Capítulo 35.-Secuestrados.

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Literalmente fue un secuestro. Estrella tenía razón. Las tres brujillas o hadas madrinas del típico cuento de princesas, me sacaron prácticamente en volandas de la habitación. La niña nos seguía entre divertida y asustada. No me dejaban hablar. Solo hablaban ellas, solapando una frase con otra sin escucharse. Parecían pensamientos dichos en voz alta.

-Si le corto el vestido rojo por encima de la rodilla le quedaría genial, ¿o quizás debería arreglarle el dorado?-decía la señora Morgan midiéndome la cintura con sus manos.

-¡Ese pelo! ¡Ese pelo! Una buena mascarilla es lo que necesita-dijo la señora Miller, colocándome un mechón tras la oreja.

-Con un suave maquillaje en tonos tierra estaría deslumbrante-la señora Harris reía emocionada pensando en el resultado.

-Pero yo...

Me interrumpían contínuamente. Hablaban sin parar diciendo que me iban a hacer ésto y aquello. Yo las oía asustada y miraba a Estrella con ojos implorantes buscando salvación. Ella se encogía de hombros y se limitaba a seguirnos.

Me llevaban por el pasillo hacia el huerto del chamán. Cuando llegamos allí lo encontramos regando sus plantas medicinales. Se apoyaba en su bastón de cascabeles y se giró al oírnos llegar. Las mujeres se pararon ante él respetuosas y le saludaron amablemente.

-Mmm...visita inesperada. ¿O quizá no? Me traeis a la portadora de bendiciones, ¿qué se os ofrece?-preguntó dirigiendo sus ojos muertos hacia nosotras.

-Queríamos pedirle permiso para utilizar el cuarto de los tesoros-dijo la señora Harris.

-¿El cuarto de los tesoros? Mmm...no es habitual esa petición.- Dijo tocándose la barbilla.

-Lo sabemos, pero es para una ocasión muy especial-dijo la señora Miller enseñando sus negros dientes al sonreír.

-Mmm...supongo que tiene que ver con Lluvia, ¿no es así?-preguntó levantando levemente la comisura del labio, imitando una sonrisa.

-Así es-dijo la señora Morgan.

-En ese caso, petición concedida. En realidad os estaba esperando.

-¿Nos estaba esperando?-pregunté yo al fin.

-Así es. El señor Cook ya ha estado aquí y se ha llevado lo que necesitaba para Prince. Por tanto esperaba la llegada de Lluvia.

Las mujeres rieron picaronas. Yo no entendía nada. Le dieron las gracias al chamán y me arrastraron hasta una habitación perdida en la infinidad del pasillo.

-Abre la puerta Estrella.- Ordenó la señora Miller.

La pequeña obedeció y entramos. Era una habitación enorme con una excelente iluminación, gracias a los amplios aunque sucios ventanales. Había un montón de cosas, hasta un piano. Libros, jarrones, zapatos, lámparas, juguetes, muebles, sombreros, cuadros... no sabría describir la cantidad de cosas que allí se almacenaban. Las mujeres se volvieron locas rebuscando entre cajas y bolsas. Parecían nerviosas y emocionadas. Yo estaba allí, de pie de la mano de Estrella, sin saber qué hacer.

-¿Qué es todo esto?-le pregunté a la pequeña.

-Es la habitación de los tesoros. Yo es la primera vez que estoy aquí.- Dijo tímidamente.

-Aquí hay muchas cosas Estrella...-dije impresionada.

-Sí. No sabes lo que la gente tira a la basura. No aprecian lo que tienen. Aquí no me dejan entrar, pero yo sé que traen cosas bonitas que encuentran cuando cazan.

-¿Y por qué las guardais? Deberíais utilizarlas.

-No lo sé. Creo que cogen algo cuando les hace falta y a veces si es el cumpleaños de alguien.

Indigente | #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora