Capítulo 2.-El tigre y el oso.

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Alice me acompañó a casa con su coche. Apenas hablamos en el trayecto. Estuvimos casi una hora en la cafetería, esperando a que Eric se marchara. Eric y su amiga la morena.

Fue la hora más larga de mi vida. Había escuchado muchas veces eso de "le pillé en la cama con otra y salí corriendo". Por lo menos pudieron salir corriendo. Pero yo me encontraba petrificada y pegada a la silla. Atrapada en aquella cafeteria llena de gente, con mi novio a dos metros poniéndome los cuernos.

-Lo siento Claire...¡maldito cabrón! ¿quieres que me levante y le plante un bofetón?-me dijo completamente enojada.

Pero yo no estaba preparada para enfrentarme a Eric. No quería enfrentarme a él ni a la situación que estaba viviendo. Tenía demasiado miedo. Miedo a perderle, miedo a hablar, miedo a respirar. Miedo a una vida sin él.

Fue una hora de terror y angustia. Sintiendo en mi espalda los besos desenfrenados de mi novio con aquella chica. Me quería morir. El dolor era insufrible.

-Me ahogo Alice...no puedo respirar-le dije poniéndome una mano en el pecho.

-Salgamos de aquí Claire-dijo cogiendo el bolso.

-¡No!-la agarré de la mano impidiendo que se levantara.

-Pero cariño, ¿qué hacemos aquí? ¡larguémonos! no soporto verte sufrir.-dijo mientras me secaba las lágrimas con un pañuelo.

-Tráeme un poco de agua, por favor.-le supliqué.

Alice accedió y se levantó a la barra. Durante esos breves minutos pude hacer un pequeño repaso de mis tres meses con Eric. Después de nuestro encuentro en el cuarto de limpieza, en el que la pasión y el deseo ardía en el aire, todo cambió. Yo le pedí ir despacio y él me dijo que nunca una mujer le había rechazado. Realmente no fue así, solo le aparté la mano de mi blusa, pero desde entonces todo habian sido simples "picos" y nada más. Pero eso no había evitado que me enamorase de él más y más, de aquella sonrisa de "anuncio" y de su peculiar manera de tocarse el pelo.

Quedábamos siempre que él podía, al salir de la agencia. Paseábamos o íbamos a tomar algo. Me hablaba mucho sobre su trabajo. A mí me fascinaba, porque estaba deseosa de empezar a trabajar. Realmente...casi siempre me hablaba de lo mismo, pero yo me embelesaba escuchándole. Hablaba tan bien... Se notaba que era una persona ambiciosa.

-Aquí tienes el agua.-dijo Alice dejando la botella sobre la mesa. Estaba medio vacía.

-¿Has bebido? ¿tenias sed?-le pregunté.

-No. He...tropezado.

-Alice Adams...¿qué has hecho?

No pude evitar girarme, aunque lo hice medio tapándome la cara. Eric se secaba los brazos y la camisa con una servilleta. La mueca de su cara denotaba enfado. Conocía perfectamente ese rostro enfurecido. Se lo había visto en más de una ocasión. Entonces se levantaron y se fueron. Yo me giré de inmediato.

-Les has aguado la fiesta Alice.

-¡Nunca mejor dicho Claire!-logró sacarme una débil y casi forzada sonrisa.

Esa cara de enfado...esa cara...Dios...la conocía tan bien... Recuerdo que la primera vez me asustó. Estábamos en la agencia haciendo un "casting" de chicos para un anuncio. Yo como siempre podía estar presente para ir aprendiendo. Los modelos eran todos nuestros, quiero decir que tenían su "book" en nuestra empresa. Iban apareciendo de uno en uno y tenían que decir una frase...algo así como:

"Se deshace en mi boca y la saboreo"

Era para un anuncio de galletas. Después del desfile de todos los modelos repitiéndo la frasecita, salió el último. Era un chico muy atractivo, bueno...como todos, llevaba el pelo un poco largo y tenia unos preciosos ojos color miel. Se puso delante nuestro y dijo la frase:

Indigente | #Wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora