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Otro día en la "absurda" vida de Tyler, como el solía llamarla.

Había despertado con una jaqueca inmensa, debido al desvelo que tenía por escribir.

Desde qué su madre le había regalado aquel ukelele, pasaba las noches enteras escribiendo y componiendo canciones.

Las noches, se habían vuelto sus mejores amigas.

La música, se había convertido en el mejor calmante que tenía, no se comparaba a ninguna clase de medicamento que haya probado anteriormente, e incluso, lo había alejado de malos pensamientos y de malas decisiones.

Lograba hacerlo sentir feliz, de cierto modo.

Bajó las escaleras rápidamente y tomó su ukelele, tratando de no hacer tanto ruido y de no llamar la atención de su madre y hermanos.

— Tyler, ¿Eres tú? - escuchó la voz de su madre proveniente de la cocina.

Maldijo a sus adentros y tomó una bocanada de aire.

— Sí, mamá.

— ¿Vas a salir?

— Iré a ver a Jenna y a tomar un café, regreso alrato. - respondió para salir casi corriendo de su casa, evitando más preguntas molestas que sólo lo irritarían.

Tomó su teléfono y se colocó los audífonos, para después, ponerse en camino hacia la cafetería donde trabajaba Jenna y a la cual, asistía todos los días.

Su miraba estaba perdida en el concreto, mientras tarareaba la canción en reproducción.

A Tyler le gustaba cantar desde muy pequeño; sin embargo, temía la opinión de la gente, así que decidía guardarlo para si mismo.

Un par de tenis provocaron que Tyler alzara la mirada, topandose de frente a frente con Jordan Dun, el hermano menor de Josh.

— ¿Tyler? - pregunto. — ¿Tyler Joseph?

Tyler sintió como la sangre descendía de sus mejillas. No había visto a ningún integrante de la familia Dun desde que Josh había desaparecido de su vida, hacia un par de años.

— Jordan.

— Vaya, cuanto haz cambiado... Es decir, estás más delgado de lo que recordaba. - soltó sorprendido al notar cada detalle de Tyler.

Tyler se sintió acosado, incómodo. Se sintió desnudo.

Jordan carraspeo, y parpadeo, regresando a la realidad.

— Ha sido un gusto verte, Tyler.

— Igual, supongo. - murmuró Tyler tímidamente, como de costumbre.

Se hizo a un lado, y siguió caminando a su destino, ignorando la penetrante mirada que sentía por parte de Jordan.

Josh había regresado a sus pensamientos después de no hacerlo por años. Se había rendido al escuchar como el teléfono había sido colgado, la última vez que habían hablado.

Tyler se había sentido culpable durante años, entrando en una severa depresión, que lo había motivado a haber tenido 2 intentos de suicidio.

Después de un par de minutos de camino, teniendo a Josh en mente; había llegado a la cafetería donde trabajaba Jenna.

La chica de la que estaba enamorado en secreto, y también su mejor amiga.

Desde la primera vez que la vio, se había maravillado de sus profundos ojos turquesa; y ni hablar de su sonrisa.

Abrió la puerta lo más lento posible, para no hacer sonar la campanilla que colgaba en la puerta.

Se acercó al mostrador y vio a Jenna, quien lo observaba saludándolo con la mano.

— Ty, creí que no vendrías.

Las mejillas de Tyler se colorearon de un tono carmín.

— He tenido un contratiempo, pero sabes que no faltaría por nada del mundo. - respondió, rascando su nuca y mostrando una sonrisa tímida.

Hizo el protocolo de siempre, tomó asiento en la misma mesa y ordeno lo de siempre.

Sacó su ukelele, una pequeña libreta y un lapicero, para poder proseguir con su más reciente adicción: la música.

I do not know why I would go
In front of you and hide my soul
Cause you're the only one who knows it,
Yeah you're the only one who knows it

And I will hide behind my pride
Don't know why I think I can lie
Cause there's a screen on my chest
Yeah there's a screen on my chest

I'm standing in front of you
I'm standing in front of you
I'm trying to be so cool
Everything together trying to be so cool

— Linda canción - escuchó, por parte de una voz gruesa y profunda. — Un rap la haría aún más grandiosa.

Tyler se ruborizó, alzando la mirada para poder ver quien era su juez.

Sus ojos de abrieron como platos de par en par, quedando en estado de shock, pálido, como si hubiera visto un fantasma; al notar de quien se trataba.

El cabello teñido de rojo jamás le hubiera hecho dudar al ver aquellos ojos rasgados, con la típica sonrisa que caracterizaba aquel que conocía a la perfección; sin duda, los años no habían pasado en aquella persona, su mejor amigo de la infancia.

— ¿Joshua?

Only lovers left alive.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora