Capítulo 44.- El fin de la espera.

78 8 5
                                    

-Señorita, ¿está usted bien?-Una enfermera me tocó en el hombro.

-¿Cómo... dice?-Creo que me había dormido o quizá había perdido la conciencia por unos segundos.

Estaba acurrucada en el suelo del pasillo y me notaba los ojos hinchados de tanto llorar. La enfermera me ayudó a levantarme y sentí cierto mareo al hacerlo.

-Le traeré un poco de agua, no tiene buena cara-dijo acercándose al mostrador del personal sanitario.

Yo me quedé allí, de pie en el pasillo, frente a la puerta de la habitación de Prince. Me temblaban las piernas y el corazón. No sabía lo que podía encontrarme tras aquella puerta. Quizá un cuerpo cubierto por completo con una sábana. Quizá una habitación vacía... Me acerqué con pánico en el alma, muy despacio... como si no quisiera que nadie me oyese. Puse mi mano en el pomo de la puerta y lo giré suavemente. Mis lágrimas volvían a inundar mis ojos descontroladas. La abrí muy lentamente. El doctor y las enfermeras me daban la espalda tapando mi visión. No me dejaban ver el cuerpo de Prince. Parecían más calmados. Eso debía significar que todo había terminado. Una enfermera se giró al verme y me sonrió.

-Nos ha dado un buen susto... -Dijo apartando el carro del desfibrilador.

El doctor y las enfermeras me tranquilizaron con sus miradas y salieron de la habitación, al tiempo que entraba la otra chica con agua para mí. Me la bebí de un trago como si fuera whisky. Tenía la boca seca y se me pegaba la lengua al paladar quizá por los nervios.

Observé la máquina que controlaba su ritmo cardíaco. Volvía a entonar la sintonía de la nota "mi" con intervalos de pequeños silencios. No podía creer que Prince continuara vivo. Por mi mente habían pasado ya imágenes escabrosas de su funeral. Creo que en cuanto pueda me apuntaré a clases de yoga, para poder acallar mi mente. Es increíble lo que uno puede llegar a imaginar e inventar.

El médico no había tapado el cuerpo de Prince por completo. Podía verle el pecho con las marcas de las palas. Benditas palas que habían hecho que su corazón volviera a latir. Levanté la sábana con suavidad y toqué su pecho muy despacio, con miedo a hacerle daño. Acaricié su piel desnuda amoratada. Levanté la sábana un poco más y los vendajes ensangrentados que cubrían la mayor parte de su cuerpo, me hicieron taparle de inmediato. No quería ver cómo había quedado después del accidente. Imaginaba que cuando por la mañana pasara el médico, me informaría de todo. Le tapé con la manta también y le besé en la frente. Bajé mis labios hasta su mejilla, para después rozar su boca. Quería acunar su cuerpo entre mis brazos, pero tenía que conformarme con su mano. Quería cuidarle, protegerle... amarle. ¿Se sentiría él así cuando me cuidó a mí? Apoyé mi cabeza en la cama, mientras besaba cada uno de sus dedos.

-Vas a ponerte bien Prince... vas a ponerte bien... no puedes dejarme ahora...

Entre lágrimas y sollozos, y acompañada por la música de las máquinas, me quedé dormida.

***

-Claire despierta... -La voz de mi madre sonaba lejana.

Abrí los ojos despacio. Los tenía hinchados y mis párpados pesaban demasiado.

-Mamá...

Me eché en sus brazos llorosa. Necesitaba que alguien me diera un abrazo y quién mejor que mi madre.

-Claire cariño, llevo toda la noche llamándote... -Dijo secando mis lágrimas.

-Creo que no tengo batería, en realidad no sé si tengo el movil en el bolso... -Dije aturdida.

-Bueno tranquila... ¿Qué ha pasado mi amor?

-Mamá... está muy mal... un terrible accidente... -Volví a desmoronarme.

Indigente | #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora