Capítulo 43.- El accidente.

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Fue como si me hubiesen echado un jarro de agua fría. ¿Yo había sido una indigente? Dios, ¿por qué me habían ocultado algo así? Y si eso era cierto, ¿por qué tantos prejuicios por parte de mi padre, respecto a Prince? En realidad mi origen era lo de menos, a parte que yo era tan pequeña que no recordaba ni la cara de mi madre. Lo importante era la familia que habíamos formado mi padre, mi madre y yo.

Después del shock de la noticia que me acababa de dar mi madre, nos habíamos abrazado ignorando la presencia de Prince en el despacho. Yo estaba agradecida por haberse sincerado conmigo y ella a su vez parecía haberse librado de la carga que suponía ocultarme algo así. A continuación me hizo sentar en la butaca de directora. Se quedó mirándome orgullosa y se despidió lanzándome un beso al aire. Se marchaba a casa, tranquila al verme ya en el nuevo lugar que me correspondía.

Prince parecía nervioso al quedarnos solos los dos en el despacho. Yo también lo estaba, sobretodo al ver su azulada mirada sobre mí y su deslumbrante y encantadora sonrisa. Había presenciado la conversación entre mi madre y yo, y se había enterado de mis orígenes. Parecía más contento desde que lo había escuchado. Como si ahora ya tuviésemos algo en común. Al final me decidí a romper el hielo.

-Tienes una sonrisa muy bonita...

¡Pero qué dices Claire! ¡Acabas de pensar en voz alta! ¡No era eso lo que quería decir! ¡Dios... qué vergüenza! Me sonrojé.

-Gracias. Tu eres bonita toda entera...

Dios no... que no ladee la cabeza de ese modo que me vuelvo loca. Con su ropa nueva, las manos en los bolsillos y mirándome así... ¿Pero qué digo? ¡Si está con otra! Vuelve a la tierra Claire.

-Bueno... supongo que has venido a la sesión de fotos ¿no?-Pregunté intentando centrarme.

-Sí... bueno no.

-¿Cómo? ¿Qué quieres decir?-Pregunté extrañada.

-En realidad la sesión de fotos no me importa, solo quería verte... Claire... Dios, qué raro se me hace llamarte así.

Pero, ¿cómo puede ser tan descarado? ¿Qué pretende? Está flirteando conmigo pero queda con otra chica, no lo entiendo.

-Bueno, pues Claire es mi nombre, y ahora voy a acompañarte a la sesión de fotos. Ven, es en el segundo piso.

Creo que me temblaban las piernas cuando me levanté. Salimos del despacho y caminamos juntos hasta el ascensor. No dejaba de mirarme y sonreir. Era como si con la muerte de mi padre (aunque sé que lo sentía) y con el descubrimiento de que yo había sido indigente, se le hubiesen abierto las puertas del cielo. Rogué en silencio que en el ascensor hubiese gente, no quería quedarme sola con Prince, pero no tuve suerte... ¿o sí? Se abrieron las puertas y estaba vacío. Menos mal que en el ascensor solo estaríamos unos pocos segundos... ¿o no? Apreté el botón y antes de darme cuenta ya había pulsado él el botón de parada.

-¿Qué haces?-Pregunté.

-Parar el ascensor.- Dijo acercándose a mí insinuante.

-¿Y por qué lo haces?-Pregunté tragando saliva.

-Porque te necesito. Me evitas y no quiero que lo hagas. No puedo entender que no me recuerdes ni que no recuerdes lo nuestro... lo que vivimos... Dios, te echo tanto de menos...

Cogió mi cuello con sus manos, me miró con aquellos ojos brillantes que llegaban hasta mi alma, acercó su boca a la mía sin rozar mis labios, podía sentir su aliento... quizá un poco agitado. Mi corazón se aceleró y sentí una irresistible atracción hacia él. Sus rojos labios se abrían hacia mí como una flor y los míos se imantaban hacia él. Gemí y aun no me había rozado, fue la señal que le dió luz verde para besarme. Acercó sus labios a los míos y los presionó en mi boca ligeramente. No pude apartarme, no pude rechazarle, me entregué a ese beso sin pensar, solo me dejé llevar. Mi mente estaba bloqueada y mi cuerpo no me respondía, solo obedecía a los deseos de Prince como si estuviera hipnotizada. Los deseos de Prince que también eran mis deseos. Este chico me había lanzado una especie de hechizo que me hacía sucumbir a sus encantos. Mis labios se entregaban a los suyos mientras él buscaba mi lengua y gemía. Dios... el calor que se apoderó de mi cuerpo me hizo reaccionar. Me separé de él y me pegué a la pared del ascensor para poder respirar. Él me miraba con ojos de deseo y al mismo tiempo sonreía dulcemente. Se apiadó de mí y pulsó el botón del ascensor. Se colocó a mi lado y miró al frente como si no hubiese pasado nada entre nosotros. Antes de que se abriesen las puertas del ascensor dijo:

Indigente | #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora