Arthur apoyó la mejilla en la palma de la mano con el codo sobre la mesa de madera llena de garabatos que él mismo estaba haciendo con el lápiz y con su mano libre mientras el profesor Tucán hablaba y hablaba sin parar. Podía ver desde allí la espalda de David castigado en la primera fila y lo único que llegaba a su mente en ese momento era la reacción de su mejor amigo cuando le dijera que había besado a Sam, eso y que luego le había correspondido sin dudarlo y le había gustado porque no podía negar que Sam besaba muy bien, o al menos mejor que Jennifer.
David podía enfadarse, decepcionarse, sorprenderse, cualquier verbo que mostrara molestia y que terminara con su amigo repitiéndole lo imbécil que era Sam, entonces él le echaría en cara que lo había dejado solo en la discoteca y discutirían.
Otra opción era que lo comprendiera y prometerle no volver a hacerlo -porque no pensaba repetirlo-, así todo volvería a ser como antes y no habría mentido a David, porque ellos siempre se lo decían todo y tenía que contarle lo de la noche anterior en cuanto sonara el timbre.
-Arthur Piper, ¿estás estropeando el material?
La voz del profesor Tucán sonó tan cerca que Arthur dejó caer el lápiz sobre la mesa de golpe y luego miró muy despacio a su derecha, donde el hombre lo miraba cruzado de brazos, enfadado y listo para ponerle su tercera incidencia.
-Y-yo…
-Profesor, tengo una duda…-era muy fácil no comprender lo que se explicaba en esa clase, pero resultaba bastante raro que alguien preguntara y por eso no le extrañó que el profesor Tucán se olvidara de él para ir rápidamente a quien fuera que lo había salvado.
Escuchó murmullos, suspiros y volvió a oír la voz de esa persona a varias mesas tras la suya esta vez sin nervios, logrando diferenciarla. Se giró en la silla con la boca abierta y lo vio, señalándole algo al profesor, fingiendo que lo escuchaba.
Sam levantó la cabeza un segundo y le sonrió, guiñándole un ojo antes de seguir con su mentira. Arthur miró hacia delante y se mordió el labio, ¿por qué tenía que hacer esas cosas? Sacudió la cabeza y volvió a mirar a David, que también lo miraba a él con las cejas levantadas.
El timbre sonó poco después de que el profesor siguiera con su clase habiéndose olvidado totalmente de él, que borró todo lo que había hecho antes de levantarse y comenzar a guardar todo en la mochila.
-Ahora se cree que conseguirá algo haciéndote la pelota.
Se colgó la mochila en el hombro sin mirar hacia el mogollón de chicas que rodeaban a Sam, asintiendo a las palabras de David, se metió las manos en los bolsillos del pantalón y caminó junto a él.
-Al menos me ha salvado.
David se rió mientras salían por pasillo hacia el patio.
-Puedes aprovechar la oportunidad. -pasó una mano por sus hombros de forma juguetona y se acercó a su oído, susurrando- Ahora que está coladito por ti, deberías pedirle favores.
Arthur jadeó sorprendido y miró a David que se rió como si pensara en hacer alguna travesura.
-¿Pero tú no lo odiabas?
-Eso era porque te trataba mal, después de ver cómo se ha arriesgado a perder un patio con el profesor Tucán, ha pasado a mi lista blanca.
-Así que ahora te cae bien. -David asintió, no completamente convencido, pero casi- Y quieres que me aproveche de él.
-Exacto. -salieron al patio y Arthur sacudió la mano en respuesta a los saludos de Sara y James desde su mesa habitual. David se le colgó del cuello sin dejar de reír- Dale besitos, hazle creer que tiene posibilidades y pídele que nos invite a fiestas y galas con famosos. Soy tu mejor amigo, así que si sale bien, recuerda que estoy en el plan, eh.
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Hasta que el cuerpo aguante
Teen FictionArthur es un chico normal, con diecinueve años y estudiando en la universidad más barata de Londres, su único sueño es triunfar en la música. Pero su vida cambia cuando su madre se casa con el padre de Sam Lee, un arrogante cantante al que todos cre...