a la escuela, vi en la entrada a Sierra, si... la hermana de Cameron. Decidí ignorarla con cuidado para no tener problemas con ella. Pero cuando justo di un paso junto a ella, me agarra del brazo y me aparta de la entrada.

— ¿Que hacías ayer en casa de Nash? — cuestiona enojada.

—Nada que a ti te importe— respondí de la misma manera sacándome de su agarre.

—Eres una cualquiera ¿Ahora usas a Nash?

—Mira Sierra, si tanto te complica el hecho de que haya estado en casa de Nash, puedes ir y preguntarle las razones a él— respondí y entré a la escuela de una vez.

Ya había pasado mucho tiempo desde que Sierra no me había atacado con sus palabrotas. Ya saben, demasiado bueno para ser cierto. Caminé hasta mi casillero y junto a ella estaban los chicos reunidos. Grandioso, pensé. Simplemente le hice vista gorda al asunto, y se preguntaran por qué lo hago si lo que quiero es arreglarme con ellos, bueno... la razón es que si los hablo se me irán todos encima con los insultos y probablemente sería mi fin. Lo que me sorprendió de la situación fue que Dustin se acercó a mí y no le dijeron ni una palabra.

—Hola— saludó.

— ¿Qué es lo importante que me ibas a decir? — cuestioné de inmediato.

—Oh bueno, es que es algo que...

— ¿Algo que? — alcé una ceja.

—Me voy...

—No te vas a ir sin decirme— lo interrumpí.

—Mackenzie, me voy.

Lo iba a agarrar del brazo, pero él no se alejaba de mí por lo que no era necesario.

— ¿Qué? — dije confusa.

—Me voy de California, volveré a mi país natal.

Mis ojos y nariz subieron su temperatura.

—No logro entenderte, pensé que eras estadounidense.

—No, Mack, soy canadiense.

—Claro, un estúpido y sexy canadiense ¿Porque nunca me dijiste? — las lágrimas estaban a punto de salir.

La desterrada  ›  Old MagconDonde viven las historias. Descúbrelo ahora