Capítulo 38.- El despertar.

53 7 2
                                    

Desperté sintiendo cosquillas. Prince dormía sobre mi pecho y su pelo hacía que me picase la nariz. Me encantaba su olor... Había sido una cálida noche. Nunca había dormido desnuda con nadie, que yo supiera, y ahora me daba cuenta de que el calor corporal abrigaba más que la misma ropa. Cuerpo con cuerpo era fuego con fuego. Tenía incluso calor con su medio cuerpo sobre el mío. Le acaricié el pelo suavemente... ronroneó como un gato.

-Mmm...

Seguí acariciándole mientras empezaba a moverse. Estaba cogido a mi cintura y atrapaba una de mis piernas con la suya. Acabó abriendo los ojos y se giró para mirarme.

-Hola...-dije.

-Hola princesa...

Volvió a ronronear perezoso y se acercó a mis labios. Me besó en un delicado beso de "buenos dias". Luego me dió otro beso un poco más largo de "cómo estás", para engancharse a mi boca en otro beso de "te deseo otra vez".

-¿Tienes hambre?-Pregunté entre beso y beso.

-Sí... tengo hambre de tí, quiero desayunarte...

Sus manos volvieron a perderse en mi cuerpo sin darme opción. Era cierto, quería desayunarme, de hecho me estaba devorando. Me mordisqueaba los labios, el cuello, hasta que bajó a mis pechos... Dios. Volvía a desearle otra vez con toda mi alma. Se había despertado encendido y me estaba encendiendo a mí también, de hecho ardíamos en llamas los dos. No habíamos tenído suficiente con la noche anterior. Después de probar las delicias del sexo, queríamos más... mucho más. Habíamos descubierto las maravillas que nuestros cuerpos podían hacer, y no queríamos dejar de experimentar.

Nuestras manos y nuestros labios se embarcaron en una aventura sin fin. Nos tocábamos sin pudor, con una confianza que había surgido entre los dos. Era química, era magia, era una atracción tan fuerte que nos imantaba el uno al otro.

Recorríamos nuestros cuerpos como el que busca un tesoro escondido y al fin... su mano en mi sexo y la mía en el suyo, en un baile de caricias que nos hacía gemir a los dos. Permanecíamos de lado uno frente al otro mirándonos a los ojos mientras nos explorábamos. Parecía querer ver mi cara para observar cómo reaccionaba a sus caricias. Estudiaba mis gestos para adivinar dónde debía acariciar más. Y lo hacía muy bien... Yo intentaba hacer lo mismo con él y parecía conseguirlo. Con tan solo nuestras manos nos estábamos dando un indescriptible placer. Ya no quería mirarle más, solo besarle. Besar esos labios que entreabiertos jadeaban y gemían. Dios... su lengua se pegaba a la mía aumentando nuestro encendido deseo. Me acariciaba con más intensidad haciéndome subir en una montaña rusa, él subía también conmigo... en el mismo vagón... sus crecientes gemidos así me lo hacían saber. Le acaricié más fuerte... yo estaba a punto de explotar... Llegamos por fin... juntos... nuestro vagón cayó en picado... gritamos los dos de placer... nuestra montaña rusa nos hacía caer y nos elevaba en una intensidad brutal. Temblábamos extasiados y acabamos abrazándonos jadeantes. Dios... jamás había experimentado nada parecido. Prince me había llevado al cielo ya dos veces en un maravilloso y excitante viaje. Quería seguir viajando con él hasta las estrellas...

-Prince...otra vez...tus lágrimas...

-No puedo evitarlo, te quiero tanto... No puedo evitar emocionarme. ¿Sabes lo que significas para mí? ¡Lo eres todo! ¡Mi mundo ahora eres tu! Eres todo lo que siempre había soñado. Una mujer que me quiera y quiera pasar el resto de su vida conmigo. Quiero envejecer junto a tí Lluvia. Se que nuestro futuro es incierto. No sé si recordarás o no, si podremos vivir en la fábrica o en otra parte, pero ahora que te he encontrado, tengo miedo a perderte mi amor... No podría vivir sin ti...te amo.

No me dejó contestar. Besó mis labios apasionadamente y pude saborearle de nuevo.

-Te quiero Prince... -Dije al fin.

Indigente | #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora