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La rutina suele ser el principal factor en el termino de una relación.

Para Josh y Tyler no era así. El hecho de que fueran mejores amigos desde muy pequeños, los hacía sentirse seguros, y sin el mínimo miedo de llegar a disgustar al contrario.

Las charlas comenzaban a profundizarse, el pudor ya no existía entre ambos.

— Bebé precioso - sacudió levemente a Tyler, murmurando en su oído. — ¿Estás despierto?

Las respiraciones de Tyler eran lentas y pausadas, profundas. Estaba profundamente dormido, algo que no solía hacer mucho.

Josh lo veía en silencio. Podía observarlo dormir por horas, y la tranquilidad que emanaba del castaño, lo llegaba a relajar hasta cierto punto; sin embargo, sentía celos al ver que Tyler podía dormir tan plácidamente, y el no.

Colocó su mano levemente sobre la mejilla de Tyler, acariciandola con la mayor delicadeza en el mundo, comparándolo con el pétalo de una flor. Tomó una bocanada de aire, y se levanto de cama, no sin antes plantar un suave beso en la frente de su pequeño, su adoración.

Se dirigió a la cocina, y tomó una botella de cerveza del refrigerador. Era un día caluroso, perfecto para la playa; sin embargo, no iría a la playa, calmaría el calor intenso con una cerveza fría.

Abrió uno de los cajones de la alacena en busca del destapador. Revoloteó un poco el contenido, y se topó con un objeto que lo tentaba a cometer malos hábitos. Su encendedor.

Rápidamente, cerró el cajón y tragó ruidosamente. Comenzaba a pensar en la posibilidad de fumar un cigarrillo. Tyler quizá no se daría cuenta, estaba profundamente dormido.

Con las manos temblorosas, abrió el cajón de nuevo, buscando el encendedor y colocándolo en su bolsillo trasero. Tomó su chaqueta del perchero que había en la sala, y salió del apartamento corroborando de que Tyler siguiera dormido.

— ¿Josh? - escuchó una voz femenina a sus espaldas. — ¡Josh, hola!

— Ashley... - exclamó con gusto fingido. — ¿Qué haces aquí, pequeña?

Su hermana plantó un beso en su mejilla y lo abrazó, siendo correspondida fingidamente.

— La mamá de Tyler me proporcionó la dirección de tu apartamento, y decidí venir a visitarte - murmuró, con una sonrisa. — ¿Es un delito que quiera visitar a mi hermano para desayunar?

«Cuando voy por cigarrillos, sí» pensó Josh.

— Claro que no... Pasa.

Ambos hermanos entraron al apartamento del mayor, quien cerró la puerta tras de él de una forma torpe.

Necesitaba un cigarrillo urgente, y estaba seguro que su hermana lo regañaría si sabía que fumaba. Sin mencionar que Tyler podría despertar y arruinar la noche que recién habían pasado.

— ¿Ya desayunaste? - preguntó Josh. Ashley negó, y tomó asiento en el sofá. — Debo ir por leche entonces, espera aquí...

— ¡No! - exclamó la chica. — No quiero ser una molestia, mejor vamos a ocupar algo que tengas disponible.

Josh abrió los ojos como plato y asintió resignado. Sus manos comenzaban a sudar levemente, por lo que trató de secarlas disimuladamente sobre la tela de su pantalón.

Tomó una bocanada de aire y se dirigió al refrigerador, siguiendo a su hermana. Tomaron huevos, un poco de jugo de naranja que había, jamón y un poco de tocino.

La chica comenzó a preparar el desayuno, colocando un poco de aceite en la sartén, y siguiendo el procedimiento que su madre le había enseñado.

Josh miraba fijamente como el aceite formaba pequeñas burbujas y se reventaban por sí solas. El sonido que producían comenzaba a ensordecerlo.

Sus ojos comenzaban a pesar, sus manos comenzaban a temblar.

Tan solo sintió un golpe seco en la cabeza.

Y un grito por parte de su hermana.

Only lovers left alive.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora