Arthur mordió su almuerzo sin ser capaz de mirar a otra parte, observando con la misma cara de sorpresa la manera en que James daba de comer a Sara, con una sonrisita tonta, apartando su mano para juntar sus labios en un beso que no era precisamente casto. Miró a David y éste hizo lo mismo y los dos empezaron a reírse.
-¡Iros a un motel! -David le lanzó una bola hecha con una servilleta a James y Sara se apartó de los labios del que ahora era su novio para coger el papel de aluminio de su bocadillo y hacer lo mismo con David.
James y Sara habían empezado a salir oficialmente el lunes anterior y desde entonces ella pasaba los recreos con ellos; desde el primer día Arthur había sabido por qué James estaba tan loco por ella y cada día lo confirmaba más. Era guapa, lista y a parte de eso se comportaba como uno más de ellos, siendo incluso más dominante que James en la relación, cosa bastante graciosa dado que ella era delgada y de su altura y James era mucho más alto. A David y Arthur les encantaba tenerla con ellos, siempre y cuando no comenzaran con tonterías empalagosas.
Al ver como su novia volvía a recibir un pelotazo, James comenzó a lanzarle pequeñas bolitas de papel a David y Arthur se hizo a un lado, evitando que lo metieran en la estúpida pelea. Sara hizo lo mismo frente a él, apartando un mechón pelirrojo de su frente antes de mirarlo fijamente, sonriendo comprensiva.
-¿Cómo lo llevas? -solo con esa frase, Arthur supo que debía matar a David y a James. Estuvo a punto de coger su papel y unirse a ellos, pero Sara atrapó sus manos sobre la mesa y le clavó los ojos verdes con insistencia- Vamos, no voy a promulgarlo por ahí, puedes confiar en mí.
Arthur suspiró y asintió, fuera como fuese ya no tenía más remedio. Sara no le soltó las manos y Arthur miró a James, que seguía jugando con David, antes de devolverle la mirada a ella.
-¿Qué te han contado exactamente? -separó sus manos incómodamente, cogiendo su almuerzo y llevándoselo a la boca como excusa. Sara levantó una ceja y se cruzó de brazos, como si acabara de hacer una pregunta muy tonta- Lo de la periodista que me ha engañado, ¿no?
Sara se echó a reír, moviendo la cabeza.
-Que le den a la zorra esa. Quien me interesa es Sam.
Su boca se abrió en sorpresa, igual que la de David cuando la oyó, pero no como la de James, que simplemente pasó un brazo por los hombros de su novia y le besó la sien.
-¿Qué pasa con Sam? -no lo había visto en toda la mañana, ni en casa ni en clase, no habían hablado y aunque sus fans le habían preguntado por él, no esperaba que sus amigos lo nombraran, pero Sara parecía no darse cuenta todavía de lo poco que le gustaba hablar de él. Mucho más en aquel momento, después de lo desagradable que había sido Sam con él el día anterior.
-Ya sabes...-Sara enredó los dedos con la mano de James que colgaba de su hombro, sonrió de lado y se inclinó hacia delante, provocando que ellos tres hicieran lo mismo. Luego susurró lo peor que podía haber susurrado nunca-: El beso.
-¡Sara!
-¿Qué? -miró con inocencia a su novio, algo que Arthur dudaba que tuviera, y le besó la mejilla antes de volver a mirar a Arthur- ¿Te gustó?
-Sara, por favor, si te lo he contado no es para que molestes a Arthur.
-No lo molesto, ¿verdad?
Intentando que la mirada verde no lo convenciera, Arthur se miró las manos.
-Bueno... no me molestas, pero obviamente no me gustó. Fue asqueroso.
Sara chasqueó la lengua.
-Qué pena.
-¿Y qué importa si le gustó o no? -David movió la mano enfadado- Sam solo quería engañarlo y Arthur lo descubrió antes. Que se vaya a la mierda.
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Hasta que el cuerpo aguante
Teen FictionArthur es un chico normal, con diecinueve años y estudiando en la universidad más barata de Londres, su único sueño es triunfar en la música. Pero su vida cambia cuando su madre se casa con el padre de Sam Lee, un arrogante cantante al que todos cre...