Capítulo 37.- La cita. Parte 2.

47 8 3
                                    

Dimos un rodeo. Prince inspeccionaba los alrrededores del recinto donde se íba a dar el concierto. Cada vez llegaban más chiquillas nerviosas, aunque también había gente de nuestra edad y más mayor. La música se puede apreciar a cualquier edad, pero bien es cierto que los jóvenes lo viven con más intensidad y pueden ser más impulsivos.

-Mira éstos tablones los puse yo.- Dijo señalando una parte que rodeaba el recinto.

-Estas hecho un manitas-dije sonriente.

-Ya te gustaría...-contestó picarón.

-¡Oye!-Me quejé sonrojándome.

Rió divertido.

-Ven, subamos por aquí.- Dijo metiéndome entre unos tablones y unas barreras metálicas.

Era como un hueco escondido en una parte lateral. Era cierto que conocía bien el montaje de las instalaciones. Habíamos accedido a una especie de escaleras que daban como a una pequeña plataforma.

-Cuidado Lluvia, esto está lleno de cables.

Me cogí de él para no caerme o tropezar. Cuando llegamos arriba, era como un entarimado que al parecer habían gastado los obreros para almacenar las herramientas. Era como un pequeño balconcito desde donde se veía el escenario espléndidamente, y al mismo tiempo, un gran foco cercano, impedía que nos viesen a nosotros. Era el lugar ideal. Como siempre mi chico hacía que todo fuera perfecto.

El concierto estaba apunto de empezar. La gente ya había invadido el terreno y habían ocupado todo el espacio disponible. Estaba abarrotado.

-Te va a encantar.- Dijo cogiéndome de la mano.

No hizo más que decir eso, cuando la música empezó a sonar y las luces parpadearon en varios colores. Un chico joven, moreno, guapo y de amplia sonrisa salió al escenario. Llevaba su guitarra consigo y empezó a tocar sus cuerdas haciendo que una preciosa música, acompañara a su bonita voz. Es cierto que me encantó.

-Ese es Shawn... es una pasada...

Prince empezó a bailar al ritmo de la música. No era una canción marchosa, más bien era lenta, pero eso no le impedía moverse con ritmo y estilo. Estaba para comérselo con aquellos movimientos de cintura y de hombros. Era algo irresistible para mí. Se acercó con ojos picarones y empezó a bailar conmigo. Me cogió por la cintura y acompañaba su cuerpo con el mío haciéndome bailar a su ritmo. De repente se separaba de mí sin soltarme las manos y me hacía girar sobre mí misma. Eso hacía que la tela de mi vestido se levantara y rodara conmigo. Volvía a atraerme hacia él y me llevaba de derecha a izquierda haciéndome reir mientras bailábamos. La gente aplaudía y vitoreaba a Shawn, aunque yo imaginaba que nos gritaban a nosotros. Imaginaba que la gente disfrutaba al vernos bailar, del mismo modo que estaba disfrutando yo dejándome llevar. Mi chico poeta era también un excelente bailarín. Hacía lo que quería con mi cuerpo, dirigiéndome en lentos y rápidos movimientos, dependiendo del ritmo de las canciones. Shawn cantaba de miedo, y a veces la letra parecía estar escrita para nosotros. Prince no perdía de vista mis ojos ni un solo momento, solo para cerrarlos y disfrutar de algún momento de la música. Se notaba que estaba conmigo al cien por cien. Quería disfrutar de la música y del baile conmigo, por eso buscaba mis ojos, para saber si yo estaba sintiendo lo mismo que él. Me miraba y me tocaba cogiéndome por la cintura, elevando mis brazos, acariciando mi pelo, apretando mis manos... presionándome contra su cintura, llevando mi mano a su agitado corazón... Fue una sesión de contacto visual y corporal que me llevó al séptimo cielo. Me sentí viva entre sus manos y me apasionaba estar a su merced... Me excitaba que hiciese contonearse mi cuerpo de aquella forma, acercándome y alejándome de él de una forma irresistible.

Indigente | #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora